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Comenzó a caminar rumbo al castillo nuboso, nombre que le iba realmente bien, puesto que era una edificación básicamente hecha de nubes, vapor de agua, para ser exactos.
Lo que no lograba que le entrase en la cabeza era cómo aquel lugar se mantenía en pie siempre.

Una vez en la entrada, los soldados se alegraron de verle, pues conocían a Dongpyo perfectamente por naturaleza de guardián de aquel mundo.
Dejándole pasar, anduvo por el castillo como si fuera su propia casa.
Y más o menos lo era, ya que era una réplica exacta del castillo donde él había vivido siempre, con la única diferencia de que este era más blanquecino, más suave al tacto, los colores más suaves y todo así.

A veces le parecía que Draumur era un reflejo cursi de su reino, Adrestia.

Al llegar a la sala del trono, todos los soldados que hacían pasillo se inclinaron ante él.
Sin embargo, fue Dongpyo el que se inclinó cuando estuvo a los pies del rey de Draumur, quien le hizo ponerse recto de inmediato.

─ ¡Dongpyo, no son necesarias tantas formalidades! ¡Sabes que estás en tu casa!

─ No soy formal, soy correcto.

─ Lo que eres es tonto.

─ ¡Jingtian!

Ambos comenzaron a reír de lo absurdo de la conversación sin importarles lo que pudieran cuchichearuegl sobre ellos los soldados que allí presente estaban.

Hablaron de tonterías y cosas triviales, hasta que el monarca de Draumur sacó un tema importante a relucir.

─ ¿Y qué te trae por aquí? Nos ha sorprendido tu visita. ¿Ha ocurrido algo?

─ Si te lo cuento, no te lo vas a creer. Morí y... ¿Resucité? ─pudo ver en el rostro de Jingtian que no entendía lo que acababa de decir, y era comprensible─ Ni yo mismo sé lo que pasó. Pero oí una voz que me resultaba familiar y venía de aquí. Más tarde volví a oírla, así que la seguí y encontré el portal abierto.

─ ¡¿Qué?! Eso... ¡Eso es imposible! ¡Solo yo puedo abrir el portal desde aquí! Solo yo o... El Creador de Sueños...

Dongpyo sintió como una punzada en el pecho al oír eso, no sabía porqué, pero tan solo oír hablar del Creador de Sueños, se estremecía.

─ ¿Qué quieres decir con el Creador de Sueños?

─ Quiero decir que... ¡Argh! No importa. No puedes saberlo todavía. No... No debes saberlo.

─ ¿Por qué no? ¡¿Qué me estás ocultando?!

─ ¡Nada! Olvídalo, ¿vale? Es por tu bien.

Realmente, no entendía lo que estaba ocurriendo, pero tenía que ver con él y con aquel secreto que Jingtian intentaba ocultar tan mal.
Se notaba que tenía muchísimas ganas de contarlo, pero no podía.

─ Debo irme, Dongpyo. Tú quédate aquí si quieres hasta que regrese. Sabes que estás en tu casa.

Él solo asintió y vio como se marchaba. Era la oportunidad perfecta para investigar en los archivos secretos del castillo, ya que si era exactamente igual que el de Adrestia, tendría unos archivos secretos, ¿no?
Fuera como fuese, no tardaría en descubrirlo.

Al otro lado de Somnia, casi en el borde de aquel pequeño mundo, en lo alto de las montañas nevadas, Yohan descubría una diminuta cueva.
Un tonto impulso le llevó a meterse ahí, a pesar de que tuvo que entrar gateando y, aún así, el espacio era muy estrecho.

Fue igual durante un trecho, ya se hacía agobiante, pero no podía dar marcha atrás y volver, básicamente porque, con la mala suerte que tenía en esos casos, se quedaría atrapado ahí y moriría, o al menos eso pensaba él.

Así que continuó adelante, hasta que llegó a un punto donde fue a apoyar su mano y no había más suelo, por lo que cayó por un gran agujero en la cueva.

Se estampó de cara contra el suelo, por un momento pensó que se había roto la nariz y probablemente la crisma en sí, pero sorprendentemente, no tenía ningún rasguño.

El lugar donde había caído era increíble, nunca se había imaginado un sitio así.

Era una sala enorme, octogonal. Las paredes, techo y suelo estaban hechos de hielo tan perfectamente pulido y claro que parecían espejos. Podía verse reflejado perfectamente en ellos.
Lo único malo era que ahí hacía algo de frío, pero nada que no arreglase un buen golpe como el que se acababa de dar en aquella caída.

Aunque allí no estaba mal, al cabo de un rato se cansó de observar su belleza en aquellos espejos naturales, por lo que decidió buscar una salida por algún lado, sin resultados.

De repente, comenzó a sentirse observado y una sombra cruzó rápidamente por detrás de él, haciendo que se girase.
De nuevo, la sombra cruzaba y cruzaba la sala, haciendo que Yohan se marease.
Cuando el chico se hubo rendido de dar vueltas buscando a aquel ser, se sentó en el frío suelo, algo aturdido.

De la nada, delante de él pudo distinguir unos pies descalzos grises, como si estuvieran cubiertos por ceniza. Subió la mirada para encontrarse con un ser de túnica rota por el paso de los años, de color granate oscuro, que portaba un cetro algo extraño que terminaba en dos cabezas de serpientes.
En cuanto a su cabeza y rostro, no sabía cómo describirlo, pues no lo veía.
Aquel sujeto iba cubierto con una capucha, dejando su rostro entero en penumbra, permitiendo diferenciar dos puntos rojos brillantes, los cuales eran sus ojos.

El desconocido le tendió la mano para ayudarle a levantarse. Estaba claro que aquel ser no era humano, pues la extremidad básicamente era hueso puro, ni piel ni músculos.

⌗ SOMNIA ♡̷̷%՞˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora