¿Qué es la deconstrucción?

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¿Qué es la deconstrucción? Siempre será posible que alguien intente definir la desconstrucción. Pero para que la desconstrucción sea, siempre será imposible poder de hecho definirla, como fijarla como si fuera una cosa, un objeto, un concepto o un método que pudiera repetirse o aplicarse sin el influjo diferenciador del tiempo, y también de la diferencia espacial o, en general, contextual.

El polémico lingüista y creador del término, Jacques Derrida, daba a entender la deconstrucción no en el sentido de disolver o destruir, sino, más bien, en el sentido de analizar las estructuras sedimentadas que configuran el elemento discursivo, es decir, la discursividad filosófica desde la cual pensamos. Esto implica la lengua, la cultura occidental y la articulación de lo que define nuestra pertenencia a esta historia de la filosofía.

No se le puede considerar una filosofía en sí, a pesar que tiene clara influencia de la metafísica y que su propio creador afirme que es filosofía excesiva, ya que la deconstrucción no tiene ningún sentido filosófico en sí por más que se busque darle uno, y vaya que varios han intentado. La deconstrucción no tiene normas ni procedimientos, como tampoco es un método o una disciplina en sí, a pesar que también se ha intentado aplicarla como uno u otro.

Simplemente, la deconstrucción consiste en desarmar por completo cualquier tipo de objeto para analizarlo de principio a fin para ver qué es lo que lo hace ser, como si se tratara de una especie de laberinto o gran rompecabezas. El objeto puede ser un texto literario, una novela, un cuento, un comic, etc., como algo no relacionado para nada con la literatura en si, como un automóvil o el diseño de un edificio, pudiendo aplicarse incluso hasta en personas reales como políticos, actores famosos, personalidades ilustres o fallecidos.

Inclusive ha llegado a usarse en diversas profesiones alejadas de la literatura y lingüística. En metafísica, se usó en una que se construyó en Derrida a partir de Nietzsche y de Heidegger; como también para la política, la epistemología y la ética. Realmente, no es posible desarrollar una explicación de los alcances de tan diversas áreas con la deconstrucción.

Los temas polémicos y casi tabúes de muchas sociedades actuales como el machismo, el racismo, la homofobia y la xenofobia, no se salvan para nada de la deconstrucción. Muchas veces se la ha usado para intentar darles motivantes a estos temas y por qué suceden en diversos espacios geográficos. Igualmente, se han analizado las diversas corrientes políticas existentes, conservadurismo, liberalismo, capitalismo y comunismo bajo la mirada de la deconstrucción. Las religiones tampoco se salvan, estando casi todas las conocidas, cristianismo, judaísmo, budismo, islam, y un larguísimo etc.

La desconstrucción, en donde se le meta, es un caso único de término sin definición, y siempre va a proponer algo inaudito en donde se le aplique, dando sin esperar nada a cambio, absolutamente nada, ni siquiera como en el cristianismo por ejemplo con su promesa de la salvación. Si me preguntan a mí, la deconstrucción seria el todo y la nada a la vez, que busca siempre dar algo original y no visto antes.

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