4-. ESFORZÁNDOSE.

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Cuando salieron de casa de Minhee, el chico los despidió alegremente y les dijo que él mismo llevaría a su casa las cosas. Dongpyo le agradeció y prometió que lo visitaría.

—Es muy agradable.

—Lo es —respondió Wooseok.

Ambos caminaron tranquilamente, Wooseok saludaba de vez en cuando a alguien y señalaba cosas. Dongpyo intentaba guardar la información importante, como por ejemplo, el dónde podía encontrar increíbles dulces de frutas y mermeladas.

—¡Wooseok! —alguien gritó a sus espaldas.

Ambos se giraron para ver. Una bonita omega de cabello negro hasta la cintura y ojos vistosos se acercó a ellos. Llevaba puesta una falda que le llegaba a los tobillos, una blusa de manga larga y cuello de tortuga.

—Hola, Kokoro —dijo Wooseok.

—¿Vas hoy con los cachorros? —cuestionó ella.

—Yo... no sé —el omega miró a Dongpyo un momento, después volvió su mirada a la chica—. Probablemente no pueda...

—Oh, bueno.

—Uhm, Wooseok —intervino Dongpyo—. Si tienes algo que hacer, puedo volver a casa.

Kokoro centró su mirada en él, y le sonrió.

—Hola, soy Kokoro —saludó amablemente—. ¿Cómo te llamas?

—Soy Dongpyo, es un gusto —se presentó, extendió su mano y ella se la estrechó con entusiasmo.

—Perdón si te lo digo, pero hueles mucho a Seungwoo.

Él se sonrojó. Wooseok soltó una risita.

—Debo admitir que me gusta decir que este dulce omega, es el compañero de mi hermano —dijo Wooseok.

—¡Oh, por los cielos! —exclamó ella—. Lamento si soy muy entusiasta, pero es que conozco a Seungwoo desde siempre, mis hermanos y yo de hecho.

—Bueno, Dongpyo, ¿quieres ir con los cachorros? —dijo Wooseok—. Kokoro y yo los cuidamos normalmente por la tarde, podemos ir ahora.

—Oh, por supuesto —respondió con alegría.

—Bueno, andando.

Los tres caminaron por las calles, se adentraron a los arbustos y caminaron entre los árboles hasta que llegaron a un prado verde con sólo un árbol en el centro, ahí, bajo la sombra, había una chica de cabello rubio sentada con las piernas cruzadas y varios niños sentados igual que ella alrededor.
Kokoro se acercó corriendo y extendió los brazos, los niños en cuanto la notaron se levantaron y la rodearon, abrazándose a sus piernas y hablando emocionados.

—¡Kokoro, hoy atrapé un conejo!

—¡Mamá me dijo que podías venir a cenar!

—¡Se me cayó un diente esta mañana!

Las voces eran infantiles y tiernas, algunos arrastraban un poco las palabras, Dongpyo sonrió.

—Ellos la adoran —le susurró Wooseok al oído—. Se encarga de enseñarles a controlar su forma de lobo.

—Eso es estupendo —murmuró el bajito.

—Vamos, todos a sentarse —dijo amablemente Kokoro, sentándose bajo la sombra del árbol.

—Ahora que estás aquí, tengo que irme —dijo la chica rubia con tono jovial—. Nos vemos mañana.

—Adiós, Rise —dijeron los niños a coro.

Stay With Me. [SeungPyo - X1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora