Capítulo 29

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Ruedo mis ojos con odiosidad y respiro profundo.

—Sí, lo sé... no tienes ni que decírmelo, los vi besándose ese día en la feria —dije algo molesta y montándome en el carro. ¿ Quién se cree ella para estar mortificándome más la vida? Ya eso lo sabía.

—No te vayas aún por favor —dijo algo inquieta.

Apague el carro y me baje molesta.

—¿Entonces? —digo con odiosidad levantando una ceja.

—El problema es que Matthew no me ama... te ama es a ti —la escuchó decir bajando su mirada.

Luego levanta su mirada nuevamente y me dice: —ese día yo lo bese y él me confesó que tu le gustabas demasiado, y que a mí solo me veía como una hermana. Él quería acercarse a ti, pero te vio con ese chico y no quiso molestar, pero esa noche él me entregó una carta para que te la diera antes de que te fueras pero... pero yo no quise dártela —dijo la muy sínica.

Estaba procesando todo lo que me había dicho Fabiola con la boca abierta, como era posible que no me haya entregado la carta, estuve a punto de cachetearla, pero en ese instante solo quería saber lo que Matthew me había escrito en esa carta.

 Respire profundo y le dije: —¿donde está esa carta? —dije alzando mi voz. Estaba realmente enojada.

—Aquí la tengo —dijo sacándola de su bolso.

Le arrebate la carta de su mano y me monte en el carro.

—Discúlpame por favor —escucho decir a Fabiola decirme con lágrimas en sus ojos. Yo no le dije nada, solo me fui con un dolor en mi pecho, como si me lo estuvieran apretando.

Cuando llegue a mi casa fui hasta mi habitación casi corriendo y abrí la carta.

Charlotte.
Por medio de esta carta quiero confesarte que me enamore como un loco de ti, en muchas ocasiones intente decírtelo pero por una cosa u otra no pude decírtelo, o no tuve el valor de confesarlo cuando estuviste de vacaciones en casa de mi madrina. Mis padres quieren que me vaya a Argentina con ellos, pero no me quiero ir sin antes saber si yo también te importo tanto como tú a mi... yo se que era más lo que discutíamos que lo que estábamos bien, pero todos estos días sin ti no han sido lo mismo, por eso no sé si irme. Ese mes que pase contigo, que al principio no fue nada agradable y menos cuando nos conocimos, pero ahora que lo pienso, fueron los mejores momentos de mi vida junto a ti, cada gesto, cada mirada, y hasta cómo me tratabas con cierta odiosidad, te fuiste metiendo poco a poco en mi corazón. Ese día en la Laguna me atreví a confesarte que me gustabas, porque me estaba quemando por dentro, al principio ni yo quería aceptar que estaba enamorado de ti, y si me preguntas como me enamoré tan rápido de ti, ni yo lo sé, solo sé qué pasó. Espero que cuando leas esta carta me respondas así sea un insulto, cualquier cosa esperaría de ti, así tu respuesta sea un no. Te esperare mañana temprano en la caballeriza pero si no vienes entenderé que tú no me quieres de la misma manera que yo te quiero a ti. Igual te seguiré queriendo. Te esperare impaciente mañana.
Atentamente Matthew.

No pude contener mis lágrimas, desde principio a fin de la carta llore desconsoladamente.

 —Ahora Matthew pensará que yo no lo quiero de la misma manera, después de tres meses ya me habrá olvidado y pensar que me estuvo esperando ese día —dije en voz baja llorando. Estaba triste.

—La persona que debe saber en donde se encuentra exactamente Matthew es mi tía, tengo que llamarla y sacarle la información sin que sospeche nada —dije para mi misma mientras me limpiaba las lagrimas. 

Mi papá por suerte me llamo y me dijo que llegaría tarde, estaría en una reunión y de ahí iría a una fiesta con sus socios —Perfecto —pensé.

Hice una maleta con poca ropa, estaba apurada, iba a hacer otra de mis locuras, quizás la más loca de todas. 

—Cuando mi papá se entere se va a poner furioso —pensé mientras hacía la maleta.

Baje con mucho cuidado sin que mi nana me viera, llegue al aeropuerto y compre un boleto con destino a Argentina. Estaba feliz y nerviosa a la vez.

 —¿Y si me encuentro a Matthew con otra ? ¿Y si ya no me quiere? —Por favor Charlotte sácate eso de tu mente, tal vez aún me quiera —de nuevo mi voz interna.

Después de varias horas de viaje llegue a mi destino. 

—A esta hora quizás ya mi nana y mi papá deben estarse preguntando donde estaba, por suerte le dejé una nota a mi nana donde decía:  —No se preocupen por mi, después les explicaré todo.

Eran las 9 de la mañana del otro día, aún estaba en el aeropuerto, hacia mucho frío, la chaqueta que me había traído no me cubría lo suficiente, salí del aeropuerto y pare un taxi, le di la dirección y me recosté un rato, estaba a una hora del lugar donde estaba Matthew.

—Señorita... señorita —escucho la voz del señor. Me desperté sorprendida.

—Ya llegamos —dijo amablemente el señor.

—Muchas gracias —dije con una sonrisa y le entregue el dinero.

Estaba parada en frente de una Hacienda muy grande y hermosa, me acerqué hasta el portón con mi maleta en la mano, estaba cansada, tenia hambre, tenia frió, estaba angustiada, nerviosa por ver a Matthew, no sabía cual iba a ser su reacción. No había nadie allí, a quien iba a llamar para que me abriera el portón. Lleve mis manos a mi cabeza preocupada.

 —Ojalá toda esta locura valga la pena —dije para mi misma.

Después de diez minutos veo una camioneta acercarse, me sorprendí por fin alguien venía y aprovecharía de preguntar por Matthew.

—No puedo creer lo que mis ojos estaban viendo, me quede con la boca abierta y mi corazón a punto de paralizarse... Matthew... Matthew eres tú  —murmuré en voz baja con mi corazón acelerado y una sonrisa se dibujó en mi rostro de inmediato.

Vacaciones de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora