Capítulo 24

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...

—No es lo que parece te lo juro... y lo de la cita yo lo invente para molestarte, yo nunca tuve una cita y menos con ella —dije acercándome a ella.

—Hay por favor... ahora no vengas con que es mentira, si está más que claro... —dijo Charlotte con ironía.

—Aléjate de mí —me dijo acercándose a la puerta con sus maletas.

Ella no se puede ir así, aun no le he dicho lo que siento por ella, no quiero que se vaya antes de besarla de nuevo, necesito hacer algo... —pienso frustrado.

Luego termino diciendo... —Necesito que me devuelvas el favor que te hice.

Narra Charlotte.

—Aja y...¿qué quieres? —digo sorprendida y con odiosidad.

—Quiero me devuelvas mis besos... déjame besarte de nuevo... así sea esta nuestra despedida... déjame darte un último beso por favor, esto será más doloroso para mi si no me dejas... Necesito de tus besos, sino no te dejare ir de aquí —dijo con su voz suave y varonil en forma de suplica.

Coloque cara de sorprendida abriendo mis ojos y le dije: —por supuesto que no, pídeme otra cosa —dije encogiendo los hombros y cruzando mis brazos sobre mí pecho. No puedo negar que me conmoví escucharlo decir todo eso.

—Déjame recordarte que me pediste un favor recién llegaste, y yo te dije que sí, y te dije que si yo te pedía cualquier favor tú no te negarías —dijo mirándome a los ojos.

—Eso no es ningún favor, no seas tan estúpido —le dije alzando la voz y volteando mi cara.

El muy cretino me pego a la pared con sus brazos, como si fuera una presa la cual estaba acorralando, me agarro por la cintura pegándome a su cuerpo y simplemente me beso así no más, sin mi consentimiento.

Al principio trate de zafarme moviendo mi cuerpo, pero no pude librarme de sus brazos y mucho menos de sus besos. Me fui soltando y me deje llevar por el momento, en realidad si estaba disfrutando besarlo, me enloquecía, estaba pensando que ya justo me iría y no lo vería, ¿cómo podré vivir sin él?¿Qué me pasa?. No puede ser que este... estoy completamente enamorada de Matthew.

No pude negar que su beso me estremeció todo mi cuerpo, estaba derretirá por dentro, ¿porque tengo que ser tan débil cuando trato de resistirme? —mi voz interna que me torturaba.

Nos desapartamos por falta de oxígeno y aproveche de salir de la habitación casi que corriendo con las maletas.

Me despido de Maria con un tierno abrazo, mis ojos estaban humedecidos... estaba a punto de llorar.

 —Adiós Maria... gracias por todo, espero verte pronto —dije cerrando la puerta con mi mirada triste.

En cuanto salí vi a mi papá recostado en el carro, su cara cambio al verme y sonrió alegremente, me acerque más a él y me dio un fuerte abrazo.

  —Te extrañe hija —dijo muy contento.

 —Yo también a ti papá. Me ayudo con mis maletas y me monte en el carro.

—¿Y eso que viniste a buscarme? —dije sin mucho ánimo.

—Pensé que te alegrarías... y no te avise para que fuera sorpresa para ti —dijo mirando al frente con su mano en el volante.

—Vaya sorpresa, pero no esperaba irme tan pronto y ahora menos que... —murmure en voz baja.

—¿Qué dices hija? —dijo mirándome y luego volvió a mirar al frente.

—No, nada papá —dije mirando el paisaje por la ventana.

—Tu tía me llamo y me dijo que te has estado portando muy bien, que te puso a pruebas en algunas ocasiones y que tú no reprochaste en ningún momento. Me dijo que aprendiste a hacer galletas y no sé qué otras cosas más —dijo él sonriendo y mirándome de vez en cuando sin dejar de mirar al frente.

—Y que en su ausencia tampoco hiciste alguna travesura —dijo mi padre sonriendo. 

—Creo que está feliz y orgulloso por mí —pensé.

—Si supieras que hice algunas travesuras, pero bueno eso no es tan relevante ahora —dije para mi misma. Pero por dentro estaba triste, quería estar con Matthew. Mis ojos comenzaron a cristalizarse, trate de disimular pero... no pude contenerme.

—¿Por qué estabas llorando princesa? —me pregunto mi papá algo preocupado.

—Es que... no pude despedirme de mi tía y darle las gracias por recibirme en su casa —mentí, si quería despedirme de mi tía, pero mi mayor tristeza era porque me estaba alejando de Matthew. Miraba hacia atrás a ver si venia atrás en su caballo o en su camioneta como en las películas románticas y luego detendría el carro para decirme:  —Charlotte no te vayas, te amo... entre Victoria y yo no hay nada —mejor dejo de soñar tanto —mi voz interna haciéndome reaccionar.

—Tranquila hija, tu tía me contó sobre el viaje que tuvo que hacer y no pudo regresar antes, pero pronto mi hermana nos dará una buena noticia y sé que te alegraras mucho —dijo mi papá para animarme.

Solo sonríe y seguí mirando por la ventana.

Llegamos por fin a la casa, mi nana me estaba esperando con los brazos abiertos.

 —Mi niña Charlotte, te extrañe muchísimo —dijo mi nana abrazándome. 

—Yo también a ti —dije abrazándola más fuerte y dándole un beso.

—Ven te prepare tu postre preferido —me dijo mi nana llevándome a la cocina.

—¡Sí! Torta de chocolate —dije con una sonrisa de oreja a oreja dándole un abrazo tierno.

Vacaciones de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora