Playa

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—¿Por qué eres taaaaaaaan mala?

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—¿Por qué eres taaaaaaaan mala?

No soy mala contigo, Felix, solo no quiero ir a la playa  —  contestó ella a través de su teléfono, riendo ante la tierna insistencia del chico.

—¡Pero es por mi cumpleaños!

Pero irás a cenar con los chicos para celebrar, ¿Cuándo quieres ir?

—De noche, me escaparía cuando estén todos dormidos.

Wow, eres un chico malo, Felix — respondió con sarcasmo, sin poder contener mucho la risa.

—Yah, no vuelvo a llamarte jamás en la vida, mejor amiga.

Te quiero mucho, y Felix cumpleaños.

    La chica realmente cortó la llamada, sorprendiendo a Felix, quien pensaba que bromearían  un rato mas y luego ella accedería a ir con él a la playa. 

    Si le preguntaban porqué quería tanto hacer aquello, Felix no tendría ni idea de qué contestar. Sentía algo raro por su mejor amiga, y es que cada vez su presencia se hacia más y más adictiva para él.

   Le gustaba verla reír, verla bailar, le gustaba escucharla hablar, de lo que sea, tan solo oír su linda voz. Le encantaba tenerla cerca, abrazarla, besar y pellizcar sus mejillas, le gustaba observarla, la chica cargaba un aura tan preciosa para el, simplemente irradiaba paz y belleza.

   Y tras tal involuntario análisis, cayó en la cuenta que era todo, todo ella le gustaba, le gustaba ella.

   No entendía ni cuándo pasó, ni porqué, ni cómo no se había dado cuenta de sus sentimientos antes, pero ahí estaba.

   Esa tarde se arregló para ir a cenar con los chicos, pues como ella había dicho, irían a cenar a un restaurante elegido por él.

   Estaba contento, si, estaba en un restaurante donde la comida era deliciosa,  sus amigos le habían preparado bonitos obsequios y hasta Chan le había escrito una carta que le hizo soltar unas cuantas lágrimas, pero aun así, había cierta decepción dentro de él.

   No iba a culpar a la chica por eso, pues ella no tenía ni idea de los, recién descubiertos, sentimientos del australiano, pero seguía pensando en la negativa de su parte ante la inocente idea de ir a la playa.

   Sin embargo, tuvo una muy hermosa celebración, los chicos lo hicieron reír mucho y se sintió muy querido, así que no se quejaba.

   Rozaban las once cuando decidieron volver a casa, pues era tarde ya. En el trayecto a casa en el auto, Felix tenía una estúpida y sin argumentos esperanza de que la chica lo llamara, o le enviara algún mensaje preguntando como estaba por lo menos, pero nada. Nada de nada.

   Se recostó en su cómoda cama con su cabeza hecha un lío. No sabía si estar feliz, si sentirse triste, pero tenía una mezcla de ambos bastante desagradable.

   Su linda cabecita dio muchas vueltas al controversial tema, y el sueño se negaba a llegarle.

   Cerca de la una, el sonido de una notificación en su celular llamó su atención.

   ¿Estás despierto, pecas?

   Bueno, no esperaba para nada un mensaje proveniente de ella, no considerando lo mucho que amaba dormir.

   Lamentablemente, Morfeo no quiere venir por mi.

   Le contestó, con un buen humor y alegría que llegaron de repente. Se sintió muy estúpido al darse cuenta de lo tonto que debía verse sonriendo como enamorado ante el teléfono.

   Bien, paso por ti en 15.

   Felix no entendió que quiso decir la chica, sin embargo, sentía una gran emoción quemarle el pecho con la idea de verla.

   ¿Por qué? ¿Qué sucede?

  ¿No querías ir a la playa de noche? 

    Felix casi salta de la felicidad ante aquel pequeño mensaje. Con cuidado de no despertar a nadie, se levantó de su cama y sacó algunas prendas de su closet, vistiéndose con dificultad por la falta de iluminación.

   Tal y como ella lo había prometido, quince minutos mas tarde Felix recibió un mensaje donde le avisaba que estaba abajo.

   Dejo un post-it pegado en el refrigerador diciendo que estaba con Lizz, por si alguno de los miembros se despertaba y se alarmaba por no verlo, aunque dudaba mucho que sucediera.

   Sin más bajó y se encontró con las vista de la chica apoyada en su moto, luciendo un  lindo vestido blanco con una chaqueta negra encima, su cabello castaño y largo estaba suelto, y el viento lo movía de forma despreocupada, ella le sonreía cálidamente. Su corazón comenzó a latir fuertemente al verla, se veía tan...única, entendió que ella enserio le gustaba.

—¿Listo? — pregunto y él solo asintió.

   El viaje hasta la playa había sido un poco largo, pero el ni siquiera lo había notado, su mente estaba ocupada en la chica que conducía la motocicleta. Al llegar comenzaron a caminar por la orilla, hablando de tonterías, disfrutando de la compañía. 

   Con un poco de temor, Felix tomó la mano de la chica, sin parar de caminar, y ella sonrió.

—Tengo algo importante que decirte, Felix — dijo ella deteniendo el paso — Y realmente no sé ni por donde comenzar.

—¿Qué tal...por el principio?

—Ja, ja, ja, ya no voy a decirte nada, por bobo.

—Yayaya — río él —. Soy todo oídos.

—Bien, la cosa es que, me gustas.

   Silencio, el chico se había quedado helado, pero pronto ella volvió a hablar.

—Y no sé que sientas tú, pero yo, simplemente me es imposible retener más esto, te quiero tanto, Felix, que duele. No tengo ni idea de como sucedió, pero poco a poco tu risa me empezó a gustar, tu voz me empezó a gustar, tu mirada me empezó a gustar, todo de ti me empezó a gustar, literalmente, porque adoro hasta las cosas de ti que tú llamas defectos. Y ahora, ahora ya no estoy segura de si me gustas, sospecho que estoy completamente enamorada de ti, porque quiero estar contigo todo el tiempo,porque  los malos días se solucionan con un mensaje tuyo, y todo lo que pasa por mi mente eres tú.

   Una que otro lágrima rebelde se deslizó por el rostro del chico, quien sonrió ampliamente ante las palabras de ella. 

    La atrajo hacia el, abrazándola mientras sentía el agua del mar mojar sus pies descalzos.

—También me gustas, y mucho, Lizz.











ˢᵗʳᵃʸ ᴷⁱᵈˢ ¡!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora