Esperaban la barcaza con un silencio bastante cómodo que se interrumpía con las olas que llegaban a la orilla. Había empacado lo esencial, su ropa lujosa ya no formaba parte de sus esenciales al igual que el maquillaje. Era un Jimin nuevo, irreconocible.
-Hijo.- Su padre apreto su hombro levemente para captar la atención, Jimin lentamente se dio vuelta y prestó atención a su progenitor.- Creo que es momento de entregarte esto.
Jimin recibió la pequeña libreta en sus manos, no sabía lo que era hasta que la abrió y vio muchos ceros en ella.
-Papá no es necesa...- Era demasiado dinero y no lo podía aceptar. Aún tenía escasos ahorros con los que planeaba sobrevivir hasta llegar a su destino
-Si lo es.- Dijo el mayor.- Ese dinero es lo que se suponía mandaría a tu madre mensualmente, están los regalos de cada de cumpleaños, y otras cosas innecesarias.- Jimin sentía cómo su corazón se apretaba.- Creeme que si hubiera dado con tu paradero te lo hubiera enviado.- Bajo su cabeza apenado
Su padre se había preocupado por su bienestar toda su vida, y aún seguía sintiéndose culpable por no haber estado con el. Jimin también era culpable y se recriminaría toda su vida el haber sentido tanto odio hacia una persona inocente víctima de la avaricia. El viaje a la isla no fue en vano, se reunió con su querida abuela, sus amigos habían encontrado el amor, había perdonado a su padre y había conocido a Jeongguk. Los mejores recuerdos de su vida se quedarían allí. Si las cosas hubieran sido diferentes, otra historia hubiera sido.
-La barcaza ya partirá.
El rubio no aguantó las ganas y abrazo a su padre, quería que sintiera que lo amaba y lo había perdonado, que jamás lo abandonaria de nuevo.
-Te quiero y perdón por todo.- Murmuro con un hilo de voz.
-Gracias por hacerme sentir orgulloso.- Las lágrimas caían, pero estas no eran de tristeza o agonia.
-Gracias a ti por esperarme.- Jimin le brindó una cálida sonrisa.- Por favor cuida de Jeongguk.- Dicho esto y sin esperar respuesta alguna se embarcó. Miro a su padre con ternura por última vez y el pensamiento de que todo mejoraría estaba muy lejos de llegar
[...]
La casa del castaño era un total desastre, las pinturas estaban en el piso, los floreros y jarrones que adornaban la estancia estaban quebrados, el sillón estaba dado vuelta y más de una patada se había llevado, la mesa de centro había sido quebrada, las paredes se habían llevado varios golpes y consigo los nudillos de Jeongguk estaban rotos mientras la sangre corría descontrolada. La furia no era propia de el, pero ahora estaba descontrolado. No servia gritar porque Jimin no volvería, no servía golpear o hacerse daño porque aún así no volvería por el.
Los gritos siguieron retumbando su morada por unos minutos más y luego pasó a las lágrimas descontroladas.
-¡¿Por que?!- Exclamó con la voz cortada. Tiro de su pelo, y ya derrotado con sus sentimientos cayó al piso.
Eran muchas preguntas las que rondaban por su cabeza. Todo iba bien, trataba con el mayor cuidado y amor posible al chico y aún así no había logrado que se quedara. No entendía, ¿le había mentido acaso?, ¿sus sentimientos no valieron nada para el?, ¿siquiera volvería? La cabeza le retumbaba y entre esas y miles de preguntas más, se quedó dormido y esperaba no despertar.
"Si muerto puedo tenerte, dímelo y me mataré mil veces"
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Written in the Stars | Kookmin
FanfictionCuando Jimin encuentra a su prometido engañándolo con su mejor amigo, no encuentra mejor solución que escapar, pero no a cualquier lugar, iría en busca de su abuela en una de las zonas más alejadas de la población surcoreana. • Kookmin • Mención de...