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El paseo por aquel bosque había sido muy agradable, haciendo que varias veces se distrajera con cualquier planta llamativa o algún animal curioso que se cruzase por su camino.
Sentía que en aquel lugar nada malo podía suceder.
Una vez hubo llegado al altar, ver todo desde allí arriba simplemente fue inolvidable. Las lunas de Somnia se veían increíblemente cerca, al igual que los colores del firmamento se hacían más nítidos, y las estrellas relucían con un fulgor más intenso.
Si Dongpyo ya estaba enamorado de la mágica vista de aquel lugar, después de ver aquello de esa forma era todavía más difícil de explicar.
El suelo de aquel altar era de un color beige, tirando a marrón claro, con un extraño símbolo en forma de decoración. Por lo que él sabía, era el Escudo de Luz, representante de todas las cosas buenas del mundo.
Alrededor, flotando en el aire, se encontraban siete orbes esféricos, cada uno de un color del arcoíris.
Entonces, al ver eso, se fijó en la pasarela de esos mismos colores que tenía delante. Era algo transparente, por lo que parecía inestable, pero su belleza le hizo no pensar en eso y comenzar a caminar por ella.
Cada vez que iba ascendiendo más y más por aquel camino de ensueño, veía el cielo más cerca suya. ¿Quizá era un camino hacia el firmamento?
Recordó entonces una antigua leyenda que le contaron cuando era pequeño sobre eso:
"En la oscuridad de la noche, un camino mágico aparecerá y a todos los puros de corazón guiará hacia Rionnag, el reino de los cielos".
Trataba sobre una ciudad formaba a base de estrellas y astros donde vivían todos los Centinelas del Firmamento, ángeles que anteriormente fueron humanos y ahora se habían convertido para proteger y ayudar a los demás seres vivos.
De pequeño, siempre quiso convertirse en centinela para cuidar de todos sus seres queridos, pero debido a su naturaleza como guardián, aunque muriese, nunca habría podido.
Pero claro, todo aquello no era más que una leyenda, así que existía la posibilidad de todo fuese mentira.
Pensando en eso, no se dio cuenta de que había llegado por fin a la isla flotante. El paseo por la senda arcoíris se había hecho enormemente corto, a pesar de ser un trecho muy largo.
Aquella pequeña isla le pareció aún si cabía, más mágica que el bosque anterior.
Cientos de plantas y flores extrañas se extendían a su alrededor, al igual que cerca del templo que había en el centro, oculto por varios árboles gigantes que emitían un brillo inquietante. La edificación estaba cubierta por espesas hiedras que le daban un toque característico.
La puerta al templo estaba abierta de par en par, por lo que pensó que sería bien recibido entonces.
Subió los cuatro escalones que había.
Se fijó entonces en la exquisita decoración. Estaba claro que pusieron mucho esmero cuando lo construyeron, aunque no se podía apreciar mucho por culpa de la vegetación.
Sin embargo, el interior sí se podía apreciar.
Era un enorme patio rodeado por pórticos de columnas, ajardinado y adornado con fuentes.
Del centro de la estancia, donde no había techo, se colaba una luz muy cálida y agradable, que ilumanaba el templo entero.
Comenzó a caminar por allí hacia el interior, dándose cuenta también de las innumerables puertas que había en los laterales, todas cerradas. En cada una de ellas, había un símbolo distinto, el cual correspondía a uno de los escudos representativos de cada uno de los reinos que existía en el mundo terrenal.
Incluso llegó a ver el de su reino.
Andó hasta el final del templo y pudo apreciar que había una última puerta enfrente con el mismo símbolo del altar del bosque por el que había ido.
Sentía que la respuesta a sus preguntas se encontraba tras esa puerta.
La abrió con mucho cuidado para pasar a una habitación totalmente vacía de muebles.
Lo primero que vio y le sorprendió asimismo, fue ver a un pequeño caballo que no parecía de carne y hueso, sino hecho de algo que le resultó parecido al polvo estelar que había esparcido por el cielo en Somnia.
Entonces se dio cuenta de que además de aquel caballo, había cientos de criaturas de la misma naturaleza, pero del tamaño de un peluche quizá.
Se agachó para acariciar a un ser mitad gato mitad pájaro que rozó su pierna, notó que el tacto era como acariciar un gato de verdad, pero más reconfortante, extrañamente.
Se sentó en el suelo y comenzó a jugar con los extravagantes seres de esa sala sin darse cuenta de que acababa de llegar una persona más allí.
Se quedó paralizado al ver cómo el recién llegado se había detenido delante suyo, ni siquiera se atrevía a levantar la cabeza para comprobar quién era.
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⌗ SOMNIA ♡̷̷%՞˖
Фэнтезиa 𝐬𝐞𝐮𝐧𝐠𝐩𝐲𝐨╱𝐣𝐮𝐧𝐡𝐚𝐧 story. ꒷꒦꒷꒦ ❝ ¿es posible que exista un mundo donde los sueños se hacen 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱? ❞ 𝗒𝖺𝗇𝖿𝖾𝗂𝖼𝗎𝗅𝗍 ┃ 2O19 ©️ 25.O7.2O19 ─ 26.O1.2O2O
