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Dongpyo se encontraba sentado en el suelo junto a un pequeño pingüino mágico que Seungwoo había creado para él y tenerlo entretenido, aunque la pobre creación ya se encontraba cansada de ir a buscar el calcetín del chico cada vez que lo lanzaba.

─ Podrías haber creado un perro...

─ Has sido tú el que ha pedido un pingüino, ahora te aguantas.

─ Qué borde...

Seungwoo ignoró aquello y siguió caminando de un lado a otro, nervioso, mientras pensaba alguna forma para detener a Seungyoun.

En la antigüedad, se habrían ocupado los dioses, pero sin ellos, todo su poder recaía en él y en Yggdrasil, el árbol del mundo, el cual se encontraba en los jardines de su templo.

Quizá, si todo el mundo y todas las especies que existían se aliaban, podrían detener a Seungyoun y sus secuaces.
Aunque no sabía cómo haría tal hazaña.
En el mundo terrenal desconocían semejante mal, ni como una leyenda, así que si, un hombre vestido de manera extraña como él, iba allí a decirle a todo el mundo que una espantosa guerra comenzaría en nada, todos le tomarían como un loco.

Pero había una posibilidad de que eso no ocurriese, ya que podía pedirle a Dongpyo que hiciese eso. A él, siendo el rey del reino más importante del mundo, le creerían.

─ Escúchame, ¿harías algo por mí?

El chico levantó la vista de su pingüino, el cual cayó al suelo rendido ahora que no le estaba mirando su nuevo dueño. Seungwoo se había sentado delante de él, aplastando al pobre animalillo.

─ ¿El qué?

─ Necesito que vuelvas a Adrestia, reúnas reyes, emperadores y líderes de todas las regiones del mundo y les digas lo que está sucediendo con Seungyoun y lo que ocurrió en el pasado para que lo entiendan.
Si no te creen, ven con ellos aquí y demuéstrales que es cierto.

─ ¿Y cómo puedo demostrar eso?

─ Creo que con ver este mundo sobra para un mortal normal ─Dongpyo se mostró algo reticente, por lo que Seungwoo le agarró de las manos e intentó volver a convencerlo─. Por favor... Sabes todo lo que está en juego. Cuando todo acabe, podrás pedirme lo que sea, te lo prometo.

─ ¿Lo que sea de verdad?

─ Sí.

─ Está bien, acepto. Iré ahora mismo a Adrestia, reuniré a todo el mundo que sea influyente y les diré que tenemos que ir a pegarle a Seungyoun por malo.

Seungwoo se lanzó a abrazar a Dongpyo, no sabía si era porque le tenía cariño o por el peso que se había quitado de encima al escuchar aquello.

─ Bueno, venga. Ya pasó ─comenzó el pequeño monarca, dándole palmaditas en la espalda─. Quítate ya, que estás aplastando a mi pingüino con tu culo.

Entonces, se percató del pobre bicho que estaba intentando moverse, por lo que se levantó lo más rápido que pudo sin hacerle daño.

─ En serio, gracias.

─ ¡No es nada, hombre! Pero... ¿No decías que el mundo terrenal era peligroso ahora?

─ Sí, pero no queda otra. Iría contigo, mas no puedo dejar este mundo sin proteger, ya que tú no vas a poder a partir de ahora.

─ ¿Por qué no?

─ Porque vas a estar ocupado reuniendo a toda esa gente, ¿no?

─ ¡Sí, pero también protegeré Somnia! ¡Por ti!

Y sin despedirse ni nada, salió corriendo de allí, dejándose el pingüino y el calcetín que se había quitado, y con él, los zapatos.

Seungwoo lo recogió todo para guardarlo, a excepción del animal, al cual cuidaría sin aplastarlo hasta el regreso del monarca.

Una vez fuera de Somnia, Dongpyo convocó al escribano oficial del reino y le pidió que redactase cartas para todas las criaturas más influyentes del mundo, con un mensaje de auténtica urgencia.

⌗ SOMNIA ♡̷̷%՞˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora