IX

341 72 16
                                    



Después de forzar la cerradura de la jaula del dragón a base de golpes, Yohan consiguió abrirla, liberando al pobre animal de allí.
En seguida, este salió y se mostró más animado. Parecía que también quería salir de aquel lugar.

De hecho, se fue directo hacia el cráter que había con la intención de saltar dentro, pero Yohan lo detuvo.
El dragón comenzó a gruñir y a revolotear muy nerviosamente, hasta el punto de llegar a empujar al chico dentro de aquel pozo de lava.

Pensó que había llegado su fin, pero simplemente se encontraba cayendo no muy rápido. Pronto sintió cómo el dragón lo recogía para que dejara de caer.
Una vez volando sobre el animal, pudo fijarse en que la lava estaba muy en el fondo y que hubiese tardado en llegar cayendo.

Habían salido a una sala más grande con túneles por todos lados, pero aquella criatura parecía saberse el lugar de memoria, por lo que no tardaron en salir al exterior por otra parte distinta a la que había entrado.
Le resultaba increíble que hubiera semejante horno dentro de una montaña recubierta por la nieve, ¿acaso nunca había salido ni aunque fuese vapor al exterior ni se había congelado el interior? El lugar en sí era bastante extraño, pero lo que le resultó más extraño todavía fue el paisaje que estaba ante sus ojos.

No tenía nada que ver con lo que había en el otro lado de la montaña, donde todo era bonito e increíble.
No.
Sobrevolaba un lugar inhóspito y macabro.

El cielo estaba totalmente oscuro, como si amenazase con dejar caer una terrible tormenta en cualquier momento.
El suelo estaba agrietado y reseco, ni rastro de vegetación por ningún lado.
Algo que le llamó la atención fueron los numerosos esqueletos medio enterrados y rotos de animales gigantes que no correspondían a ningún ser que el conociese.

─ Esto... No sé si puedes hablar, lo dudo, pero... ¿dónde estamos?

El dragón empezó a soltar una serie de gruñidos, algo insoportables, como si estuviese hablando.
Sorprendentemente, Yohan pudo entender absolutamente todo lo que había dicho, pero la respuesta fue lo que no logró comprender. Según aquel animal, estaban en Nadiria, un lugar maldito y olvidado por todos, pero donde él tenía su hogar.

¿Lo estaba llevando a su casa? ¿Un dragón lo estaba llevando a su casa y se lo decía así, tan tranquilamente? ¿Y si después lo devoraba?

Quería irse de allí, pero no podía moverse, ya que caería al suelo y se mataría y pedirle a la criatura quizá haría que se enfadase, aunque igual optó por hacer eso.
Para su suerte, el dragón frenó su vuelo y descendió, dejándole bajar de su lomo.

Yohan aprovechó la ocasión y salió corriendo hacia el lado contrario, por donde habían venido.
El dragón comenzó a seguirlo corriendo torpemente, pensando que aquello era un juego, pero no era así.

Finalmente, el joven logró darle esquinazo escondiéndose tras una enorme piedra que le tapaba entero. Pudo ver cómo el pobre animalillo lo buscaba por todos lados con una tonta sonrisa, mostrando sus afilados colmillos.

Estaba claro que quería zampárselo de un bocado.

Por eso, empezó a caminar alejándose de allí, yendo por detrás de aquellas piedras gigantes, que curiosamente había muchas de ellas, formando una especie de camino.

Tras andar un buen trecho, se dio cuenta de que ya no había rastro del dragón, pero no sabía dónde estaba exactamente, se había perdido totalmente.
Ahora, lo único que alcanzaba su vista eran piedras y más piedras gigantes, las cuales parecían estar colocadas en un orden específico.

Anduvo sin rumbo entre aquello hasta que escuchó los murmullos de personas. Quizá había llegado a algún poblado en el que alguien pudiera ayudarle.

Y sí, así era. Aunque no de la forma que él se esperaba.
Las rocas habían aumentado su tamaño hasta ser lo suficientemente grandes como para servir de casa, ya que varias de ellas tenían agujeros que servían de puertas.
En cuanto a los habitantes del lugar... No sabía si tener miedo o sentirse seguro.

Sí, eran personas como él, aunque más ¿transparentes?
Se podía ver a través de ellos y eso le inquietaba, puesto que le recordó a cómo describían siempre a los espíritus.

Esos seres, al final, se percataron de la presencia de Yohan y se arremolinaron alrededor de él, formando un círculo.
Uno de ellos dio un paso adelante y comenzó a hablar con una voz sumamente tranquilizante, aunque se escuchaba lejana, con eco.

─ Bienvenido a Tyrdda, viajero.

⌗ SOMNIA ♡̷̷%՞˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora