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La hipocresía peruana con los venezolanos y otros inmigrantes

Venezuela, el país que alguna vez fue de los más ricos y estables de la región, y podría decirse la envidia de América Latina, donde casi todo el mundo quería ir por las enormes oportunidades de trabajo y negocios que se podía hacer, hoy está pasando una situación demasiado delicada. Cada día miles de venezolanos abandonan su país en busca de trabajo y oportunidades que se extinguieron en el suyo, producto de su enorme crisis económica que ya supera a la de Zimbabue o Birmania, siendo sus destinos más recurrentes sus países vecinos, Colombia y Brasil, como otros alejados, como Chile, Argentina, Ecuador, y como no, el Perú.

En este último, es donde más se han desatado casos de violencia y xenofobia a estos, bajo excusas tontas como que todos son delincuentes, solo porque un grupito asalto a unos peruanos, u otro grupito descuartizo a un peruano en un hotel, u otro más agredió a no sé qué otro peruano, que les quitan el trabajo a los peruanos, excusa muy común que no solo eh escuchado en el Perú, sino también en varios otros países, como Estados Unidos, sobre todo ahora que está bajo el mando de Donald Trump, y en Europa, principalmente en Alemania y España, donde los movimientos neonazis están a la orden del día, y que estos solo llegan para molestar y fastidiar a los buenos peruanos de a pie, como si no hubieran malos peruanos.

Comentarios hipócritas y recíprocos sin duda alguna, sobre todo porque estas personas son las primeras en gritar al cielo por que tratan mal a los peruanos en otros países, principalmente en Chile, Argentina y Estados Unidos, como muchos otros, curiosamente, acusándolos de lo mismo que de lo que ellos acusan a los venezolanos que vienen al país. En el extranjero, a los peruanos se les acusa de ser criminales y delincuentes, del mismo modo que los venezolanos, siendo obvio que no todos los peruanos son ladrones ni criminales, del mismo modo que no todos los venezolanos son eso solo por pequeños grupitos que hacen actos delictivos, como de quitarles el trabajo, principalmente en las grandes ciudades, y molestar y fastidiar a los buenos ciudadanos originarios de a pie que no hacen daño a absolutamente nadie.

Curiosamente, no ocurre lo mismo cuando vienen inmigrantes de países considerados desarrollados, como españoles, franceses, italianos, alemanes o estadounidenses. Nunca en ningún foro ni blog ni en comentarios de Youtube o Facebook eh visto a peruanos quejarse por que hay inmigrantes europeos, asiáticos o árabes, sobretodo de este último colectivo con el millonario catarí que le construyo una casa un niño pobre que le toco el corazón, en el país, del mismo modo en que se quejan de por qué los venezolanos vienen. Seguro será porque los nombrados no cometen delitos ni las otras cosas que ya antes mencione, además de venir la mayoría con dinero para invertir en la economía del país, como teniendo buena apariencia física, cosa que los segundos no hacen ni poseen por la ya mencionada crisis que padece su país.

Apuesto a que si los venezolanos, principalmente los de antes, vinieran con montones de dinero como los europeos, asiáticos o árabes, junto a una apariencia buena como detallada, de gente más bien dicho, absolutamente nadie o casi nadie les diría nada como ahora pasa, y como no, tendrían a ignorar las malas cosas que hagan sus otros compatriotas, como lo hacen con los nombrados, ¿o acaso creen que todos los europeos, asiáticos y árabes vienen a ganarse la buena vida en el Perú como tanto creen? Por favor, solo un tonto, a mi parecer, se creería semejante tontería.

Concluyendo, la sociedad peruana es hipócrita, ya que discrimina a los venezolanos por cosas que solo un pequeño grupo hace, pero da gritos al cielo cuando a sus compatriotas les pasa lo mismo en el extranjero bajo las mismas acusaciones que estos hacen a los mencionados, y para colmo, no haciendo la misma discriminación y xenofobia que practican con los europeos, asiáticos y árabes, demostrando que aún somos una sociedad clasista donde la plata y la apariencia importan más que los sentimientos de una persona.