XXI

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El sonido de las gotas de la lluvia repiqueteando en los cristales de la ventana despertaron a Yohan en medio de la noche.
Intentó dormirse de nuevo, pero otro ruido distinto del de las gotas de agua se lo impedía.

Molesto, se levantó y salió de la habitación para investigar la procedencia del ruido.
Deambuló por la penumbra hasta que se tropezó con algo y cayó de bruces al suelo.

Sus ojos, que ya se habían acostumbrado a la oscuridad, lograron ver la forma de un dragón tumbado en el suelo, durmiendo tan tranquilamente.
¿Acaso Junho se había convertido de vuelta en dragón?

Se levantó rápidamente y fue a buscar una vela que encerder para poder verlo bien.
Cuando por fin la tuvo, observó que así era, ni rastro de aquel empalagoso chico que le seguía a todas partes y que le estaba volviendo loco.

Aunque era lo que había estado deseando esos últimos días, sentía que ahora le faltaría algo. Ya se había acostumbrado a su presencia y ahora tenerlo de nuevo como un simple animal sería raro, pero a la larga lo agradecería.

Regresó tranquilamente a la habitación, creyendo que a partir de ahí, todos sus problemas se iban a solucionar.

A la mañana siguiente, se despertó con demasiada energía, aunque, antes de celebrarlo, decidió comprobar si lo de anoche había sido imaginaciones suyas o era real, mas se encontró la casa totalmente vacía.

¿Acaso estaba siendo su día de suerte?
Primero, Junho vuelve a ser un dragón y después, desaparece sin dejar rastro alguno.
¿Y si todo había sido una ilusión causada por el viaje que hizo a aquel lugar tan raro y nada de eso había sucedido?
Si era así, sería la persona más feliz de mundo, aunque lo dudaba.

Aún así, decidió hacer borrón y cuenta nueva, comenzando a planear otra vez el asesinato del rey, tema que ya se le había olvidado por completo tras todo lo sucedido, y no era de extrañar, ya que... ¿Quién podría imaginarse que iba a ocurrir todo eso?

Pensó en crear el plan perfecto, sin fallo algo, un asesinato doloroso, pero a la vez silencioso y limpio, como el que se suponía que tendría que haber sido el anterior, mas no fue.

Pasó todo el día pensando en distintas formas de matarlo, envenenándolo, poniendo alguna trampa, no lo sabía aún. Lo único que sabía es que debía sufrir, y mucho.

Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando alguien llamó a la puerta desesperadamente.

Yohan, refunfuñando, se dirigió hacia la entrada para encontrarse con quien menos quería en esos momentos.

─ ¡¿Junho?!

─ ¡Hola! ¿Puedo pasar? Es que sigue lloviendo fuera y tengo frío.

No protestó y simplemente le dejó entrar dentro de la casa, aunque seguía sin entender nada.

─ ¿De dónde vienes?

─ ¡No te vas a creer lo que me pasó anoche! Como no me podía dormir, me puse a pensar en mis tiempos como dragón y pam, de repente, me convertí en dragón. Me agobié mucho porque luego no podía volver a ser humano, así que decidí ir a buscar a tu amigo el hechicero, aquel que me convirtió...

─ ¿Minkyu?

─ Sí, sí, ese mismo. Que por cierto, es muy agradable. Bueno, el caso es que me reconoció y me volvió a transformar en humano ─explicó, yéndose hacia las habitaciones con la intención de cambiarse de ropa, ya que venía empapado a causa de la lluvia─. Ah, además me ha dicho que te diga que no le mates. ¿Por qué harías algo así? La verdad, no lo he entendido, ¡pero bueno!

Desapareció de la vista de Yohan, quien lo único que quería en aquel momento era matar a Minkyu.
Todos sus planes habían desaparecido de nuevo, dejando su mente hecha un caos otra vez. Detestaba esa sensación que no hacía más que repetirse.

Aunque ahora que sabía que Junho podía transformarse en dragón y volver a ser humano en cuestión de minutos, un nuevo plan para su asesinato perfecto se le venía a la mente.

⌗ SOMNIA ♡̷̷%՞˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora