Capítulo 11

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...

—Y hablando de Ethan... ¿ porque me dijiste todas esas cosas de él?—digo pensativa.

Noto que se pone incómodo, y luego suelta un suspiro pesado y me dice: —lo que te dije de él es verdad, no es lo que parece.

—A mí me parece que es muy amigable —digo con mucha tranquilidad encogiendo mis hombros indiferentemente.

Lo mire de reojo y note que se molestó cuando le dije eso, luego  se levantó del sofá.

—Mejor me voy a dormir... buenas noches —me dijo secamente.

—Buenas noches —digo de la misma manera.

—Creo que realmente se molestó con mi comentario —dije para mi misma.

...

Al siguiente día, me levante temprano... si Matthew me dijo que me llevaría a conocer la laguna no iba a desaprovechar la oportunidad, de verdad quería ir.

Tome una ducha... luego me cambie, pero solo estaba con mi ropa interior buscando en el closet la ropa que me iba a poner, tire algunas camisas en la cama y aun no sabía cuál iba a elegir.

Después de elegir la ropa que me iba a poner, comencé a acomodar rápidamente la ropa que tenía encima de la cama, cosa que no hacia cuando estaba en mi casa, para eso estaba el servicio.

Pero aquí no era así, aquí tenía que hacerlo, porque cada vez que Maria entraba a mi habitación me llamaba la atención, así que no me quedaba de otra que acomodar yo misma mi propio reguero... no se en que estaba pensando cuando comencé a arreglar mi reguero en vez de vestirme primero.

Cuando escucho la puerta abrirse, volteo lentamente ya que me imaginaba que era Maria.

—¡Oh por dios! ¡Toca la puerta antes de entrar! —digo molesta y tapándome con la mano, mi cara estaba roja como un tomate.

—De verdad discúlpame Charlotte, no volverá a pasar...solo... solo quería saber cómo seguías —dice Matthew algo nervioso con su voz entrecortada. Pero aun así  no dejaba de mirarme.

Agarre rápidamente la toalla que por suerte aun la tenía tirada en la cama.

—Estoy mejor... ya... ya al menos puedo afincar mejor el pie —digo enrollándome en la toalla casi tartamudeando y muy incómoda. Mi cara no la podía ver, pero estaba segura que estaba roja.

—Me alegro —dice él incomodo mientras cerraba la puerta de la habitación.

Cuando Matthew cerró la puerta, pase mi mano por mi cabeza aliviada y solté un suspiro, mi corazón latía con fuerza y no era para menos después de que Matthew me viera en ropa interior. Me acerque y le coloque el botón de seguridad a la puerta, luego murmure en voz baja —ya para qué.

Me tome mi tiempo para arreglarme, además no quería bajar de una vez, quería que se me pasara el escalofrió que recorría todo mi cuerpo primero.

Baje con una camisa de cuadros azul con negro amarrada a mi cintura, un jean alto, y mis botas altas marrones. Mi cabello estaba suelto con ondas en las puntas.

Vi a Matthew sentado en la mesa desayudando... note que me miro y luego bajo la mirada disimuladamente y continuo comiendo, yo lo ignore y fui hasta Maria saludándola amablemente.

—Buenos días señorita Charlotte, ¿Cómo amaneció? —me dice con una sonrisa tierna.

—Estoy mucho mejor —digo con una dulce sonrisa... y luego me senté en la mesa sin mirarlo.

Después de varios minutos...

—Están muy callados hoy los dos —dice Maria juguetonamente mientras me servía el desayuno.

—¿Acaso ustedes amanecieron peleados hoy? que ni siquiera se han saludado —dice ella riendo pícaramente.

—Hola Matthew —digo secamente, mirando mi comida.

—Hola Charlotte —dice él incómodo.

—Si tu madrina los viera opinaría lo mismo que yo —dice Maria riendo.

—¿A qué te refieres? —Pregunta Matthew levantando una ceja.

—Parecen una pareja de novios peleados —dice ella bromeando haciendo que Matthew se ahogara. Mis mejillas se sonrojaron al escucharla decir eso.

—Claro que no —dice él riendo, pareciendo lo más convincente delante de  Maria.

—Más bien hoy llevare a Charlotte a conocer la laguna —dice él mirándome.

—¿No es así Charlotte? —dice mirándome con esos ojos que me hechizaban.

—Sí, si... —digo con una pequeña sonrisa tímida.

—Qué bueno —dice Maria Alegremente.

—Entonces les preparare una cesta de comida con algunas cosas.

—No estaremos mucho rato allá —dice Matthew.

—Bueno, pero por si acaso... no está de más —dijo ella buscando la cesta y colocando un par de frutas y unas quesadillas.

—Yo solo mire a Matthew y encogí mis hombros, y él me regalo una suave sonrisa.

Terminamos de comer, y Maria me entregó la cesta.

Afuera me esperaba Matthew en su camioneta. Me monte y coloque la cesta en el asiento trasero, estaba contenta y nerviosa a la vez de estar a solas con Matthew.

Después de varios minutos llegamos a la laguna, Matthew estaciono su camioneta algo retirada, ya que teníamos que ir caminando hasta allá, el lugar era increíblemente hermoso y relajante. Nos sentamos primero en un bohío, a lo lejos se veía una cabaña muy bonita.

—Me imagino que mi tía solía venir —pensé.

Estuvimos toda la tarde hablando de todo un poco, por fin estábamos hablando como dos personas civilizadas, no estábamos discutiendo ni nada. Me reía de los chistes malos de Matthew, me contó algunas cosas de su infancia, y yo le conté sobre la mía.

Comimos las quesadillas y las frutas que estaban en la cesta,.

—Menos mal que Maria pensó en eso —dije para mi misma.

El día estaba nublado, aparte estaba con Matthew,  todo estaba perfecto... mejor no podía estar, me sentía tan bien estando con él...

—Si tan solo supieras que me gustas —pensé soltando un suspiro.

Vacaciones de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora