32-. SECRETOS.

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La biblioteca de la manada del Oeste era demasiado grande.

Con grandes estanterías que se alzaban hasta casi tocar el techo. Olía a pergamino, humedad y abandono, el beta que los había guiado se había apresurado a abrir las cortinas, y Seungwoo estaba seguro que el lugar no había visto la luz del sol durante mucho, mucho tiempo.
Llevaba muchas horas leyendo y buscando, sin encontrar nada. No sabía qué buscaba con exactitud, pero algo dentro de él le decía que debía saber algo. Era una sensación extraña, como si alguien le hablara desde su interior, alguien que no era él.

Yohan se acercó a la mesa y dejó sobre la superficie un par de libros con las portadas muy gastadas.

—Este lugar es como un laberinto —dijo, mientras se dejaba caer con abatimiento en el asiento.

Seungwoo estaba de acuerdo, todo estaba hecho un lío y, aunque había leído todo lo que pudo, aún parecía insuficiente. El sol estaba ocultándose y se sentía realmente abatido por no conseguir algo, ni lo más mínimo.

—Creo que por eso nos han dado la libertad de hurgar por aquí —respondió—. Sabían que sería inútil.

—Ni tan libremente —dijo Yohan, conteniendo un bufido.

Debía darle la razón, habían sido escoltados por dos guardias de rostro severo, quienes se habían quedado en la puerta; la cual habían dejado abierta. Seungwoo podía sentir sus miradas pesadas como si intentaran atravesarlo.

—Disculpen —dijo una voz cerca de ellos. Al levantar la mirada reconocieron al beta que los había llevado ahí, se había acercado con sigilo—. El líder Hyuk solicita vuestra presencia en el salón.

Seungwoo estaba bastante irritado como para responder, por suerte, no hizo falta, porque a penas terminó de hablar el beta se fue, claramente no dejándoles más opción que seguirlo.
Mientras volvía por los pasillos vacíos, reafirmó su rechazo hacía el líder Hyuk.

El salón estaba lleno de gente, y había músicos tocando alguna clase de música que Seungwoo no había escuchado antes.

—Oh, hijo, ven aquí —lo llamó el líder Hyuk, desde donde estaba sentado, una mesa colocada sobre una tarima—. He aquí al gran hijo de Han.

Seungwoo apretó la mandíbula y se aproximó, el líder estaba acompañado de otros alfas, uno de ellos su propio hijo. No había tenido tiempo de analizar al joven antes, pero era alto y robusto como su padre.

—Me he tomado la libertad de hacerte una fiesta de despedida —dijo el alfa Hyuk—. ¡Que no sabré cuándo te volveré a ver!

—No era necesario, señor...

—Bah, no te preocupes, hijo —lo interrumpió el hombre—. Has pasado todo el día dentro de esa vieja biblioteca, disfruta un poco antes de irte.

Quizás era su irritación hablando, pero Seungwoo sintió esas palabras como una burla, dio una breve reverencia y volvió a donde Yohan.
Ambos se acercaron a una mesa de bocadillos y consideraron si comer, pero sus estómagos se sentían como un nudo como para hacerlo, así que sólo se limitaron a aparentar.

—Vamos a fingir un momento en esta fiesta y después nos iremos —le susurró a Yohan, quien sólo asintió.

Seungwoo tomó a regañadientes una copa de vino cuando una omega vino a ofrecérsela, no pretendía beberla, pero cuando levantó la mirada notó al líder Hyuk mirándolo fijamente, así que tomó un sorbo y pretendió sonreír.
Al poco rato entraron varias omegas, vestidas con prendas de seda y antifaces, bailaban por el lugar y coqueteaban nada sutilmente con los presentes. Estaba debatiéndose su retiro, al desaprobar totalmente tal diversión, cuando algo captó su atención. Del otro lado del salón, donde había una puerta por la cual salía y entraba la servidumbre, había una omega apoyada contra el marco y estaba mirándolo fijamente, algo en su cabello rojizo le resultaba familiar.

Stay With Me. [SeungPyo - X1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora