XIII

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Yohan pudo regresar sin ningún problema al punto principal de Somnia, que para él era el portal.
De hecho, el camino de regreso se le había pasado increíblemente rápido.

Vio a un chico vestido de forma estrafalaria delante del portal que según él: "tenía cara de empanado".

─ Hey ─comenzó Yohan dirigiéndose hacia él─, ¿eres el portero? ¿Puedes abrir? Es que necesito salir de aquí.

El desconocido lo miró extrañado. Si bien es cierto que nunca antes había salido de su templo para absolutamente nada, no era de extrañar que no lo conociesen. ¿Pero confundirlo con un simple portero? Y además, ¿a quién se le ocurriría que un portal como aquel pudiera tener un portero?

─ Disculpa, no eres de aquí, ¿verdad?

─ Nop, soy de lo que hay tras esa cosa de piedra. O sea, el lugar. No digo que yo sea un lugar, yo soy una persona. Quiero ir al lugar que hay tras esa cosa, ¿entiendes?

─ ¿Y ese dragón también?

Yohan se giró y vio a Junho tras él, mirándolo fijamente con esa sonrisa bobalicona que llevaba siempre.

─ No, el dragón no es mío. De hecho, se me ha acoplado y no me deja. ¿Te lo puedes quedar?

El desconocido de ropa extravagante rió sutilmente ante la propuesta. Era buena, ya que aquel dragón era adorable, pero tuvo que rechazarla.

─ Mira, te abro el portal con la condición de que te lleves al pobre bicho contigo. Parece que te adora.

Yohan se lo pensó muy seriamente, se le hacía muy pesado aquel ser y tener que llevárselo ahora era horrible, pero quería salir de allí, así que ya se las apañaría para deshacerse de él.

─ Está bien, me lo quedo.

El chico sonrió y haciendo algo que a Yohan le pareció ridículo, como todo en aquel lugar, desbloqueó la puerta de aquel sitio, permitiéndole salir.

─ Antes de que te vayas. Sé que no me conoces e ignorarás lo que te diga, pero no vuelvas aquí. No perteneces a este mundo, así que es peligroso y cuida bien del dragón, él ni siquiera pertenece a ningún mundo visible.

Y sin más, lo echó de allí de un empujón y Junho salió corriendo tras él, ambos cruzando el portal.

Salió del jardín del castillo sin que nadie se diese cuenta y comenzó a caminar por las calles seguido del dragón.
Era de día y el calor era insoportable, pero más lo era Junho, que no se separaba de él. ¿Por qué le había tomado tanto apego? Ni siquiera se conocían de nada y eran de especies distintas, no lo entendía.

En cuanto llegó a su casa, se fijó en que Minkyu estaba llamando desesperadamente a la puerta, pensando que él mismo estaba dentro y no quería abrirle.

─ Ya voy, ya voy ─dijo Yohan sobresaltándole mientras abría la puerta─. Si que tienes prisa por entrar a mi casa.

─ ¡Es que ha pasado algo súper increíble y te lo quiero contar!

Yohan lo ignoró por completo y simplemente fue a la pequeña y antigua cocina que tenía a por algo de comer, pero no había nada que le apeteciese. Entonces se acordó de los cerebros de lagarto y pensó en irse a buscar algunos.

─ ¿Te vienes a buscar lagartos?

─ ¿Qué...? ─preguntó el chico─ Bueno, luego si quieres vamos, ahora déjame contarte eso que... ¡Joder, hay un dragón en tu casa! ¡Pégale con la escoba para que se vaya!

─ Oye, pues no es mala idea... Pero no, seguro que luego volvería, en fin... Es mi nueva mascota. Aunque no importa, cuéntame eso que tenías que decirme.

─ ¡Ah, sí! ¡Ya soy hechicero consagrado oficialmente!

─ Y qué.

─ Pues que ya sé hacer hechizos de todo tipo perfectamente.

─ ¿En serio? ─Minkyu asintió ilusionado─ Pues ata al dragón en algún sitio con alguna cadena mágica para que no se pueda mover. Me voy a por lagartos, que tengo hambre.

Y sin más, salió de allí dejando al chico y al animal solos.
Caminó hasta lo que básicamente era ya campo abierto y buscó lagartos, aunque fuesen pequeños, sin suerte.
Así que se quedaría sin comer nunca más la cosa aquella tan asquerosa y deliciosa que había probado en Tyrdda.

Volvió a casa después de bastante rato buscando, derrotado por no haber encontrado absolutamente ningún lagarto.

Nada más entrar, se encontró con Minkyu, que aún seguía allí y esperaba ver al dragón atado en algún lugar, pero lo único que vio fue a un chico que no había visto en su vida usando su propia ropa, que le miraba sonriente.

─ ¿Quién es él?

─ Verás... ─comenzó el mago a explicar─ Es que, he ido a hacer el hechizo que me has dicho, pero... Me he equivocado y he transformado a tu dragón en humano. Y claro... Le he dado ropa tuya porque se había quedado como lo trajeron al mundo y no es plan de que te reciba de esa forma, ¿no? Supongo, bueno... Será mejor que me marche antes de que me pegues, así que... ¡adiós!

Minkyu salió corriendo de allí, no pensaba volver a ver Yohan en un tiempo, por si acaso.

─ ¡Hola! ─exclamó Junho.

─ Oye, ahora que eres humano, ¿por qué no te vas y te buscas la vida tú mismo? Es muy gratificante.

─ ¡Gratificante!

─ ¿Me estás vacilando?

─ ¡Vacilando!

Yohan suspiró ante el plantel que tenía. Ahora debía enseñarle a hablar a aquel dragón, bueno, humano que se le había acoplado.

⌗ SOMNIA ♡̷̷%՞˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora