¿Quién está realmente mal?

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Narrador: Protagonista.

       Mi cabeza no paraba de dar interminables vueltas a toda esa situación. Y odiaba eso, porque pensarlo tanto me hería, pero no podía dejar de ser una masoquista.

     Todo el mundo es un poco masoquista, al fin y al cabo.

    Había llorado tanto que mis lágrimas ya no caían, como si se hubieran acabado.

     Tomé mi celular para ver la hora, eran las diez y unos pocos minutos de la noche.

     Diez de la noche y yo estaba en mi cama llorando, sola, lastimada y odiándome.

     Tenía mensajes de Génesis, mi superiora en mi trabajo, no era estricta y nos habíamos vuelto amigas.

     Además, ella sabía de mi corazón roto y me apoyó bastante en todo aquel doloroso proceso de soltar. Proceso en el que aún trabajaba.

    
" Lizz, es viernes, ¿Vamos a Jill's?"

      La verdad no tenía ni la mas mínimas ganas de salir a un bar, por más viernes y divertido que sea.

   
     "Lo siento Gen, lo último que quiero hoy es salir." — le contesté.

      "Dime que no estas llorando por ese imbécil de nuevo, la Lizz real no se hubiera negado a ir a Jill's "

      Su respuesta me hizo volver a sollozar. Sabía que era una estúpida por llorar por mi ex, sabía que era tonta que llora porque la lastimaron y ahora anhela otro amor que es imposible, pero mi corazón no, ¿Y quién podría hacerle entender a mi corazón que lo que quiere caprichosamente no está bien?? Nadie, porque ni yo podía.

       Tenía una cosa clara, me rompieron el corazón, y eso me estaba haciendo sentir sola, no me estaba estaba enamorando, no.

      "Lo siento." — disculparme por sentir últimamente era lo único que sabía hacer.

       "Voy a tu casa, hoy salimos a Jill's"

       Sabía que lo haría, porque así era Génesis, y como no quería otra charla motivadora que no me servía me resigné a levantarme y ducharme, al fin y al cabo no importa cuanto me negara, si era necesario ella me sacaría arrastrándome de los pelos de mi casa.

   Un rato más tarde, yo estaba en mi bata recién salida de bañarme cuando el timbre sonó.

      Fui tranquila, aún envuelta en la toalla, hasta la puerta sabiendo que era Génesis quien esperaba detrás, pero no era ella cuando abrí.

—¿Woojin?

—No contestas los mensajes, ignoras mis llamadas, creo que me has bloqueado porque ahora ni siquiera te llega lo que te escribo, ¿Por qué te vas así? — dijo entrando en mi casa y cerrando la puerta, caminó varios pasos hacía mi obligándose a retroceder.

—Porque necesito soltar, y no puedo contigo — murmuré al borde de las lágrimas otra vez
— No puedo.

—Pero a quién tienes que soltar no es a mi — podía percibir sus esfuerzos para que sus voz sonara lo más clara posible y no comenzara a temblar, y eso me hacía llorar —. Lizz...

—Pero está mal, Woojin. No te puedo amar si mi corazón se rompió, porque no te amo, perdóname — sollozé.

—¿Entonces vas a romper el mío?

—Sabes que está mal, sabes que no podemos, no lo hagas aún más difícil, no va a terminar bien para ninguno de los dos.

       A ese punto ya estaba llorando, las gotas de agua salada volvieron a caer sin ningún filtro y el tampoco se contenía.

     Volví a abrir mi boca para hablar pero mi frase quedó en el completo olvido cuando sus labios chocaron los míos.

     Era un beso tan difícil de describir. Nuestras lágrimas se mezclaban con nuestras bocas dándole un sabor ligeramente salado.
   
         Sentía su desesperación, su miedo de perdernos, su amor, y no quería que terminara.

       Pero era mágico.
     
       Con ese beso Woojin logró enseñarme algo. Las personas estamos tan sedientas de amor que nos enamoramos de la idea de ser amados, no de la personas, y ni siquiera nos damos cuenta de ello.

      Estamos tan deseosos de experimentar la locura exitante que es amar, que a cualquier boca llamamos hogar, y cualquier par de brazos paraíso.

      Anhelamos tanto sentir una conexión perfecta que vamos olvidando lo que es verdaderamente amar.

      Y lo entiendo con él porque estoy enamorada de él. Porque estoy segura de que esto es amor. Debía ser madura y admitir que no lo quería por mi corazón roto, yo lo quería por ser él.

     Ambos éramos un desastre con ganas de amarse, pero sin muchas posibilidades para ello.

—No me puedes hacer esto, no cuando cosas tan increíbles como esas pasan todo el tiempo entre ambos, solo entre nosotros dos — dijo con nuestras frentes unidas —. Al carajo todo, Lizz, al carajo que esté mal, al carajo que sepamos que la gente nos va a odiar, al carajo todo porque puedes poner todo lo quieras la excusa de tu corazón roto, pero sabemos que está roto cuando no estoy yo.

       Hice caso a sus palabras y me concentré en él y en nada más.

       Esta vez uní nuestros labios yo, besándolo con mas amor del que creía posible.

       Poco a poco la necesidad de ambos nos obligó a subir la intensidad del beso.

       Nuestros cuerpos comenzaron a suplicar más, y a mi ya no me importó nada más que él.

      Estaba segura de que eso era amar, y por más que dijeran que era incorrecto, por más que la gente intente prohibírnoslo, amar jamás esta mal, y me di cuenta de eso en aquel momento.

      Me permití que amaran mi cuerpo y alma, me deje demostrar que el amor real es la cosa mas maravillosa del universo.

     Desperté sola en la cama. Desde mi ventana podía ver las oscuras nubes que amenazan una buena tormenta.

    Me puse en pie vistiéndome con una sonrisa boba en la cara. Tomé mi celular y ví mensajes de Génesis.

    ¡Génesis!

     "Anoche cuando fui a tu cada me pareció escuchar ruidos raros en tu sala niña, eres una cochina, no me enojaré con la condición de que luego me cuentes todo"

     Cuando acabé de leer el mensaje me dio un ataque de risa, no sabía si por la vergüenza o por el hecho de que la situación si era algo cómica.

-¿De qué te ríes tanto, eh?

-Dios, me asustaste - dije dando un pequeño saltito -. Pensé que te habías ido.

     Él negó abrazándome por la cintura.

-¿Qué somos, Lizz? - susurró.

-Depende ¿Qué quieres que seamos?

     Él sonrió apoyando su frente en mi cuello.

- Todo.

- Entonces seamos todos y que el mundo se joda.

- Que se jodan - repitió uniendo nuestros labios en un beso.

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    Hola otra vez ❤

    Les agradezco enserio el 1k de leídas, para mi es un montón ❤

ˢᵗʳᵃʸ ᴷⁱᵈˢ ¡!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora