Los sueños también nos pertenecen

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Marzo traía primavera para Corea. Era selectiva eso sí. Mientras que el sol se mostraba benévolo para una salida por los jardines o ferias, para algunos era tan lejana como los sueños.

Dieron veinte conciertos y en ninguno se vendieron todas las entradas. La gélida unión apenas soportaba el ajetreo. “Parece que la magia se acabo para BTS" “No hay después sin Kim Taehyung” “Un espectáculo soso y falto de motivación" “Algunos espectadores pidieron la devolución de su dinero tras el concierto" “¿Por qué BH insiste en vender un producto caducado?” ah! Podían ser la crueldad personificada. Desde sus plataformas digitales la prensa los arrojaban a lo profundo ¿no habían caído al fondo? ¿por qué necesitaban señalárselo al mundo? ¿Qué disfrute carroñero podía hacer que un ser humano olvidara que ellos también lo eran?

Sus temas no entraban ni al top20, y eran pocos los programas que los invitaban. Jimin no aspiraba más que a volver a su casa y abrazar a alguien que le sonriera porque todo iba a estar bien. El ostracismo de Jungkook lo asustaba. No había forma de sacarlo de su caparazón. Un aura suicida donde antes solo habían estrellas.

No hagan nada" les había pedido “por favor, por favor, les ruego, no hagan nada” y tras eso se había largado a llorar de la forma más desgarradora. Un animal herido de muerte, eso era.

¿Qué tan malo es?” había preguntado Yoongi.

Por favor, por favor, por favor" y esa campana mortuoria no dejó de sonar en su cabeza. Kook estaba aullando en una trampa que poco a poco iba absorbiendo sus ganas de vivir, pero no hablaba. No decía por qué debían abandonar las ideas de hostigamiento y persecución que planeaban para Jungsun.

Se había comunicado algunas veces con Tae. En la diferencia horaria era difícil. Hasta donde sabía su gira por Sudamérica estaba siendo prometedora. Esa era la palabra que Kim había utilizado. Jimin entendía la delicadeza de un espíritu como el de su amigo. No era prometedora, era exitosa. El lazo con su pareja se había afianzado en la aceptación.

Sabe lo que Jungkook significó para mi. Sabe que no puede modificar eso. Ni en el pasado. Ni el futuro. También sabe que, lo nuestro es el presente, ¿sabes? Estamos del mismo lado del tiempo. Y vemos hacia igual dirección. Queremos lo mismo. Estamos preparados para pelear por ello”

Y mientras Taetae estaba en tierra firme y fértil, sembrando futuro bajo el sol, Jungkook se hundía en el mar. Evidentemente, nada de lo que le pasaba al maknae había llegado al otro lado del mundo y él no se sentía capaz de violar la intimidad que parecía pedir su desolación.

Tenemos que hacer algo. Estoy muy preocupado” Hoseok no podía memorizar una nueva coreografía. Su mente volaba en cualquier dirección.

Para el otro lado. ¡Hobi! Para el otro lado"

Pero no lo escuchaba.

Tú eres su mejor amigo. Tiene que confiar en ti, contarte”

¿Es qué no lo conoces? Cuando se encierra así, es imposible. No sé cómo ayudarlo”

Está bajando de peso”

“Sí"

“Y tiene pesadillas que no lo dejan dormir. ¿Viste sus ojeras?”

Podríamos hablar con Bang PD"

“Sí, claro. En cuanto se desocupe de viajar con los otros grupos tal vez le interese saber si estamos vivos”

“¿Y con Jungsun?”

