Encierros

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Martes. Nada. He existido

J.P. Sartre

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De los que entraban y salían podía identificar a tres. Una mujer y dos hombres.
Quería creer que ella era su madre porque olía como una y posiblemente el movimiento de sus hombros se debiera al llanto. O era una abuela, tía o amiga y no tenía madre. Esa idea lo dejaba triste.
Pero ¡hey! ¡Al menos no estaba solo! Al menos los murmullos que escuchaba le significan la certeza de un existir. A él le asustaba estar solo y la muerte no podía ser otra cosa más que una soledad inabarcable, llevándoselo.
Una especie de océano, falto de sonidos y olores, donde mucha gente flotaba sin poder tocarse. Sin poder sentirse.


Había un hombre alto y un hombre bajo ¿Hermanos? ¿amigos? El alto no podía quedarse mucho tiempo sentado. Así que se movía en ese espacio reducido. Lo seguía con la mirada por si lograba atrapar algún rasgo de su cara. Sería difícil si no dejaba de ir y venir.

El bajo se sentaba a rezar o algo así. Lo tocaba. En el pelo y en las manos. No de la forma en que la mujer lo hacía. Él era temeroso en sus toques, como si fuera a romperlo.

Le hubiese gustado saber sus nombres aunque no pudiera pronunciarlos.
Dormía demasiadas horas y lo abrumaba el despertar, recordar su estado, pero nada antes de eso.

Soñaba mucho.

Eran sueños recurrentes.

A veces, luces muy brillantes lo encandilaban hasta lastimar sus ojos.

En otros escuchaba música, una melodía o un tarareo saliendo de la nada. Por mucho que se esforzara en retener lo que escuchaba lo perdía ni bien se despertaba.

¿Cuánto tiempo más debería esperar?

La paciencia se le agotaba.


....


"¿Me vas a contar lo que sucedió?"

"¿Me estás pidiendo explicaciones?

"Descuida, igual creo entenderlo"

"No entiendes nada Si-wan. Tú no entiendes nada"

Pero él tampoco entendía. Dos segundos le bastaron a Taehyung para desarmar su castillo de naipes. Y eso haría siempre. Aún sin proponérselo.

Ven con tu hermoso rostro Tae a decirme que no habrá nada más hermoso para mirar.
Ven con tu cuerpo a decirme que mis manos van a temblar de no poder acariciarte, como un alcohólico en permanente recuperación.
Ven con tus gestos y tu aroma y tus palabras y tus pensamientos a contarme que no habrá nadie antes ni después.

¡Hijo de puta!

Si-wan no dejaba de observarlo. Le sorprendió ver un rostro resuelto. Decidido a... algo. No entendió bien a qué. En eso se percató de que llevaba la mochila a cuestas listo para irse y era la forma en que la llevaba, casi una advertencia.

"Sé lo que somos y nunca me engañé. Pero al menos ten la decencia de no usarme"

Al irse golpeó la puerta.

El lugar quedó silencioso.

No habría comida china ni sexo ni película.

Nada.

Maldijo su suerte y se fue a revolcar en ella.

El insomnio buscó el lado izquierdo de la cama. Era una cama tan grande que entraban bien los dos.

Pensaba.

Mañana iría al hospital, como lo había hecho desde el día uno, y al menos esperaba no encontrar, ignorar o confrontar a nadie.

Esperaba que el guardia no lo fusilara por la espalda ni bien lo tuviera en la mira.

Que no tuviera que esquivar al maldito traidor de Yoongi.

Que Jimin no lo mirara tan fijo.

Que Bogum no siguiera mandando sus mensajes dulces como si nunca se hubieran separado.

Que Bang PD no llamara preguntando por qué había abandonado sus sesiones.

Que su madre no le recordara que había faltado para su cumpleaños y que al menos no hiciera lo mismo para el cumpleaños de su padre.

Que no apareciera Taehyung a contarle cosas que él ya sabía.

¿Algún deseo podría al menos ser cumplido?

Todo estaba tan mal.


......


Se levantó cerca de las 12. Le preguntó a ChinMae si estaba ocupada y no respondió. Podría ir a verla a su trabajo, pasar a buscarla cuando saliera.
Necesitaba hablar con alguien. Necesitaba de su visión simple y ruidosa, de su optimismo mal disimulado con palabrotas. Pero a diferencia de él, Chin tenía una vida. Trabajaba y estudiaba. Y de vez en cuando se tomaba todo el vodka del pub en una noche y aprendía a caminar de costado.

A las 15 partió al hospital con el ánimo por el piso.

No hubo ninguna presencia demasiado incómoda. Una army le dejó un peluche y una carta para Jimin. Le dijo que era creyente y que estaba segura de que Dios la escucharía. Al principio era mucha gente la que se acercaba. Pero el olvido llegaba pronto para las masas.

Taehyung leave BTS [Completa]♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora