Parte 2: Encuentros nada fortuitos

296 23 33
                                    

2-Encuentros nada fortuitos

**Sen**

-¡Os he dicho que no me toquéis!!! ¡Apartad vuestras sucias manos de mí!!- empujo agresivamente a uno de los hombres de mi padre que pone las manos en cruz meneando la cabeza y mirando a mi progenitor resoplando.

-Vamos Sen, cálmate amigo....-

-¿Desde cuándo somos amigos, Ginjo? Eres un maldito traidor, como tu hermano- fulmino con la mirada a Kensei que suspira y retrocede al ver que no estoy dispuesto a bajar la guardia. Chasqueo la lengua, rabioso y fijo mis ojos en los serenos y fríos de mi padre que se mantiene al margen sentado en la butaca de su despacho pese a que he tirado todos los papeles que había en su mesa y otros adornos de las estanterías.

-No sabes cómo te detesto, padre...- él entrecierra los ojos y se yergue en su asiento cruzando los dedos bajo su barbilla.

-Lo sé. Es algo que no sé cómo paliar, hijo mío-

-¿Paliar?? ¡Déjate de cuentos!! ¡¡Sabes perfectamente porque te odio!!! ¡¡Ya son siete años de ansias homicidas contra ti, viejo!!!- golpeo una de sus estanterías hasta romper una de las puertas y podría haber seguido sino llega a ser porque Kensei y Ginjo me agarran de los brazos impidiéndomelo.

-Va, va, Sen.... ¿porque no te das un paseíto y te calmas?- le doy un codazo a Kensei en el abdomen haciéndole rechinar los dientes y sonrío prepotente al ver que tiene ganas de devolverme el golpe pero sabe que no puede. Nadie puede tocarme siendo un dragón. Es la única ventaja que tengo de ser un hijo de un yakuza.

-Entonces, no vas a dejar que me encargue de ese asunto ¿verdad?- mi padre niega con la cabeza haciéndome jadear frustrado. Tengo veinticinco años, sé comportarme serenamente cuando estoy con otra gente y puedo hacer las mismas tareas que mis otros hermanos ¡¡solo tengo que firmar un acuerdo de ventas con un empresario aliado!! ¡¡Es un juego de niños!!!

-No confío en ti, Senbonzakura. Me duele decírtelo hijo, pero hasta que no controles esa ira, no te dejaré participar en ningún negocio de esta familia. Está en juego nuestra reputación-

-No tendrás ninguna reputación cuando acabe contigo- escupo esa amenaza con toda mi energía y salgo del despacho dejando a ese par de imbéciles agasajando a mi padre como de costumbre. En teoría eran mis guardaespaldas ¡o eso pensaba!!! ¡¡Par de vendidos!!! Incluso he tonteado con ellos para joder a mi padre sabiendo que ser gay es un tabú y una prohibición muy grande en nuestra familia, por eso yo....he acabado así....por ese amor....

Cojo la espada de madera de kendo que tengo en mi habitación maldiciendo el tener que usar una de mentira porque todas mis katanas han sido requisadas por mi padre para que no haga una tontería. Tsk! salgo a la calle impidiendo que ninguno de los nuestros me siga ya que no necesito ninguna escolta. Si alguien me quiere pegar un tiro, abriré los brazos y si antes de eso pillo al que intente matarme, que rece lo que sepa.

-¡Sen-sama!! ¡No puede salir solo!!- se me eriza la piel al oír la voz del padre de Kensei y Ginjo, el fiel perro de mi padre, Iba Tetsuzaemon que viene hacia mí corriendo y sudando con su vestimenta y gafas de sol negras. Alzo el mentón con altivez y le doy la espalda para seguir andando como si no le hubiera escuchado.

-¡Sen-sama!!!-

-¡Ya, ya te oí!! Pero voy a salir igualmente-

-¡Es peligroso!! ¡Hay un sospechoso rondando desde ayer por aquí!! ¡¡Dicen que es...!!- salgo corriendo sin oír sus últimas palabras y freno mi carrera en cuanto me he separado lo suficiente de los dominios de nuestro clan para caminar más lento. No quiero oír tonterías. Con solo escuchar las voces de los esbirros de mi padre, me dan ganas de patearles a todos. Sin excepción.

"Tu precio"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora