XXXIII

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Unos suaves golpes sonaron en su puerta de manera tímida y dudosa, por lo que pensó que quizá había sido su imaginación; aún así, se levantó a comprobar de quién se trataba.

Vivir en el castillo era extraño para Junho, y todavía más que lo visitasen estando allí, añadiendo las altas horas de la noche.

Abrió cuidadosamente la puerta y se asomó, para después volver a cerrarla corriendo, sin darse cuenta de que pilló la mano de aquel visitante, aunque éste no pareció quejarse.

─ Junho, necesito hablar contigo.

─ ¿Qué? ─soltó de mala gana aún sin dejarlo pasar─, ¿no decías que no me soportabas, Yohan?

─ Sé lo que dije y lo siento. No sé porqué, pero odio el hecho de que me pongo nervioso y dejo de razonar cuando estoy cerca de ti. Es una sensación extraña y por eso quería explicártelo, ya que no sé porqué lo hago en realidad. Por Yggdragón, me estoy explicando fatal.

─ ¿Algo más?

─ No, solo que me perdones.

─ No te pienso perdonar en la vida. Me has tratado como si fuese basura, siempre me has rechazado y ahora vienes pidiéndome perdón. ¿Por qué será? Bueno, ¿aunque sabes qué? ¡Me da igual el motivo, estoy harto de ir detrás de ti como un tonto! ¡Espero que no nos veamos nunca más y que vivas muy feliz como espíritu elemental!

Cerró la puerta de un portazo, sabiendo que probablemente no hablarían durante muchísimo tiempo más.

Al día siguiente, todo estaba preparado. Los poderes sagrados recayeron sobre los cuatro prescientes y, antes de ser llevados a su región predominante de Zenithia, junto con la magia de Seungwoo, planeaban sumergir Adrestia en las profundidades del Océano Infinito.

─ Sejin, ¿estás seguro de que no queréis marcharos de aquí antes de ser tragados por el mar? ─preguntó Seungwoo con tono preocupado. Sabía lo testarudos que eran los humanos, pero hasta el punto de no abandonar su patria a cambio de perder la vida, le parecía exagerado. El regente de Adrestia negó.

─ Seungwoo, quizá te suene extraño, mas los habitantes de Adrestia no podemos abandonarla, así nos lo inculcaron nuestros antepasados ─sonrió de manera sincera, haciendo el contrario se mostrase extrañado─, aún si debemos perecer, lo haremos por nuestra patria y mucho orgullo. Además... Todos los habitantes del reino están de acuerdo. Adrestia fue fundada para proteger Somnia, sin ella, ya no tiene sentido nuestra existencia.

─ De acuerdo... Ha sido un placer conocerte, Sejin. A ti, y a todos los habitantes de este lugar. Espero que nos encontremos en otra vida.

Hizo una reverencia antes de marcharse de allí y salir del castillo para dirigirse a las afueras de la ciudad, no sin pasar antes por la tumba de Dongpyo.

Leyó la inscripción recién hecha, la cual decía: « Aquí yace el último rey de Adrestia, quien dio su vida para detener a la oscuridad y poder salvar el mundo de un cruel destino. »

Intentó no llorar de nuevo, hacer eso no le devolvería a Dongpyo. No, haría algo mejor. Cumpliría la promesa que le había hecho, todavía no sabía cómo, pero lo haría y así podrían encontrarse de nuevo.

Una vez fuera de la ciudad se encontró con los cuatro espíritus elementales, quienes fueron transformados en la madrugada y que, sorprendentemente, había cambiado el aspecto físico de todos ellos, siendo una mezcla de lo que fueron y lo que habían sido los dioses en su tiempo.

Los cinco, sobrevolando Adrestia, comenzaron a conjurar un poderoso hechizo, invocando a todas las fuerzas naturales y sobrenaturales, haciendo que una enorme nube se posase encima de la gran isla que tenían debajo. Las aguas comenzaron a removerse; la tierra, a temblar, abriéndose profundas grietas de la surgía lava; el viento azotaba los árboles hasta el punto de arrancarlos, al igual que levantaba las aguas, creando olas monstruosas que empezaron a arrasar la ciudad.

Pronto, poco quedaba de lo que había sido Adrestia, habiendo quedado destruida y sumergida para la eternidad en las profundidades del Océano Infinito.

Por fin había terminado todo. Adrestia, al igual que Somnia y Nadiria, habían sido borradas de la faz del mundo y solo quedarían como un mero recuerdo del pasado, una leyenda quizá.

Pasaron años, siglos, milenios, y nadie volvió a hablar de aquel sitio. Los espíritus elementales se instalaron en sus nuevos hogares, al igual que el soberano dragón de Nadiria, o así era como llamaban a Junho, quien se marchó, junto a Yggdrasil, a Óguðleg, el antiguo hogar del árbol del mundo.

Seungwoo decidió renunciar a sus poderes como Creador de Sueños y pasó a convertirse en ent para poder vivir una vida larga, más que milenaria y esperar el tiempo necesario para reencontrarse con el difunto monarca.

⌗ SOMNIA ♡̷̷%՞˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora