Paraíso

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-Mire hacia arriba, por favor - me pidió el fotógrafo, y yo acaté la orden al instante.

Estaba cansado. Aquel había sido un día especialmente largo y agotador, daba la sensación de ser interminable.

Desperté en mi suave cama abrazado a mi suave novia. Todo pintaba increíble, decidimos tomar una ducha y posterior a eso, desayunar juntos. Estábamos muy melosos, pero yo lo disfrutaba muchísimo.

Pero muy a mi pesar, las cosas se tensaron y desembocaron en una pelea. Básicamente, fue por un inocente y sin mala intención comentario de su parte que yo me tomé demasiado mal sin razón.

Ella dijo: "Ojalá tuvieras más tiempo para hacer esto más seguido. "

En realidad no fue algo que debía molestarme, lo dijo sonriente y con nuestras manos entrelazadas como siempre, pero de todos modos me enojé.

Lo interpreté como si fuera una especie de reclamo, como si ella no entendiera que mi tiempo es mayoritariamente consumido por mi carrera, y yo no tengo voz ni voto en como este se distribuye. Aunque ella no lo dijo con aquella finalidad.

Solo atiné a dejarla en la mesa, aún con el desayuno sin terminar sobre ella, tomar mi mochila e irme hacía la casa de Chan.

Y sé que estuvo mal. Ahora me siento mal.

-Sonría un poco - volvió a hablar el fotógrafo.

Inadecuada petición.

Cargaba un humor tan asquerosamente malo, que tal vez mi sonrisa se hubiera visto como una mueca extraña que ni a las fans ni a nadie agradaría observar.

Lo único que realmente anhelaba era terminar la sesión fotográfica e ir a dormir. Aunque también quería llamar a mi novia, pero ella seguro estaba enojada, y con razón.

-Señor Woojin, debe ir a cambiarse por el siguiente vestuario.

Excelente.

Una mujer cuarentona del staff se acercó a mi para escoltarme hacía los camerinos y una vez allí me indicó que prendas debía colocarme.

Quizás era mi mal humor, o quizás la ropa enserio era horrible. Había pasado de lucir un vestuario completamente de color negro que no me disgustaba a ser un maldito cupcake multicolor. Los diseñadores a veces hacen cosas realmente feas.

Cuando estaba por salir mi celular sonó con un tono específico. Sabía que era mi novia porque la notificación sonó con "nuestra" canción. Éramos demasiados cursis a veces.

"Woojin, debemos hablar"

El mensaje no decía nada más, y esa sola oración consiguió que en todas las fotografías consiguientes que me tomaron yo saliera con mi rostro lleno de preocupación. Vaya sesión mala aquella.

-Es todo, puede irse señor Woojin.

Jamás ansíe tanto escuchar algo como eso.
Salí del edificio y paré un taxi, subí en el indicándole la dirección al conductor de mi novia. Con mi corazón latiendo muy rápido y nudo en mi garganta el trayecto se me hacía eterno. Tenía cierto miedo de lo que ella pudiera llegar a decirme. Ambos habíamos peleado bastante por motivos estúpidos últimamente.

Ingresé al edificio donde ella vivía, saludé a las recepcionistas y al encargo y subí al ascensor marcando su piso.

Mis trémulas manos tardaron un poco más de lo usual en meter la llave en la cerradura, y era todo causado por mi nerviosismo.

Abrí la puerta lentamente y me topé con la vista de ella sentado en el comedor mordisqueando sus uñas.

-Woojin - susurró al verme.

-Linda, yo enserio lo lamento - empecé mientras cerraba la puerta -. No debí tomarme lo que dijiste como lo hice, y estar estresado no es excusa para hacerte daño, eso lo sé, pero a veces puedo ser un poco idiota. ¿Podrías perdonarme cariño? Enserio lo lamento demasiado.

Hubo un poco de silencio y yo me senté a su lado con el propósito de seguir hablándole. Pero pronto sentí su mano acariciando las mías y su suave tacto fue suficiente para hacerme callar.

-Esta bien, cielo. Yo también lo siento, no quise hacerte sentir mal con lo que dije. Sé que es muy tarde para cenar, pero ¿Te gustaría un café, nuestra cama, música de fondo y hablar un rato de puras tonterías? - me sonrió ella.

-Me gusta esa propuesta.

Bueno, al menos el día concluyó tan bien como había empezado antes de la discusión.

Ambos con tazas humeantes y calientes de café, oyendo música tranquila y su dulce voz hablándome de cualquier cosa y haciéndome reír, sobre la cama abrazados, era mi paraíso.

Y estaba muy agradecido de tenerla, y de la forma tan única en la que ella me comprendía.

ˢᵗʳᵃʸ ᴷⁱᵈˢ ¡!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora