C. 46: Una estafa
En ese momento, Violetta se despertó de su sueño. Recordándolo, sonrió y dijo a sus adentros:
-Te amo...
A la mañana siguiente, Violetta despertó, sorpresivamente, de buen humor.
Francesca estaba en la cocina, preparando el desayuno.
-Buenos días, Vilu. ¿Cómo estás?-dijo Francesca.
-Bien, ¿por qué preguntás?-respondió Violetta.
-Porque ayer saliste corriendo del funeral de tu padre y no te vi en toda la noche...-comentó Francesca-Imaginé que algo te había pasado.
-Oh, eso, no te preocupes. Creo que sólo necesitaba estar sola por un momento...-aseguró Violetta.
-Bueno,-dijo Francesca un poco más feliz-te preparé panqueques, sé que son tus favoritos.
Violetta sonrió.
-No tenías que haberlo hecho.-dijo Violetta aceptando el plato.
-Ni lo menciones.-contestó Francesca-Por cierto, ¿recordás que me ofrecieron grabar un comercial en Mystic's Records hace 2 meses?
-Si...-dijo Violetta mientras tomaba un trozo de sus panqueques-¿por qué?
-Es que me llamaron, y dijeron que el comercial saldría hoy en la televisión.-anunció Francesca muy contenta encendiendo la televisión.
-¿En serio? ¡Genial!-exclamó Violetta-¡Te escucharemos cantar en televisión!
Violetta se sentó al lado de Francesca, en el pequeño sillón que está enfrente del televisor.
-¿Y que se anuncia exactamente?-intrigó Violetta.
-Un nuevo campamento musical.-sonrió Francesca felizmente.
Una canción comenzó a sonar desde la televisión.
-¡Esa es!-exclamó Francesca-¡Esa es mi canción...
Aunque la canción era la de Francesca, no era su voz. Era otra voz que ellas no reconocían.
-Pero, Fran, esa no sos vos cantando...-mencionó Violetta.
-Debe haber un error.-dijo Francesca tomando el teléfono-Voy a llamar al jefe de la disquera...
Un hombre atendió el teléfono.
-¿Diga?-dijeron por la otra línea.
-Eh, señor Carvajal, soy Francesca Caviglia.-comentó Francesca-Firmé un contrato con su disquera para grabar un comercial...
-Ah, sí. ¿Cómo ha estado, señorita?-recordó el señor Carvajal.
-Lo que pasa, es que, en el comercial no soy yo cantando. Es otra chica...-se quejó Francesca.
-Sí, es la instructora del campamento, una dama muy talentosa. Pero no entiendo la razón de su llamada...-despistó el señor Carvajal.
-Pero es mi canción...-replicó Francesca-Yo la compuse y la grabé, ustedes no tienen ningún derecho a darle mi canción a otra persona.
-Claro que lo tenemos.-dijo el señor Carvajal cínicamente-Cuando firmaste el contrato, nos vendiste tu canción. Así que ahora somos dueños de ella y vos no podés hacer nada al respecto.
-¡Eso es injusto! ¡Gasté todos los ahorros de mi vida en pagar la grabación de la canción! ¡Y ahora es todo en vano porque no la han puesto en el comercial!-reclamó Francesca.
-¿Cómo te atreves a pensar que pondríamos a una novata sin experiencia en un comercial nacional?-rió el señor Carvajal-Mirá, Francesquita, muchas chicas como vos vienen aquí en busca de cumplir su sueño de ser una estrella del pop. Pero no podemos cumplir los sueños de todas, así que sólo puedo darte una disculpa.
-¡Eso es fraude! ¡Voy a demandar a su disquera de robo!-acusó Francesca.
-No podés hacerlo.-dijo él malévolamente-Tu canción no tenía derechos de autor, así que prácticamente nos entregaste tu canción limpiamente. No te robamos nada.
Dicho esto, el señor Carvajal colgó.
Francesca estaba destrozada.
-Fran, ¿estás bien?-preguntó Violetta preocupada.
-¡¿Cómo es que pudo hacerme eso a mí?!-exclamó Francesca con lágrimas en los ojos.
-Fran, estás embarazada, no podés hacer corajes.-la tranquilizó Violetta-Así que calmáte un poco, todo va a estar bien...
-No lo entendés, Violetta.-explicó Francesca-Renuncié a mi trabajo en Italia por firmar con una disquera aquí. Incluso invertí todos mis ahorros en pagar la grabación de mi canción...
-Eso quiere decir...-intuyó Violetta.
-Que no tengo empleo ni dinero.
