Más despacio

1K 136 32
                                    

En sus memorias describiría su vida tal cual un cuadro de Vincent Van Gogh. Jungkook siempre sería el trazo firme, el color intenso. Y ahora dormía a su lado.
No se había sentido bien cuando era más joven mirarlo detenidamente, parpadear y notar que su rostro era más bello y su cuerpo más inevitable que un segundo atrás.
Jeon es el hermano menor de todos, había señalado Bang PD, y notaba lo mucho que decía eso cuando los dos estaban cerca. Un dongsaeng ... cuida bien a tu dongsaeng, le decía expresamente a él y sentía rechazo y asco frente a los espejos.

Y a pesar de todo, no se detuvo. Nada le gustaba más que jugar con Kookie, nada más que hacerlo sonreír, no había nadie por quien sintiera más orgullo. Quería contarle infinidad de cosas a cualquier hora. Menos eso. Lo que era. Lo que se le incrustaba con mal sabor en el paladar.

En el inicio de la banda el menor lo evitaba. Sus ojos muy abiertos y sus brazos estirados en plan de defensa. Pobre Kookie, nada lo acercaba más que su rechazo. Los empujones, las quejas, y las miradas reprobadoras despertaban su curiosidad de gato.

Alguien tan tímido y reservado no lograba comprender por qué Tae necesitaba tocar, abrazar, golpear, morder. Como si fuera un ciego dependiendo de sus otros sentidos. ¿Era necesario? ¿era acaso normal?

Al mes cedió por entero, blando, suave. No tardó mucho para que todo el asunto pasara a ser indecoroso. Los juegos bruscos cayeron en un manoseo más y más desvergonzado, que lo dejaban excitado y queriendo más.

¿Eres gay? La pregunta de Kook, acerca de su homosexualidad torcieron el árbol, o evitó que se torciera más, depende del consumidor. Tae no podía admitirlo. Dejarse expuesto. Abrirle la posibilidad a una especie de relación incestuosa y prohibida, colocando a su vez una bomba de tiempo en el corazón del grupo. Lo deseaba, pero antes que ese deseo, estaba el amor. Solo un vil ser humano podría permitir la corrupción en quien amaba.
En él ya era inevitable, indeleble. Pero Jungkook no merecía el dolor de ser un puto relegado por siempre al fondo del closet.

Fue un año horrible. La amistad tambaleó. Kook volvía tarde a casa envuelto en perfume de mujer y le devolvía una mirada hostil. Estará bien, se dijo, será normal, será feliz por los dos. Se casará con la persona correcta, alguien increíble y tendrá hijos tan hermosos como ángeles.

Mientras él reptaría fuera de cualquier moral y escondería sus amores debajo de la tierra.

Iluso. Se veían a diario, trabajaban juntos y compartían casa, amigos. Fue imposible sostener el alejamiento. Sus manos tenían vida propia y solo querían sentir las formas irreales de Jungkook. Jungkook se ponía al alcance de ellas.

No podía dormir. ¿Y por qué quería dormir? Eran las 3 de la tarde y un teléfono sin batería le pesaba en la consciencia. Pero ver el pacífico rostro a su lado, como si su sueño fuera el mismo cielo, hacían que también quisiera.

Fueron muchos años. Se sabía de memoria la boca del otro sin haberla besado. Aún interpretaba sus gestos mejor que sus palabras. Y lo que era peor, conocía sus zonas erógenas.
Cuando las masturbaciones nocturnas resultaron insuficientes, Yoo fue el salvataje necesario para no empeorar el panorama. Jungkook seguiría limpio mientras él lo cuidara.
No entendía nada, ¿cómo era posible que lo que para él era blanco puro para el otro significara algo podridamente oscuro en las entrañas?
Me estaba pudriendo por dentro. Te amo taetae. Su cuerpo respondió al llamado de manera tardía, de pronto estaba respirando sobre la cara de Jungkook y sus manos tocaban una cintura que le ardía en la entrepierna. Quiere, Dios! Cuanto! no conocía nada que quisiera más, pero Bae... su imagen apareciendo desde la realidad lo detuvo. Afuera de esos 8 años había un hombre apostando por él, sin titubear. No iba a olvidar tan fácil el hecho de que había atravesado un continente y depositado su fe en un desahuciado. Ese hombre tenía su pasaporte y su pasaje a otra vida.
Se levantó con pesadez y ganas de llorarse un mar completo. Se pusó esas zapatillas del infierno. Y sin mirar atrás, salió de allí.

