Hoy en día la Literatura infantil es uno de los géneros literarios más conocidos en todo el mundo, pero no siempre fue así. Muchos actualmente no saben que la literatura infantil no tuvo la misma popularidad de siempre, que fue censurada muchas veces a lo largo de la historia, y que no apareció en el libro o en el papel, sino con los primeros mitos de la humanidad.
Los antiguos egipcios, mayas, incas, aztecas y fenicios les relataban historias a sus niños llenas de épica y aventura donde héroes y dioses batallaban contra las fuerzas del mal o tenían grandes aventuras inimaginables, con alguna que otra moraleja oculta, a la vez que les enseñaban como eran sus mundos y cosmovisiones, aunque los niños en si no estaban incluidos en eso relatos y mitos, o muy pocas veces lo estuvieron, claramente los entretenía y les enseñaba.
El ya conocido surgimiento de la imprenta en Europa no fue el de la literatura infantil al mismo tiempo, por el puro puritanismo que se vivía en la época, que creía que los cuentos y fábulas eran cosa del diablo, como que eran una total falta de respeto a la moral ultraconservadora de aquel entonces, que preferían las lecturas de los santos, viendo hasta a la diversión como un pecado mortal, no habiendo un gran desarrollo de la literatura infantil en este periodo.
El Orbis Pictus, luego renombrado Obras elementales, fue el primer libro infantil existente, editado en latín y alemán y hecho y recopilado por el polaco Comenius Johannes, que huyó de Polonia a Holanda, donde desarrollo teorías pedagógicas que lo inspiraron a crear la obra en cuestión, en un intento de crear un libro didáctico e innovador en su planteamiento en forma de libro documental, que sirvió de inspiración para crear varios libros sobre animales y plantas.
La fábula fue el primer método de enseñanza infantil en masa, difundiéndose ampliamente por el norte de África y luego en Europa por Esopo, adoptándola la moral cristiana de la época como ideal para transmitir sus enseñanzas, teniendo su gran apogeo en el siglo XVII, aunque aún no hay lugar para la fantasía, la prudencia o la debilidad, siendo los fuertes, listos, astutos y laboriosos los ganadores.
La excepción a la literatura moralizante de la fábula hasta ese entonces fue con Fenelón, que le dio un sentido político a la literatura infantil con Las aventuras de Telémaco, donde el hijo de Odiseo busca a su padre, siendo el precedente de varias de las futuras características comunes de las fabulas de hoy en día, como la búsqueda del padre o el héroe joven ayudado por un adulto que evoluciona hasta madurar, como la educación y la política como cuestiones de actualidad.
En medio de la popularidad de Esopo, surgió Basile como el primer recopilador de literatura infantil de cuentos populares, empezando con El cuento de los cuentos, conocido posteriormente como Pentamerón, donde se encuentran varios clásicos conocidos, como Cenicienta, El gato con botas y Piel de asno, mucho antes de Perrault, los Hermanos Grimm o Andersen, siendo de los mejores trabajos de la época del barroco italiano.
A pesar de los esfuerzos de Basile, Perrault fue el que creó los cuentos con mil y una adaptaciones hasta el día de hoy, en Historias o cuentos del tiempo pasado, teniendo las primeras adaptaciones de Piel de asno, Griselidis y Los deseos ridículos, como propios con mil y una adaptaciones futuras y actuales; La bella durmiente del bosque, Caperucita roja, Barba azul, El gato con botas, Las hadas, Cenicienta, Riquete el del copete y Pulgarcito, teniendo todos ellos una moraleja clara, aunque su intención nunca fue hacer literatura para niños.
Tiempo después, los franceses Madam dÁulnoy y Beaumont crearon el concepto de Hada mágica, o "Hadamanía", con El cuarto de las hadas y Las hadas a la moda, que como el nombre dice, tenía como protagonistas o personajes principales a las conocidas hadas, a la que luego se unió Galland con El almacén de los niños, moda que fue duramente criticada por la iglesia, tanto católica como protestante, presentándose varios argumentos en contra en libros.
Con el pasar del tiempo, la literatura infantil se fue apropiando de obras que no fueron hechas para niños, como las conocidas novelas de viaje europeas, principalmente Robinson Crusoe y Los viajes de Gulliver, pero que igualmente fueron leídas por estos, tanto por su sátira como su crítica social a los sistemas de aquel entonces, a pesar que fueron más consideradas literatura para adultos.
Más tarde, el francés Rousseau se convirtió en el primer crítico de las fábulas, oponiéndose a las hadas, al considerarlas dañinas y fantasiosas para los niños al no demostrar la realidad a la vez que buscó un sistema educativo más flexible al rígido de aquel entonces, pensando que las fábulas debían ser más educativas y menos fantasiosas, recogiendo estas ideas en Emilio, que igualmente le valió la censura y persecución de la iglesia.
Respecto al punto anterior, Rousseau puso de moda a las Robinsonadas, de las cuales, el alemán Joachim Heinrich Campe con su adaptación de Robinson Crusoe, El nuevo Robinson, y el suizo Rudolf Wyss con otra adaptación, El Robinson Suizo, fueron sus mayores representantes, al crear obras, o mejor dicho, modificar obras, para fines educativos, como para enfatizar el temor a Dios, tal y como dijo Rousseau.
La Condesa de Genlis fue otra crítica de las fabulas, estando sumamente en contra del clasismo literario surgido, escribiendo ella misma historias en las que la imaginación y la fantasía estaban presentes, pero con estrechos controles pedagógicos, como Las veladas del castillo, siendo sus ideas muy difundidas en las clases nobles. Una de sus cartas donde expresa sus ideas es: "Los príncipes y las princesas bellas enamoradas son malas porque, impresionándoles únicamente lo maravilloso, solo conservan en la memoria el recuerdo de jardines encantados y palacios de diamantes. Estas fantásticas imaginaciones dan falsas ideas a los niños".
Del mismo modo, el francés Berquin fue el que introdujo la cursilería y drama a la literatura infantil en pequeños cuentos y poemas, a la vez que critico las injusticias sociales de la época, sustituyendo las críticas a la aristocracia como se hacía hasta este punto, siendo los malos muy malos y los buenos muy buenos, exagerándose todo con el fin de hacer reflexionar a la sociedad de su época, siendo sus trabajos adaptados en Gran Bretaña y repartidos en las colonias francesas e inglesas durante sus respectivas expansiones coloniales, como siendo el primero que vivió de su trabajo.
Este largo listado concluye con el librero y editor inglés Newbery, el primer comerciante de la literatura infantil, como el creador de la primera biblioteca infantil con su Juvenile Library, siendo famoso por publicar libros muy asequibles y por considerar la infancia como un público especifico, idea novedosa que no se haría realidad hasta principios del siglo XIX, siendo también el primero que conto con un equipo de ilustradores y escritores. Su selección de cuentos más popular fue La canción de Mamá Oca, y aunque excluyó los cuentos de hadas, su influencia fue importante para el futuro desarrollo de la literatura infantil.
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Criticas, reseñas, artículos, ensayos y opiniones sueltas
RandomEste libro tratara sobre criticas, reseñas, ensayos y artículos que hice y que siempre quize subir, algunos fueron hechas como tareas de la universidad. Ahora tengo la oportunidad de subirlos en wattpad. Antes de leerlos les digo que si no les gusta...