34-. CEDER.

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—Seungwoo, ¿estás bien? —preguntó Sojung, ella sonaba realmente preocupada.

El nombrado acarició el cabello de su omega, mientras éste lloraba suavemente contra su hombro.

—Estoy bien —respondió, señaló con un movimiento de cabeza a la puerta frente a ellos—. Yohan no lo está tanto...

Su voz se volvió apenas audible en las últimas palabras. Su mente seguía confundida, despertó en una habitación sólo en compañía de un sanador, y no le había prestado atención en realidad, Seungwoo estaba demasiado desesperado por saber de Yohan, así que simplemente había salido a buscarlo y cuando encontró la habitación se plantó frente a ella.

—Yo... no pensé en que pasaría algo grave —agregó cuando Sojung no respondió. Sus ojos brillaron mientras intentaba acomodar los pensamientos en su mente—. Fue todo muy rápido, tantas cosas... Jungyeon, esos lobos y no podía transformarme... dolía.

Recordaba el dolor y la desesperación, perdió el control de sí mismo y eso se sentía fatal, porque en momentos complicados sólo cuentas contigo, todo lo que queda eres tú y sin eso... sin eso estás perdido.
Sojung se sentó en la banca y le acarició la mejilla.

—Tranquilo, querido, descansa un poco y después puedes contar...

—Jungyeon —la interrumpió Seungwoo. Ella se tensó—. Tu hermana, dijo... dijo que se encontrarían en al árbol del prado, parecía importante y debes... debes saberlo.

Él tenía tanto que decir y que preguntar, su mente parecía flotar en la nada mientras todo pensamiento se arremolinaba y causaba un caos.
Sojung pareció emocionada un momento, pero volvió a su serenidad de inmediato.

—Vamos a curar tus heridas, primero veremos que estés bien, ya habrá mucho tiempo para que hablemos.

Al escucharla, Dongpyo se removió y salió de su escondite, sus ojos brillaban por las lágrimas y sus mejillas estaban sonrojadas. Seungwoo se inclinó y le lamió la mejilla, después la comisura de los labios.

—Yo soy quien debe reconfortarte a ti —dijo el omega, con un poco de diversión, aunque su voz tembló, haciendo notable cuan afectado estaba. Se levantó y con ayuda de Sojung, pusieron a Seungwoo de pie—. Debiste quedarte con el sanador, te quejaste cuando te abracé... ¿Qué te duele? ¿Puedes caminar? Si necesitas algo puedes...

—Estoy bien, dulzura —lo cortó Seungwoo—. Puedo caminar perfectamente o al menos lo suficiente como para ir al final del pasillo.

Finalmente, Sojung y Dongpyo le ayudaron a llegar a la habitación al final del pasillo. El lobo de Seungwoo no estaba muy convencido de alejarse de donde se encontraba Yohan, pero tampoco quería preocupar a su omega, así que se dejó guiar, mientras intentaba tranquilizarse de todas las maneras posibles.

La habitación era pequeña, con una gran mesa de madera en el centro, algunos bancos alrededor y numerosas repisas llenas de frascos; algunos con sustancias líquidas y otros con simples hojas.
Seungwoo se sentó en la orilla de la mesa y dejó que la manta que colgaba de sus hombros se deslizara hasta su regazo. Dongpyo se quejó al notar los moretones y arañazos que se dejaron al descubierto, llevó su mano a los puntos que adornaban el cuello del alfa, eran marcas sin duda de garras y por ese momento, en que tocó la piel lastimada, comenzó a sentirse realmente enfermo.

—Estoy bien —repitió Seungwoo, como leyendo la mente del omega, quien lo miró sin parecer convencido. El alto tomó la mano de su compañero y le besó de la palma a la muñeca—. Realmente estoy bien, lo cual es un alivio incluso para mí.

—Te creo —respondió el omega—. Pero eso no hace que me sienta mejor.

Seungwoo sonrió ligeramente. Sojung, que había estado buscando entre los frascos con apuro, se acercó a la mesa y dejó varios frascos sobre ella.

Stay With Me. [SeungPyo - X1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora