Taehyung leave BTS [Completa]♡

Pez Grande pez pequeño

行く春や         La primavera pasa
鳥啼き魚の    lloran los pájaros
目は泪              y hay lágrimas en los ojos de los peces

Bashō 

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Casi 24 horas de viaje. Una buena parte en el aire, la siguiente en ruta. Para trasladarse de Seúl a Busan, rentaron un auto, pero viajó solo. Era un asunto demasiado privado como para aceptar compañía. Y si se ponía a pensar, era la primera vez que soltaba todas las manos y se paraba de frente y solo ante un problema. Irónico que ni siquiera fuera un asunto suyo.

Sin hacer escalas y con dificultades para dormir durante el vuelo, los bordes del camino se hicieron difusos, los párpados se negaban a subir aunque tuvieran el sol de frente. Pesaban toneladas. Casi se llevó por delante un sedán blanco que apareció mágicamente después de un pestañeo quizás muy prolongado. Tuvo que frenar.

 
"Me duermo" le había escrito.

 
"Amor, te dije que debías dormir y descansar antes de salir a Busan, ya te reservé una habitación en el Park Hyatt. Marine city 1-ro, U-dong, Haeunda"

Eran las 3 de la tarde cuando se metió en  "Los soñadores", el primer hotel que encontró a un costado del pavimento. Bae le había reservado en un cinco estrellas, pero iba a desviarse demasiado, hasta la costa. Desviarse era un precioso tiempo perdido, sumado al que tendría de sueño. Luego vería como contarle a su novio que se había arriesgado en un lugar de dudosa higiene y sin guardaespaldas.

"Llamaría mucho la atención con un tipo pegado a mi trasero, Bae. Nadie sabe que estoy en Corea. Ni mis padres"  le había replicado ni bien pusieron un pie en la capital.

"Pero podrían reconocerte"

"Tengo gorra y lentes. No usaré maquillaje, no hablaré con la gente y si tengo que hacerlo, solo monosílabos. Iré a la casa lo más directo que pueda"

Luego hizo ese gesto de resignación con las manos y lo besó despacito.

"Llámame o envía mensajes seguido. Cada hora si es posible"

"Lo intentaré, no será  fácil"

"Lo sé. Pero necesito estar al tanto"

La preocupación estaba marcada en surcos sobre su frente. ¿Hacía un esfuerzo sobrehumano al confiar en él? No. 

 
Bae era ese tipo de hombre. Aún con su expediente manchado no le ponía objeciones, suspendía su primera semana de descanso como pareja, lo ayudaba a meter la ropa en la valija, le daba varios números de teléfonos, hacía reservas. De la mano lo acompañaba hasta donde debía y luego adiós y buena suerte sin una cuota de resentimiento. Con una completa seguridad en él. 

 
¿Pero Taehyung podía confiar en Taehyung?

La mujer que lo atendió lucía agotada como él y no dejó de mirarlo fijamente. No supo la razón, pero a esas alturas, estaba acostumbrado a que la gente lo hiciera. Su identificación era una buena falsificación. Ella anotó los datos en una vieja computadora y le entregó el código de la habitación número 13.

Vio los camiones estacionados en una larga hilera y supuso que era la clase de clientes entre los que alguien como él destacaría. Al abrir la puerta 13 un aroma nada prometedor le dio de lleno.
La luz era tenue, el espacio reducido y encontró una cucaracha en el baño, que envolvió en papel higiénico y liberó por la ventana. Si las bombas no habían acabado con una especie de 300 millones de años, él no lo haría. Las sábanas blancas percudidas le generaron más rechazo. Pensó en ácaros, en fluidos, en sexo anónimo y cotidiano, y decidió acomodar almohadas y colchas en el piso.