Capítulo 05

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Tres minutos de un incómodo silencio. El hombre solo lo observaba, años habían pasado de su ultimo encuentro, tal vez volvería a pasar un buen tiempo, debía guardar cada detalle de su hijo. Jimin por otro lado, evadía su mirada. Definitivamente no pensó en las consecuencias cuando eligió venir.

- ¿Como has estado? -Pregunto nervioso

-Si estuviera bien no hubiera venido aquí, ¿no lo crees? - A veces odiaba la manera en que se comportaba y lo grosero que podía ser, pero no sabía como actuar frente a él. Las palabras calaron en el hombre, su mirada lo delataba

-Me iré para no incomodarte entonces- Comenzó a caminar hacia la salida, pero el veneno con el que salían las palabras de la boca de su hijo, eran todos los años que sufrió debido a la falta de su ausencia.

-Eso es lo que siempre haces en todo caso, no se para que te molestas en tan siquiera decirlo. - El padre de Jimin se detuvo en la puerta.

-Quiero que sepas que tus palabras me duelen tanto como tu ausencia en estos años. - Dicho esto abandono la habitación.

Jimin se recostó en la cama completamente agotado. Eran bastantes emociones en un día, lo último que quería era volver a llorar. Observo con resentimiento el anillo y comenzó a reír por lo absurdo que sonaba todo. Saco el anillo con pesadez dejándolo en el buro, miró con desdén el esmoquin que yacía en el escritorio, repulsión sentía al mirarlo. Con rapidez se levantó y lo tomo, fue en busca de cerillos, y salió por la puerta principal ignorando la voz de su abuela. Si quería comenzar desde cero, debía deshacerse de aquel conjunto

[•••]

En el otro lado de la isla se encontraba un joven veterinario, que había despertado temprano, como de costumbre. Debía revisar los terrenos y animales, sus compañeros de trabajo no solían despertar temprano, así que adelantaría un poco de trabajo para ellos.

Pasado el mediodía, almorzó con su madre y la pareja de esta, en un restaurante en Jeju, por lo que tuvieron que tomar un ferry. El castaño definitivamente hubiera preferido almorzar en Udo o simplemente visitar a la mama de Park Dong Gun, el andante de su madre. Nana era su favorita, su comida era deliciosa al igual que los postres que preparaba con frecuencia, Jeongguk era un nieto para la anciana. La conocía desde los ocho años tal vez, por lo que la llamaba abuela, siempre que la nombraba por aquel apodo, la abuela sonría hasta que sus ojos se convertían en una fina línea, haciendo que el corazón del pequeño latiera de felicidad y orgullo.

Estuvieron un buen rato en Jeju, donde Jeongguk le dio a su madre la privacidad que necesitaba para que estuviera con Park. El chico por su parte fue a comprarle un regalo a la abuela y una que otra cosa que los chicos habían encargado. Cuando llegaron de nuevo a Udo, se rumoreaba la llegada de un chico vestido de novio, a lo que simplemente le restó importancia. En la noche le llevaría a la abuela lo que le había comprado, pasaría un buen rato con ella, y tal vez se quedaría a dormir. Era muy mimoso a sus casi veintiséis.

-Iré a revisar por última vez los terrenos, tal vez me quede con la abuela hoy. - Sacó las llaves de su camioneta mientras acomodaba su sombrero.

-Está bien cariño, mi amor ahora ira a dejarle unas cosas que le compro. - Jeongguk odiaba que su madre usara aquellos apodos con su futuro esposo frente a él, pero como era la mujer de su vida solo mostraba cara de desagrado a lo que ella reía. - Ya oscurecerá, no andes muy de noche puede ser peligroso.

-Conozco esta isla como la palma de mi mano. - Le señaló su mano mientas le sonreía. - Mama, cuando fuiste a hacer aseo a casa dejase todo igual, ¿cierto? - Algo que Jeongguk odiaba era que su madre fuera a su casa, ya que acomodaba todo en diferentes lugares y le era imposible encontrar sus pertenencias después.

-No estaba ordenado, debía guárdalas. – Se excuso

- ¿No cambiaras verdad?

-Si estuvieras con alguien, no habría necesidad de limpiar tu desorden. - Tomo una de sus mejillas y la acaricio con cariño. - ¿Cuándo me darás nietos? - Hizo un puchero.

-Cuando conozca a la persona adecuada. - Dijo mientras la besaba. - Ahora me voy.

-Siempre que saco el tema tienes algo que hacer. - Hizo un berrinche.

Subió a la camioneta y antes de partir le mando un beso a su madre, el cual atrapo con su mano para llevarlo a su boca. La amaba, era perfecta. Park tenía suerte. Arranco la camioneta con rumbo a revisar que todo estuviera en orden.

Se cercioro que todo estuviera en orden para visitar a su abuela, pero una cabellera negra lo hizo estacionarse, nunca había visto al chico por lo que se bajó de la camioneta sigilosamente y se acercó. Jeongguk nunca había sentido tanta curiosidad como hasta ahora. El chico tenía el cabello negro y desordenado, sus hombros eran pequeños al igual que la mayoría de su contextura y tenía en sus manos lo que parecía ser ropa, pero al cabo de diez segundos la dejo caer y prendió un cerillo sobre ella sin percatarse que había pasado a llevar su sweater.

Jeon Jeongguk debía ir en su rescate

"Nada sucede por casualidad, en el fondo. Las cosas tienen su plan secreto, aunque nosotros no lo entendamos."



Me vengo a hacer promo, lean vulnerable eso las/os quiero.

Written in the Stars | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora