44-. DIVIDIR.

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Seungyoun le esperaba en el vestíbulo de la gran casa. Seungwoo se acercó a él, y antes de que pudiera formular una palabra, el líder habló.

—¿Crees que sea una coincidencia?

La respuesta era un no, algo que ambos sabían pero no estaban listos para afrontar. Habían visto a sus padres al borde de la desesperación por descubrir el culpable de aquellas muertes que les robó el sueño tantas noches. Ellos eran jóvenes en ese entonces, pero no lo suficientemente incrédulos como para no saber la importancia de los acontecimientos.

—¿Lo has interrogado ya? —preguntó Seungwoo.

—No, estaba esperando tu llegada. Está abajo, junto a los guardias que lo capturaron.

Compartieron una mirada antes de comenzar a caminar por el pasillo.
Bajaron una escalinata de mármol y llegaron a una puerta de madera gastada, la cual los llevó a un amplio corredor de piedra. Al final había una puerta de piedra, Seungyoun abrió y entró, Seungwoo lo siguió.

La habitación era de muros y techo de piedra, brillantemente iluminada por antorchas que era la única fuente de luz que podría obtener un lugar tan frío y húmedo como ese. 
Sentado en un banco de madera, justo en medio del lugar, estaba un hombre de mediana edad, vestía prendas viejas y una coleta de espeso cabello negro adornaba su cabeza. Tenía la vista clavada en el suelo y las manos detrás de la espalda, seguramente atadas.
Detrás de él tres hombres aguardaban apoyados contra el muro.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó Seungyoun, pero el hombre ni se movió. Volvió a hacer la pregunta, esta vez en un tono más fuerte—. ¿Cuál es tu nombre?

—No eres ni la mitad de duro de lo que era tu padre —respondió el desconocido, con voz rasposa y un dejo burlón.

El líder tensó la mandíbula y apretó sus manos en puños.

—No te atrevas a hablar sobre mi padre.

—¿O qué? —retó el hombre, finalmente alzando la mirada con una sonrisa en los labios, la cual se borró cuando reparó en la presencia del otro alfa—. Ah, pequeño Han, tú sí eres como tu padre, según he oído. ¿También tomaste un omega precioso?

Seungwoo se acercó y le asestó un puñetazo en la mandíbula. Seungyoun lo tomó del brazo antes de que pudiera darle otro golpe.

—Seungwoo —dijo el líder en tono de advertencia.

El hombre tosió a través de su risa y escupió sangre al suelo, no se notaba ni un poco exaltado.

—Está bien, pequeño líder. Justo así lo haría su padre, es gracioso que esa pintoresca personalidad es lo que les hace perder.

—Esto sólo lo repetiré una vez, así que escucha con atención —dijo Seungyoun—. Te haremos preguntas y responderás cada una de ellas, perdonaré tu vida si cooperas.

El desconocido rió y negó con la cabeza.

—No voy a hablar, no sé cómo funciona tu manada, pero de donde yo vengo sabemos guardar secretos.

—Los secretos no te harán sentir menos dolor —agregó Seungwoo.

—Pruebáme —retó el otro.

Seungwoo tomó entre sus dedos la nariz del tipo y la torció a un lado, el crujido fue silenciado por el grito que el hombre profirió. La sangre comenzó a brotar como un manantial y Seungyoun se encogió de hombros para después dirigirse a los guardias.

—¿Dónde lo encontraron? —preguntó.

—Cerca del lago, el del norte, detrás de su casa, señor —respondió uno de ellos.

Stay With Me. [SeungPyo - X1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora