51-. DESPERTAR.

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Dongpyo era incapaz de mantenerse de pie. Estaba sentado en el suelo, entre frondosos árboles que escurrían gotas de lluvia desde sus hojas. A su alrededor, del suelo húmedo brotaban piedras y raíces.

Varias veces intentó ponerse de pie, pero su cuerpo se sentía tan pesado, incontrolable. Así que optó por quedarse sentado hasta que pudiera tener control de si mismo.
Los rayos solares se colaban entre el ramaje, pero no era suficiente para darle claridad a su alrededor, todo estaba casi en penumbra. Olía a tierra mojada, pino y a humo. Se escuchaban aves, grillos y el susurro de las hojas en el suelo al ser agitadas por el frío viento. Estaba decidido a intentar levantarse de nuevo cuando lo vio.

En realidad, primero lo escuchó, un crujido similar al de una rama al romperse. Después los arbustos se sacudieron de una forma violenta y una figura apareció detrás del tronco de un árbol. Dongpyo se arrastró hacia atrás del susto mientras la figura cayó al suelo de rodillas en un golpe húmedo y sordo.
Era un muchacho, de cabello rojizo y piel pálida, estaba respirando con dificultad, jadeando en busca de aire. Sus ropas estaban llenas de lodo y cargaba en una mano una caja de madera, su mano se aferraba a la agarradera con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos.
Ellos se miraron un momento, aunque Dongpyo tenía la sospecha de que aquél muchacho no lo estaba viendo, en realidad parecía ver a través de él. Su rostro de facciones suaves estaba lleno de arañazos rojos y sus ojos... sus ojos llenos de lágrimas parecían tan familiares.

¿Quién eres? Antes de que pudiera formular las palabras, otro crujido se escuchó y el muchacho, con pánico y tropezándose, se puso de pie y echó a correr, sin reparar en su presencia.
Dongpyo estaba componiéndose de la impresión cuando otra figura apareció de entre los arbustos. Era un hombre alto y robusto, con cabello blanco y nariz puntiaguda. Iba sin camisa y su torso estaba lleno de cicatrices, en su rostro de facciones duras se concentraba una expresión de coraje. Se fue detrás del muchacho con la misma velocidad con la que había llegado.
Dongpyo se puso de pie de un salto y echó a correr detrás de ellos. Sus piernas dolían, pero tenía una agustiante sensación en el pecho.
Corrió a través de los árboles, con una certeza; aquél hombre iba a hacerle algo a ese muchacho. Sintió la desesperación correr por su cuerpo.

Cuando salió de los árboles se encontró en una llanura llena de pasto seco, aunque del cielo caía de forma constante la lluvia.
Vio a lo lejos las dos figuras corriendo, el cabello rojizo se movía en todas las direcciones, brillando como sangre bajo el sol.
Dongpyo corrió tan rápido como pudo, pero no fue suficiente. El cuerpo robusto del hombre se precipitó sobre la delicadeza del muchacho, tumbándolo al suelo.

-¡No! -gritó Dongpyo, el dolor explotó en su espalda y cayó al suelo, salpicando su rostro de tierra.
Se apoyó en sus manos para incorporarse, mareado, temeroso.

¿Qué está pasando? Se arrastró por el pasto, un incesante pitido retumbaba en sus oídos, a penas permitiéndole escuchar.

-¡¿Dónde está la llave?! -escuchó a una voz grave gritar.

Una voz más suave y temblorosa respondió.

-¡No lo sé, lo juro!

-MIENTES.

Dongpyo alzó la mirada y vio al hombre sobre el muchacho, que estaba tumbado boca abajo. Lo tomaba del cuello de la camisa y lo golpeaba contra el suelo.

-¡Vas a decirme dónde esta! ¡Quieras o no!

-¡No lo sé... por favor! ¡Por favor, tengo un hijo!

Stay With Me. [SeungPyo - X1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora