Los primeros en morir

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Eram quod es, eris quod sum

(Yo era lo que tú eres y tú serás lo que soy)

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Era verano en Corea. Promediaba el año. Los noticieros traían imágenes de alguna tragedia área en la India. Algún incendio forestal en Australia.
Un informe alertaba sobre la depresión en los jóvenes universitarios del país. Silenciaban la palabra suicidio. Aunque se escuchaba muy claro.

Jimin miraba la pantalla. Quizás si viera suficientes desgracias no pensaría tanto en la suya. En la de ellos.

Estaban bajo el mismo techo pero apenas se encontraban. Flotaban dentro de sus cabezas y difícilmente lograban percibirse.

Solo Hye Sun los veía. Solo ella podía aparecer entre la neblina y sonreír. A veces no aparecía completa, a veces solo era una mano acercando un café caliente o una boca hablando sobre el caos del tránsito. A veces una mirada compasiva.

Sabía que Nam en algún rincón componía canciones para otros.

"Está algo engripado" decía "Le llevaré un té con miel" entonces la imagen de su hyung se le dibujaba con la nariz roja, con pañuelos a un costado, tocando botones en una consola.

Pero rara vez estaban juntos.

Jimin evadía. Evadía. Y sin importar cuanto, la imagen mental de Namjoon era algo que se mantenía en su cabeza, como una estrella firme en el horizonte. Si él escribía y escribía, algo en el universo parecía ser constante.

Lo difícil era... era saber que el corazón de Tae se marchitaba rápido. Que por la mañana estaba más seco y descolorido que el día anterior.
Debían obligarlo a comer, incluso a beber. Olvidado de sus instintos primarios de vida, Kim dependía del amor de sus amigos. Pero el amor fraterno no alcanzaba. Ningún amor era suficiente red de contención.

Jungkook había permanecido a los pies de su cama, como un cachorro arrepentido. Sin decir nada. Cuatro días y tres noches. Hasta que Tae estalló, incapaz de seguir soportando, y lo echó de allí. Lo hizo desaparecer de su vida. Gritó. Casi tanto como cuando los guardias de Gan lo sacaron a la rastra separándolos de sus hijos. Le escupió que se fuera, que se largara de una buena vez, que lo odiaba más que a nadie en el mundo, que era su culpa, que moría de dolor y que eso era su culpa, su maldita culpa.

Creyó que entre el sufrimiento de Taetae y el de Kook se abriría una grieta por la cual se iría todo lo bueno y feliz de mundo.

El menor perdió el color, mientras el otro permanecía encendido en ira.
Se levantó despacio, pero en verdad pareció hundirse. Su labio inferior temblaba, mientras por dentro, lo que aún no se había destruido finalmente se hacía polvo.

No había forma en la que él pudiera arreglar nada. Las lágrimas que salieron de sus redondos muy redondos ojos eran frías. Desoladas. Estaba seguro, llegaba el fin de una era. La era en donde Taehyung amaba a Jungkook. Ahora comenzaba el hielo. Con sus ventiscas, con su poca piedad para los desnudos.

Jungkook se fue, a tropezones, en el medio de la violencia de los gritos que no cesaban.

Kim se desplomó en la cama y no volvió a levantarse.

Namjoon escribía canciones.

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"Compró una casa en una isla de Jeju. Allí están todos, menos él. El tipo sigue trabajando en el museo como si nada" le decía Hoseok a sus hyungs y vaciaba su vaso y se servía otra vez. El sonido de los pájaros veraniegos y ese sol atravesando los árboles del jardín eran una especie de contradicción. Se sentía irreal. Las estaciones se equivocaban.

Taehyung leave BTS [Completa]♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora