—Matthew de... detente... Maria nos puede ver —le digo entre sus labios.
—Tranquila, ella no está en la casa —dijo aún entre mis labios.
Luego se apartó de mí y me miró a los ojos... no pude evitar sonrojarme, estaba en la casa sola con Matthew y su mirada profunda me intimidaba.
—¿ Y cómo estás tan seguro de que ella no está en la casa ? —dije sin despegar sus ojos de los míos. Sus manos aún estaban rodeando mi cintura.
—Maria me comentó sobre la fiesta de un familiar en el pueblo, y que por eso no estaría hoy en la casa —dijo Matthew encogiendo los hombros y dándome un beso en la mejilla.
Luego camino tres pasos y me dijo: —mejor vamos a bañarnos antes de que nos enfermemos —dijo guiñándome el ojo.
—¿Acaso me estás diciendo que nos bañemos juntos? —le digo de inmediato abriendo los ojos sorprendida.
—Yo no te estoy diciendo eso, quizás me entendiste mal, se supone que tú en tu baño y yo en el mío —me dice encogiendo los hombros indiferente.
—Pero... si tú quieres acompañarme por mi no hay problemas —dijo juguetonamente alejándose de mi, subiendo las escaleras con una sonrisa encantadora.
Me quede mirándolo como una tonta.
—Esto me pasa por no pensar las cosas antes de decirlas —digo en voz baja cubriendo mi cara con mi mano.
Cuando veo que voltea y desde arriba me dice: —ah por cierto, no creas que se me olvidó lo de la pizza, ahorita la hacemos —dijo guiñando el ojo nuevamente.
Este hombre no se que cosa tiene...cada vez que me mira de esa manera... ¡Dios! Provoca cosas en mí que ni siquiera había sentido por Cristian. Quien iba a pensar que ese engreído iba a terminar gustándome de esa forma —mi voz interna de nuevo que me atormentaba.
Luego subí las escaleras con una sonrisa en mis labios y pensando en lo tonta que me vi diciéndole eso a Matthew.
Después de media hora baje con mi suéter súper cómodo, que me quedaba holgado, y debajo un short corto de jean y mis pantuflas rosadas. Él tenía puesto un pantalón deportivo y una franela de algodón blanca.
Camine de puntillas y me acerque a él tomándolo por detrás dulcemente, apoye mi cabeza en su hombro, y le di un pequeño beso en su mejilla... su perfume me enloquecía, podía quedarme ahí por siempre. Él giró suavemente y me regaló una sonrisa tierna, luego me agarro por la cintura y me sentó en el mesón.
—¿Alguna vez has hecho pizza? —me pregunto Matthew amasando la masa de la pizza.
—Eehh... nunca —dije con total naturalidad mirando mis uñas que me pedían a gritos que las arreglara.
Él me miro y sonrío dulcemente mientras negaba con su cabeza.
—Es que se te nota que no sabes hacer nada —me dijo riendo burlonamente.
—¿Como dijiste? —digo con mi boca semi abierta y agarrando un poco de harina.
A lo que me ve con la harina en la mano me dice: —no... o sea lo que quise decir es que... que te voy a enseñar a preparar la mejor pizza del mundo —dijo dándome un tierno beso en la frente y sonriendo.
—Ujum... yo se muy bien lo que dijiste —le digo volteando los ojos y puse mi cara de malcriada.
—Pero tranquila que yo te enseñaré —dice él con su sonrisa arrogante.
—Hay que engreído eres —le digo colocando la harina de nuevo en la tasa y bajándome del mesón.
Luego él guardó la masa y me dijo: —tenemos que dejarla unos minutos tapada para luego amasarla de nuevo.
Después de media hora Matthew comenzó a amasar la masa con un rodillo. Yo solo lo observaba luego le dije: —permiso, quitándolo y poniéndome en su puesto.
—Yo puedo hacerlo... se ve que es muy fácil —digo muy segura de mi misma haciendo una mueca. Él solo se sonreía y negaba con su cabeza.
Cuando comencé a amasar la masa se me quedaba pegada en el rodillo.
—Yo te puedo explicar cómo tienes que hacer para que no se te pegue la masa al rodillo —me dice amablemente.
—No, yo puedo sola —dije enfocada en el rodillo y en la masa. No estaba viendo a Matthew pero si escuchaba su sonrisa burlona atrás de mi.
Después de varios minutos solté un suspiro pesado y le dije: —está bien... esta bien, dime cómo se hace — digo levantando la comisura de mis labios.
Yo me quede justo donde estaba... él se acercó a mí por atrás provocando que mi cuerpo se tensara, sentía su respiración cerca de mi oído, luego agarro mis manos juntos a las de él y comenzó a agregar un poco de harina, y a media que iba amasando agregaba un poco más, la masa no se quedaba para nada pegada.
—Con que ese era el truco —pensé.
-—No sabía que tenía que hacerlo de esa forma —dije encogiendo los hombros. Aún lo tenía cerquita de mí, en ese momento giré quedando sus labios cerca de los míos, él se estaba burlando de mí y riéndose en mi cara. Cuando intentaba zafarme él me apretó más a su cuerpo, y se acercó a mi oído y me susurró: —me gusta cuando te pones así —me dijo con su voz seductora.
Mis piernas comenzaron a temblar como gelatina, y su mirada clavada en mis ojos, se acercó más a mi de forma insinuante y me dejo un beso cerca de la comisura de mis labios y luego se apartó. Me quede con el corazón acelerado y con las ganas de que me besara.
Él abrió la nevera y sacó la salsa para la pizza y los ingredientes. Matthew tenía una sonrisa en sus labios
—estás intentando provocarme, veremos quien provoca más a quien —pienso y una sonrisa se dibuja en mi rostro.
Al rato Matthew ya estaba metiendo la pizza al horno. Yo lo ayude a limpiar la cocina y lave las cosas que había ensuciado.
Después de comer la pizza nos quedamos en la sala un rato viendo películas y hablando.
—No es por nada pero de verdad te quedó muy buena la pizza.
—Lo se... lo se —me dijo alabándose.
—Hay no seas tan engreído, que no es para tanto —le digo sacándole la lengua y volteando los ojos.
Estaba pensando en comenzar con mi juego de seducir y provocar a Matthew y dejarlo con las ganas también, así como él me lo había hecho a mí.
ESTÁS LEYENDO
Vacaciones de verano
RomanceCharlotte era una chica rebelde, arrogante y mentirosa en algunas ocasiones. Una chica acostumbrada a estar rodeada de lujos, tener todo a sus pies. Un día se escapó de su casa logrando que su padre se molestara. Su padre la castigo, pero no quitánd...