El tercer cuarto al fondo del pasillo era pequeño y nadie sabía para qué servía, así que lo habían llenado de trastos inútiles. El plan era salir por la ventana como una buena rata haría. Ese era el plan. Porque entre pasado y futuro no había que dudar.

"¿Ya te vas?"

Metió la pierna que tenía ya en el jardín adentro de la casa, colorado hasta el cuello.

"¿Te despediste de Kook?"

"No. Duerme."

"Ja! En ese caso te acompaño. No quiero estar aquí cuando despierte"

Suga se aproximó despacio, hasta apoyarse contra la pared, observando su cara, en busca de algo.

"¿Te lo dijo?

"¿Algo como qué?"

"¿Te dijo lo que sabíamos todos?"

"No sé de que estás hablando"

Un repentino calor le subió en pleno diciembre con la ventana abierta.

"No era ningún secreto. Tal vez para los negadores como Kim Taehyung"

No daba más del asombro ¿Lo primero que le decía después de todo lo que habían pasado era eso y con esa cara de poker?

"No sé lo que ustedes piensen pero él..."

"Estamos de acuerdo. No importa lo que nosotros pensemos, importa lo que él te dijo y lo que siente"

"Yo... no sé que hacer con esa información ahora"

"Mira Tae, está bien si quieres irte, pero, no está bien que no le creas y marcharte por la ventana mientras duerme. Di adiós"

"Dije adiós hace mucho tiempo"

"No es así. No a nosotros. Dejaste todo en mano de abogados mientras nosotros dejábamos todo en manos de los Ceos. Para ellos fue fácil, nosotros nunca te hubiéramos dejado ir"

"Eso no fue lo que dijo Bang PD"

"No hay nada que quiera hacer más que volver el tiempo atrás y romperle la quijada. Aún puedo"

Se acomodó el pelo y mojó sus labios y miró hacia afuera.

"Ya es tarde"

"Está bien... lo entiendo. Pero no te vayas sin decir adiós. Si no lo haces pasará su vida esperando"

Volvió sobre sus pasos. Era lógico. Entendible. Yoongi hyung siempre lo había sido. Lógico. La verdad en su boca no era violenta, solo era descarnada. ¡Cuánto lo extrañaba!

Quiso abrir la puerta de la habitación de la que había huido, pero Jungkook la abrió antes y se le tiró encima. Tenía unos brazos muy fuertes. Le dolió en las costillas pero más en el alma. A media voz le dijo que tenía que irse. Irse significaba no solo un viaje a otro país, sino a otra vida, a otro amor. Lo sé, le respondió. Y el saber significaba aceptar el no retorno. Con sus manos temblorosas tomó la barbilla del moreno para mirarlo una última vez. Quiso sonreírle y que le devolviera el gesto. Aún sabía cuántas arrugas se le formaban en los ojos cuando sonreía. Sonreía más bonito que el sol. Pero le salió un gesto doloroso y Kook comenzó a lagrimear. Para borrar el dolor de una despedida dejó un rápido beso en la comisura del labio del menor pero lo repitió por las dudas y en algún momento las bocas se abrieron para decir otra cosa como ya es tarde o has visto qué lindas son las luciérnagas y las lenguas se buscaron llenas de ansiedad para decir adiós más despacio.

Taehyung leave BTS [Completa]♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora