Como Edgar Allan Poe profetizo el coronavirus

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Si ha existido una figura en la literatura gótica que sea recordada hasta el día de hoy por sus relatos, novelas, pensamiento o estilo literario en sí, sin duda seria Edgar Allan Poe. Estadounidense de nacimiento, huérfano, periodista fracasado y con una vida polémica por donde sea vea, sea por su carácter autodestructivo, sus gustos por el terror y lo sobrenatural, por ser el posible asesino de la joven Mary Rogers por su relato Los crímenes de la Calle Morgue por la exactitud de hechos narrados, como de su joven esposa a la que aparentemente enterró cerca de su casa, Poe ha dejado un gran legado convertido en hito no solo por sus obras y su vida, sino por haber profetizado algunos hechos que ocurrirían siglos después.

La pandemia del covid-19 o coronavirus como mundialmente es conocida, es la epidemia más mortal presentada en los últimos años, solo comparada con la destructiva pandemia de la peste negra o bubónica en Europa allá por el siglo XIV. ¿Qué tiene que ver el escritor gótico con esto?

La máscara de la muerte roja, The Masque of the Red Death en inglés, es uno de los cuentos más conocidos de Poe. Fue publicado por primera vez en 1842. Perteneciente a la literatura gótica por presentar un fantasma junto a muertes espeluznantes tras una consecuencia, es una clara alegoría a la muerte. Sin embargo, el relato también es una clara alegoría a la enfermedad y la desobediencia junto a sus fatales consecuencias.

Su historia se desarrolla en un mundo donde una misteriosa peste llamada la muerte roja ha hecho diversos estragos, haciendo que el protagonista, el príncipe Prospero junto a su sequito de alta alcurnia, se encierren en un lujoso refugio esperando el fin de la epidemia. Tras seis meses de aislamiento, una noche el príncipe organiza un baile de máscaras para entretener a su gente en siete habitaciones de diversos colores; azul, purpura, verde, naranja, blanco y violeta, esta última también está decorada con negro y una luz escarlata, que le da un tono de rojo sangre oscuro, aterrando a los invitados. Todo parece ir bien en principio, hasta que una extraña figura vestida de negro y salpicada de sangre con una máscara de calavera hace acto de presencia, petrificando a todos por su apariencia. A pesar que Prospero intenta detener a la figura, que pasa por las nombradas habitaciones sin interferencia de nadie, muere en el intento, pues se revela que es la propia muerte roja, muriendo todos de forma grotesca.

Como vemos con la historia del cuento, la situación actual con la pandemia del coronavirus no es muy diferente. Tanto el gobierno peruano como la OMS han advertido que no se debe organizar reuniones de ningún tipo mientras dure la pandemia, como que la población guarde casa y solo salga con mascarilla cuando sea necesario, por ejemplo, para comprar víveres o hacer transacciones bancarias, junto a que se mantenga una distancia relativa entre todas las personas para intentar reducir la tasa de contagio y mortandad del virus.

Lastimosamente, mucha gente alrededor del mundo se niega a obedecer estas indicaciones, tachando a la OMS de fraude, de haberse inventado una enfermedad, o que no es tan grave y que solo es una "gripecita" como dice el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Del mismo modo, y a pesar de saber las consecuencias de desobedecer lo dictado, aun mucha gente continúa saliendo a pasear por diversión, organizando fiestas y reuniones, como no usando mascarilla y menos guardando la distancia social, lo que obviamente solo conlleva a aumentar la tasa de mortandad y contagios. Aunque todo esto mencionado lo hace toda la gente, cabe destacar a los más adinerados, que por poseer dinero, propiedades, poder político en algunos casos o ser reconocidos o influyentes, creen estar en un nivel superior a los demás, llegando incluso a creer que por todo lo nombrado el virus no los tocara a ellos, haciendo literalmente lo que quieren, como los que sacaron al perro de su hijastra a pasear en calzoncillos, los que escupen e insultan a la autoridad usando lenguaje racista, o los que amenazan con que su papa pagara todo.

En el relato, el príncipe Prospero desobedeció todas las indicaciones dichas. No solo era una figura poderosa que organizó una fiesta sin control, también se refugió con un montón de gente, además de no separar a sus invitados de otros en el baile. Del mismo modo que los negacionistas, Prospero jamás se preocupó ni le dio importancia a la muerte roja, no habiéndole importado jamás cuantos ciudadanos de su reino murieran, siendo técnicamente el responsable de acabar con su propio reino cuando finalmente la muerte roja vino a por él y su sequito sin impórtale cuanto poder o influencia tuviera.

Resumiendo, la muerte roja representaría al coronavirus o covid-19, el príncipe Prospero y su gente de alcurnia serían las personas que creen que el virus no los va a tocar por su alto estatus social, su fiesta de máscaras a los que organizan fiestas sin temor al virus, y la muerte del príncipe y sus huéspedes a las graves consecuencias de no guardar la cuarentena. Del mismo modo, si Poe aun viviera, no faltaría los que lo tildarían de fraude o exagerado por su relato.

La última línea de la historia lo resume así: "Y las tinieblas, y la corrupción, y la Muerte Roja lo dominaron todo".

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