Capítulo 20

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...

—¿Ahora qué quieres Charlotte? —digo sin mucho ánimo de hablar apoyando mi brazo en el marco de la puerta.

—No le digas a mi tía sobre esto —me dice algo nerviosa lo noto en su cara y en la forma que me lo dice.

—Tranquila, no le diré nada —dije sereno, no tenía ganas de discutir.

—Gracias —la escucho decir en voz baja mientras se iba casi corriendo.

Cerré la puerta y me acosté de nuevo en la cama.

A la media hora no escucho ruido ni nada, solo escucho el sonido de un carro encendido, decido bajar a ver qué pasaba.

Cuando me asomo por la ventana veo a Charlotte montándose en el carro, abrí la puerta de la casa y la llame.

— ¡Charlotte! —Dije alzando la voz algo alterado.

—¿Qué quieres? —me grita ella desde el carro.

—¿A dónde crees que vas? —digo molesto.

—Se terminaron las bebidas y vamos a comprar más —la escucho decir de lo más tranquila.

Me acerco más al carro a una distancia considerable y le dije:— ¡tú no vas a ningún lado, tú te quedas aquí! —dije haciéndole seña con mi dedo en dirección a la casa.

En eso ella se baja y me reta.

 —¿Y sino qué? —Me dice  mirándome a los ojos fijamente, por su tono de voz estaba algo alterada. Sus amigos estaban murmurando algo que no logre escuchar.

—No dejare que te vayas con ese tipo, que por lo visto esta algo ebrio —dije seriamente y señalando el carro.

—Amiga es mejor que nos vayamos —escucho decir a la chica que estaba sentada en el puesto de atrás, creo que era la misma chica por la cual Charlotte me había pedido aquella vez que la llevara a la fiesta.

—No, no tienen por qué irse, ustedes vinieron a visitarme, y aún no ha terminado la noche —dijo Charlotte cruzando sus brazos en su pecho.

—Mañana hablamos amiga —le dijo la chica guiñándole el ojo y luego el carro arranco.

Charlotte entro furiosa a la casa, y yo me fui atrás de ella, ella estaba recogiendo el reguero que  habían dejado tirado en el suelo.

—No te molestes Charlotte, estoy cuidándote de que no te pase algo, recuerda que tu tía me dijo que estuviera pendiente de ti —dije molesto.

-—Recuerda que tu tía me dijo que estuviera pendiente de ti —dijo en tono burlón imitándome en mi forma de hablar. Me aguante las ganas de reírme, se vía muy graciosa imitándome.

—No tienes por qué hacerlo, además ya pronto me voy de aquí  y no tendré que verte más nunca y soportar tu mal genio —me dijo molesta mirándome con rabia.

Me dolió escucharla decir eso, realmente me dolió.

—Que estúpido soy, y yo que pensaba en pedirte disculpas por lo de esta mañana —dije negando con mi cabeza y riendo con ironía y por dentro me estaba muriendo.

Nos quedamos en silencio por unos segundos...

Cuando la escucho soltando un suspiro pesado y luego me dijo: —¿porque a veces actúas de esta forma? —dice empujándome levemente. 

—El día que fuimos a la laguna eras otro, no actuabas como un engreído antipático conmigo —dijo ella un poco más calmada, ya no me miraba con mucha rabia.

—No te puedo decir que me está pasando, podría complicar aún más las cosas, no sé cómo lo tomaras si te digo que...

—¿Decirme que?...

—No, nada... —dije mirando al suelo.

En ese momento ella me agarro  la mano y me dio un beso cerca de mis labios.

—Me muero de las ganas de besarla y estrecharla en mis brazos —pienso mirándola a los ojos, a sus hermosos ojos verdes.

Creo que tengo miedo a no ser correspondido, tal vez si le digo que estoy enamorado de ella, término alejándola completamente de mí... tal vez cuando se vaya logre olvidarla, espero que solo este confundiendo mis sentimientos.

—¡Al diablo con mis pensamientos absurdos! —mi voz interna haciendo que reaccionara. 

La agarre por la cintura y le estampe un beso así no más, ella correspondió a mi beso, ella me rodeo mi cuello con sus brazos, se sentía tan bien tenerla tan cerca, tan mía, su aroma me enloquecía, quería congelar el tiempo y quedarme en sus labios por siempre. Nos separamos por falta de oxígeno, por fin ella estaba sonriendo de esa forma que me encantaba, tenía una sonrisa tímida, se veía tan tierna, y sus mejillas sonrojadas. Con tan solo verla a los ojos sabía que ella era diferente a las demás.

Charlotte me jalo hasta la piscina, ella se quitó su short y su blusa y se lanzó al agua y desde allí me hacía seña pícaramente para que la acompañara, me sonreí y le dije: —voy a cambiarme y ya vengo.

Me cambie de inmediato, cuando estoy abriendo la puerta de vidrio, veo a Charlotte aun dentro de la piscina de espalda hacia mí, entre con cuidado a la piscina para que no se diera cuenta y  la abrase por detrás, dándole un tierno beso en su hombro, en eso ella voltea tímidamente mirándome a los ojos, por sus mejillas me doy cuenta que se ha sonrojado. Me acerco a ella, mejor dicho a sus labios... roce sus labios con los míos y la bese lentamente.

Al mucho rato nos salimos de la piscina, nos cambiamos de ropa y nos quedamos en la sala parte de la noche riéndonos, besándonos, y hablando sobre tonterías.

—Por cierto... ¿Quién era ese con el que estabas en la piscina? —digo disimuladamente rascando mi cabeza.

—Es solo un amigo —dijo ella con total naturalidad.

—Mmmm —murmuro en voz baja.

—¿Acaso estas celoso? —me pregunto ella pícaramente y riendo.

Vacaciones de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora