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L E E F E L I X
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¿Qué podría salir mal? Típica pregunta a la que la respuesta suele ser un arrogante "nada", pero honestamente, todo termina saliendo mal. Todo, parece salirme mal hoy.
Ser niñera no es para nada fácil, y para nada fue una buena idea, o mucho menos coherente, de parte de mi tía dejarnos a sus hijos. Con tres bebés en total, dos niñas y un niño, me siento una inadaptada sin la más remota idea sobre maternidad. Felix me está ayudando a cuidar a los pequeños retoños hiperactivos, y aún no sé si es un punto a mi favor o no.
La mayor de las niñas, de seis años, pelea con el niño casi a los puños — es una exageración, porque si llegasen a tal punto ya optaría por lanzarme por el balcón —, y Felix hace su mayor intento para mantenerlos separados, pero fracasa monumentalamente. Y la bebé más pequeña, de apenas un año, está llorando hace un par de minutos y todavía no sé porqué.
—¿De verdad creíste que poniendo los niños frente la televisión todo el día iba a funcionar? —pregunta él, refunfuñando, justo antes de que un almohadón golpeara directo en su cara lanzado por la niña.
En otro momento me hubiera reído, pero la bebé está tirando mis cabellos de tal forma que no me lo permite.
—Pensaste lo mismo, no mientas — replico, mientras intento mecerla y calmarla completamente en vano.
Él camina hasta mi, rendido ante los dos soldaditos y dejando que sigan peleando y gritando sinsentidos a su suerte.
—Quizá tenga hambre — opina, y mi rostro se ilumina de esperanza.
Ser madre o padre, o adulto responsable, o lo que fuere, debe ser la cosa más ardua del mundo. El llanto de la pequeña niña no parece cesar por ninguna cosa existente en este mundo y casi está por arrancarme lágrimas por la impotencia. Los niños no traen consigo ningún manual. Y al mismo tiempo que ellos aprenden que sus acciones causan reacciones en nosotros, a nosotros, los supuestos "adultos responsables", nos toca adaptarnos a entender de alguna forma que quieren, y esa tarea, no es para mí.
Yo no creo que podría vivir algo así con un pequeño niño que me llame "mamá". Traumatizante.
Mientras nos dirigimos a la cocina y mi cabeza divaga en todo aquello, inconscientemente comienzo a cantarle. Quizá funcione. No sé ninguna canción de cuna, así que solo le tarareo una canción que conozco.
—¿Tu canción de cuna es REM? — me encojo de hombros, y él comienza preparar su biberón riendo.
—Excuse me, uhm, I love you — recitando la icónica línea de la canción de Ariana Grande, Felix rie fuerte.
