III

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Frío, oscuridad. Eso era lo que sentía Dongpyo. ¿Así era estar muerto? ¿Y sentirse vivo era normal también?
Sintió como sus ojos se cerraban y un gran cansancio se apoderaba de él. No entendía lo que le pasaba, ¿los muertos pueden sentir?

De repente, notó una presencia a su espalda, que lo abrazaba por la cintura y susurrándole al oído, le dijo: "Aún no ha llegado tu hora, abre los ojos".

Y así hizo.

Abrió los ojos y pudo percatarse de que estaba de vuelta en su habitación con decenas de criados alrededor de la cama, junto a Jinwoo, llorando.
Se incorporó un poco para que se diesen cuenta de que seguía vivo y cesasen su llanto.

─ ¡¿Dongpyo?! ¡Dongpyo, estás vivo! ─gritó Jinwoo, levantándose de la silla en la que estaba y soltando su mano, que al parecer, la tenía agarrada.
Salió de la habitación gritando a los cuatro vientos la buena nueva.
Rápidamente, se corrió la voz de la gran noticia y aquel día volvió a estar lleno de alegría y júbilo. Excepto para una persona.

─ ¡No puede ser cierto! ¡Es imposible! ─soltó Yohan propinando un puñetazo a la mesa─ Yo mismo le disparé la flecha, yo misma le puse el veneno, yo... Espera un momento... ¿Minkyu?

─ E-eh, ¿sí?

─ ¿Qué veneno era aquel?

─ El que me dijiste, el de las Cabezas de Dragón del Bosque Negro.

Yohan se quedó pensativa por un momento, Minkyu no era tan tonto como para no saber diferenciar una flor tan característica como la Cabeza de Dragón, pero su veneno era mortal de necesidad. ¿Cómo era posible que Dongpyo continuase vivito y coleando?

No. Algo fallaba ahí. Y estaba a decidido a averiguarlo para después, matarlo.
Sí, eso haría. Idearía otro plan.

Pasaron los días. Yohan seguía a lo suyo y Dongpyo igual, salvo que con más responsabilidades.
A pesar de eso, estaba feliz, inexplicablemente.
Sin embargo, había algo que no podía sacarse de la cabeza. Aquella voz que escuchó cuando presuntamente murió.
Esa voz le era muy conocida, de hecho, juraría que la había escuchado antes. Siempre pensaba en ella y la recordaba, le transmitía mucha paz. Aquella voz...

Pensaba que no volvería a escucharla, pero cierto día, en medio de una de sus muchas pesadillas que había comenzado a sufrir desde aquel fatídico incidente, volvió a oírla y esta vez, no estaba dormido, ni mucho menos, muerto, ya que se había despertado de aquel horrible sueño.

Se levantó y comenzó a seguir a la preciosa voz que parecía susurrarle cosas que no lograba entender, pero aún así, se oía cada vez más cerca.
Lo llevó hasta uno de los extremos del jardín de rosas, donde se encontraba el portal a Somnia, que se encontraba abierto.
El gran arco de piedra con runas grabadas emitía un misterioso brillo y su interior parecía un manto cambiante de color azulado.
Definitivamente, el portal estaba abierto, pero solo él en el mundo terrenal podía abrirlo. Eso significaba que alguien desde el mundo de los sueños intentaba pasar al otro mundo o al menos, comunicarse con él.

Se dirigió hacia allí sin saber que una sombra le seguía. Una sombra que, de nuevo, intentaría acabar con el joven.
Yohan tenía planeado aniquilarlo esa misma noche, pero el monarca, por una extraña razón que desconocía, ya que él no podía oír la voz, había decidido investigar por ahí.

Dongpyo, una vez al lado del portal, del cual emanaba un poder tan fuerte como el de todos los dioses juntos, acercó su mano para rozar aquel especie de manto en el interior del arco que llevaba al otro mundo.
Sintió un calor reconfortante en su mano y una extraña sensación al ver que, efectivamente, la voz la había conducido hacia allí y que probablemente, pertenecería a alguien de ese lugar.
Se dio el lujo de pasar dentro del portal, simplemente por investigar quién había abierto la puerta, a pesar de que la respuesta era muy obvia.

Yohan, al ver al rey traspasar aquella cosa, corrió tras él para evitar que desapareciese, pasando por también por el portal, acabando ambos en Somnia, el reino de los sueños.

⌗ SOMNIA ♡̷̷%՞˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora