Los matrimonios forzados en el Sí de las niñas

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El sí de las niñas es, probablemente, la obra más conocida e importante de Moratín, como la que más de uno ha oído hablar alguna vez en su vida, como la que tuvo más éxito teatralmente y le dio grandes ganancias de dinero, a pesar de la repercusión que tuvo en la sociedad española y europea del siglo XVIII, y la censura que sufrió tiempo después, estando la obra prohibida y desprohibida durante mucho tiempo, siendo demasiado controversial en su época, sobre todo por tratar principalmente un tema que era muy común para la época, aunque actualmente ya no lo es.

La obra trata el tema sobre la autoridad enorme que tenían los padres sobre los hijos, esencialmente en los matrimonios de conveniencia, donde forzaban al hijo, especialmente a la hija, a casarse con alguien mayor, solo por el dinero que este poseyera, no importando si la hija quería comprometerse o no. Esta es la razón por la que la obra al estrenarse teatralmente, aparte de ser todo un éxito, fue tan controversial en la época, sintiéndose ofendidos varios padres de familia al enseñarles sus verdades en su cara, pero en vez de reflexionar, corregir y desbaratar esa tradición tan tonta y ridícula en mi opinión, se quejaron sobre que, según ellos, era una obra que ofendía su integridad y sus ideales.

Veamos por qué paso esto, centrándonos en la madre de la protagonista, Doña Irene. Esta quiere que a toda costa y a todo lugar, su hija, Francisca, se case con el adinerado Don Diego, mucho mayor que ella por cierto, aunque esta no quiera al estar enamorada del soldado Don Félix, su madre la obliga incluso amenazándola con golpearla si no se casa con el adinerado hombre. Toda esta situación refleja perfectamente las mentes de los padres del siglo XVIII, los cuales eran ignorantes que solo les interesaba el dinero a costa del bienestar físico y mental de sus hijos, no importándoles igual que Doña Irene si su hija amaba o no al a persona con la que pretendían casarla, siempre y cuando esta fuera adinerada, no importando si era un viejo de 80 años, reflejándose perfectamente esta personalidad convenida en Doña Irene.

Además de dar una importante moraleja, la obra nos deja ver la realidad de los matrimonios forzados del siglo XVIII en España, siendo una consecuente y acida crítica a los padres de ese siglo, que solo les importaba el dinero y no con quien casaban a sus hijas, ni siquiera les preguntaban si estas querían el compromiso o no, aunque Doña Irene al final de la obra comprende que ha hecho mal y decide finalmente aceptar el compromiso de su hija con la persona que realmente ama, aunque no del todo en mi opinión, ya que sabe que aún tendrá acceso al dinero de Don Diego al ser la persona realmente amada por su hija, su sobrino.

En la actualidad, gracias a dios y a las leyes modernas, esta práctica ya casi ha desaparecido en su totalidad, digo casi, porque en muchos países aun retrógrados, sobretodo en África, Medio Oriente y ciertos países de Asia, estos matrimonios forzados aún continúan, teniendo las mismas características que aparecen en la obra, aunque en la vida real, son mucho peores, llegando estos padres a asesinar a sus hijos e hijas si no acceden a casarse con la persona que ellos quieren, igualmente no importando si es un hombre de 40 u 80 años, con una joven de 9 a 20 años.

La conveniencia aun continúa en el mundo, pero hay que agradecer que los matrimonios forzados ya casi han desaparecido en su totalidad, sobretodo en el mundo occidental, donde ya son solo recuerdos del pasado, aunque claro, no siempre falta la persona joven o anciana retrograda que se queje del amor libre actual, y quiera restituir tan repugnante tradición.

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