Stay With Me. [SeungPyo - X1]

Especial 3-. CRECER.

No había nada más importante que la familia, eso era lo que siempre le decía su padre y Seungwoo lo creía totalmente, pero ese "familia" incluía a Seungyoun y sus padres, lo cual era sumamente importante.

Mientras estaba ahí, sentado en la orilla del lago observando a su amigo en su forma de lobo nadar, se preguntó cuánto más podrían disfrutar de holgazanear. Seguramente a penas un par de años más, él estaba por cumplir los dieciséis, y a pesar de que Seungyoun era un tanto menor, era hijo de un líder y su responsabilidad parecía ser más grande, era tiempo de comenzar a hacerse más responsables, mucho más si ambos querían ser tan buenos guerreros como sus padres.

Seungwoo suspiró y comenzó a vestirse, el sol estaba comenzando a ocultarse y no quería ser regañado por llegar tarde a casa.

—¡Seungwoo! —se escuchó el grito casi infantil por el prado.

El nombrando volteó y observó a su hermano correr a través del prado.
Wooseok era tan joven como Seungyoun, pero su rostro aniñado lo hacía ver incluso más joven, de baja estatura, con mejillas llenas y rosadas.

—¡Papá está enojado porque vas tarde! —gritó Wooseok de nuevo.

—No grites —replicó Seungwoo mientras se levantaba—. Ya estás aquí, no hay necesidad.

—Pero me gusta gritar.

—A papá no le va a gustar eso —musitó el alfa, se giró y llamó a su amigo—. ¡Hey, Seungyoun!

—No grites —murmuró Wooseok—. No hay necesidad de gritar.

El alfa se acercó a su hermano y le revolvió de forma juguetona el cabello.

—Deja de ser un crío —canturreó—. Woseokkie.

—¡Sólo papá puede llamarme así!

Seungwoo soltó una risa, mientras Seungyoun volvía a su forma humana y pataleaba dentro del agua para ir a la orilla.

—¿Qué sucede, Wooseok? —dijo Seungyoun mientras se vestía—. ¿Tu papá al fin le va a dar palmadas en el trasero a Seungwoo?

—Ojalá —murmuró el omega.

—Ni en sus mejores sueños —dijo Seungwoo, mientras pasaba el brazo por los hombros de su hermano y comenzaba a caminar.

—Es más seguro que Seungwoo nos de palmadas a nosotros —observó Seungyoun mientras los alcanzaba.

—Es verdad —agregó Wooseok—. Ya huele a lobo viejo.

—Ah, ustedes dos son tan divertidos —ironizó Seungwoo, mientras sus acompañantes reían.

La verdad era que ya estaba acostumbrado a que esos dos bromearan a su costa. Ambos eran esos dos molestos hermanos que en un momento querían alejarlo, pero después volvían y se pegaban a él como sanguijuelas.

Caminaron casi en silencio, con las bromas y tonterías de los menores picando.

—Bueno, yo tengo que despedirme —dijo Seungyoun cuando llegaron al pueblo—. Mi papá no es tan comprensivo como el suyo.

—Adiós, líder —bromeó Wooseok agitando la mano.

—No es divertido molestarme a mí —replicó el alfa menor mientras se daba la vuelta y hacía su camino a su casa.

—Yo no diría eso —dijo Wooseok.

Seungyoun sólo agitó la mano por encima de la cabeza como despedida. Después Wooseok y Seungwoo siguieron su camino a casa en silencio.

Su casa había sido construida por su papá, en un lugar apartado del pueblo y rodeado de árboles, el patio delantero estaba lleno de pintorescas flores, que eran cuidadas por su mamá; una omega dulce y dedicada.