“No. Sea lo que sea que haya hecho, Kook tiene demasiado miedo. Primero tenemos que saber de su boca"

“Tal vez…” susurró Jimin “Tae podría hacerlo"

“¡Estás de broma! Ya ni se hablan. Y es lo mejor, considerando cómo están las cosas”

¡Entonces estamos en la misma! Exclamó levantando los brazos ante su propio reflejo “¡y la vuelta es para el otro lado! “

Su reflejo no había variado en absoluto durante esos meses que a los demás había fagocitado. Estaba al margen y no le dolía. Así había sido desde su nacimiento. Su papá no soportaba su llanto y lo ponía bajo el agua fría. Más tarde también puso sus dedos por detrás. Pero ser víctima no anidaba en ninguna parte de su cabeza. Era un luchador. Comió lo que pudo cuando su mamá lo recordó. No hubo amor. Horas de televisión donde la gente reía y podía comprar bonita ropa en lugares tan limpios que parecían diamantes. Ellos iban en sus autos y se detenían ante el amor a primera vista. Ellas eran mujeres delgadas de labios rojos que puede que se parecieran un poco a su madre. Solo que ella no amaba. Cuando cumplió 33 se colgó del árbol más alto, en el patio de la casa. No hubo velorio. Igual no había familia que pudiera acudir. A veces Jungsun veía su sombra columpiarse tras la ventana y se hacía pis en la cama. Tenía 9 años y prefería cambiarse y lavar todo antes que su papá lo descubriera y lo desnudara y sintiera sus rudas manos bajar por la espalda. Por suerte murió. Murió como cualquier alcohólico, en un accidente de tránsito.

La prima de su padre vendió la casa del árbol y se lo llevó a Incheon. Era ya vieja y sorda en ese tiempo. Lo dejó ser. Creció. Aprendió a bailar y a cantar. Trabajó para pagar clases particulares. Obligó a un compañero de clases a chupársela en un parque. Lo hizo llorar. Acudió a castings miles de veces. Fue rechazado en cada una de ellas. Cuando cumplió 18 se llevó todos los ahorros de Hye Soo, se mudó a Seúl y se pagó una operación quirúrgica que afiló sus rasgos, mientras seguía a la nueva sensación coreana por internet.
Lo cierto es que siempre espero que Hye Soo lo denunciara y en vez de estrellato obtuviera una lindo hospedaje  en la prisión.

Los primeros años fueron horribles. Se prostituyó para comer. Y a comparación de lo vivido, el desprecio y el silencio de los demás, eran una cosquilla en su consciencia.
BTS eran una sombra de su anterior gloria, y sin embargo para él que venía del infierno, era más que suficiente. Le atraía el poder y estaba ejerciéndolo tal cual le habían enseñado. El dinero era bueno. Las fans gritaban su nombre. Y Jungkook le gustaba. Lo dejaría tranquilo por un tiempo. El necesario para que aceptara su destino sin temblar.

Buenos Aires era la última parada. Tres meses viajando por América, de norte a sur. Persiguiendo el frío de las estaciones. Le habían dicho que en ese lugar servían la mejor carne y esperaban por el mozo. Bae se había dejado crecer la barba y llevaba puesta la camisa azul que le había regalado. Taehyung sabía que no le gustaba. Cosas así era Bae. Pequeños y grandes gestos. Sonrisas de incomprensión. Con lentitud había abandonado ciertos hábitos, porque el otro, con su madurez y claridad, le mostraban cuán absurdo era. Así que cuando no estaba seguro lo miraba. Y sabía.
Gracias a eso, ya no era tomado como un excéntrico alienígena.
Aunque en el interior de su mente siguiera hablando de colores no inventados aún en lienzos solitarios al final del corredor.
El tener que hacer todo el trabajo le había restado tiempo a lo demás. Fotografía, actuación, dibujos, pintura. Extrañaba. Pero nada decía. Después de los conciertos volverían a los Estados Unidos. Bae quería obtener la doble nacionalidad. Para los dos.

Aquí nadie nos dirá que está mal o bien. Ya viste que te aman. No tanto como yo, eso sí. En la tierra de los sueños hay lugar para gente como nosotros. Podríamos, más adelante, casarnos… no es mucho soñar. Los sueños también nos pertenecen"

Y eso fue lo más hermoso que Bae le dijo jamás.

Taehyung leave BTS [Completa]♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora