20-. SENTIDOS.

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—No hay una forma de acelerar tu aprendizaje con la transformación.

Dongpyo hizo una mueca al escuchar las palabras de Kokoro. No había tenido más resultados con sus practicas y eso estaba abrumándolo.

—Pensé que podría haber algo...

—No te abrumes con eso —agregó Kokoro—. Entre más relajado estés, más fácil fluirá tu lobo. No te presiones, todo toma su tiempo.

El omega asintió, cabizbajo. Ambos siguieron caminando tranquilamente por el pueblo, rumbo a casa del líder. Dongpyo se había encontrado a la muchacha en su camino, y ya que iban al mismo sitio, se hicieron compañía. Kokoro era tan agradable y dulce que no podías negar su compañía, era muy amistosa y se preocupaba por todos, genuinamente.

—Kokoro... —llamó con suavidad Dongpyo—. ¿Yohan está bien? No lo he visto en unos días.

Kokoro sonrió y le tomó la mano con delicadeza.

—Él está bien, nuestro líder lo ha enviado a alguna clase de tarea afuera —respondió ella con tranquilidad—. Debe estar por volver. Espero así sea, Hyunjoo y yo lo extrañamos demasiado.

—Lo extraño también —admitió Dongpyo—. Es agradable tenerlo bromeando alrededor.

Después de eso, siguieron su camino en silencio, cruzaron la reja abierta que rodeaba la casa y Dongpyo saludó con la mano, como siempre hacía, a los lobos que vigilaban la entrada. Cruzaron el vestíbulo, llegando al pasillo que se conectaba con todos los demás pasillos y puertas de la casa, caminaron hasta llegar a uno de los pequeños jardines, y ahí, sentando en el borde de mármol que rodeaba unos arbustos, estaba Hangyul; inclinado hacía adelante, con los codos apoyados en las rodillas y las manos colgando entre éstas.

Dongpyo y Kokoro intercambiaron una mirada confundida antes de acercarse, en cuanto el alfa los notó, se levantó y les dedicó una sonrisa, aunque no era tan brillante como siempre.

—Buen día, Dongpyo, Kokoro —dijo con una leve inclinación de cabeza.

—Buen día, Hangyul —dijo Kokoro con su tono jovial, entrelazó sus manos sobre su estómago y ladeó un poco la cabeza, dándole un aura más dulce—. ¿Estás bien?

Dongpyo observó la sonrisa de Hangyul titubear un poco, pero cuando la recuperó, fue una sonrisa genuina y brillante.

—Estoy bien —dijo sereno—. Hay mucho trabajo que hacer últimamente, es abrumador.

—A veces deberías tomarte un tiempo para ti —dijo la omega, se acercó al alfa y lo tomó del brazo, buscando reconfortarlo—. No olvides cuidarte, alfa.

Hangyul rió con suavidad y revolvió de forma juguetona el cabello de la muchacha con la mano.

—Lo haré, Kokoro, gracias.

Dongpyo escuchó a alguien bufar a su espalda, se dio la vuelta, encontrándose con Seungyoun, quien tenía una expresión seria en el rostro y caminaba por el pasillo con toda la gracia que debía poseer un líder, el alfa se detuvo a unos metros de ellos y sonrió ladino.

—Bueno, Hangyul, debo decir que todo es muy agradable —dijo intentando sonar cortés y formal, algo que extrañó a Dongpyo—. Pero debes mantener compostura, trabajas en esta casa, así que nada de... romance aquí.

Kokoro pareció sorprendida, bajó la mirada, con las mejillas sonrojadas, en cambio, Hangyul tensó la mandíbula.

—No se preocupe, líder —respondió con suavidad, una suavidad que parecía ocultar un poco de enojo—. Sé muy bien dónde debo llevar mi vida personal.

Stay With Me. [SeungPyo - X1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora