⭐ Mi realidad - Cap. extra

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•Silvie•

Jamás me imaginé que terminaría así. ¿Es que en serio Alex Vause solo sirve para joderle la vida a los demás? No debería habermela cruzado en mi camino jamás, a estas alturas creo que ni siquiera debí voltear a verla cuando me sonreía.
Para ella solo fue sexo, para mí un desastre que terminó dejándome en esta pocilga.
Días después de disfrutar de los placeres del dinero y poder de la empresa Vause, ahora estaba en una clínica psiquiátrica del gobierno, por lo que no era la mejor atendida en cuestiones materiales, de hecho muy a penas y cumplía con los estándares promedio.
Ni siquiera debería estar aquí, pero supongo que corrí con mejor suerte que Stella.
Esa imbécil que lo primero que hizo fue ir donde la policía y delatarme. Vaya amistades que tengo.
Me vendió exactamente igual que el idiota de Larry, solo que él fue más listo y salió bien librado de todo este desastre que creamos juntos.

Ya ni siquiera sé qué tiene de especial Alex Vause, es bastante bonita, sí, pero no es eso lo que me tenía atada a ella, si no que había algo muy en el fondo que me hacía quererla con devoción, que me hacía desearla cada instante y odiar cuando ella estaba con alguien más.
Al principio era solo un juego también para mí, pero después se fue convirtiendo en algo más, y peor aún cuando me di cuenta que había durado demasiado con Piper Chapman.
¿Qué mierda tiene esa rubia que no tenga yo o cualquiera de las tipas con las que Alex solía cojer?

Me rebanaba los sesos tratando de entender qué era lo que le había llamado la atención de ella, pero jamás pude averiguarlo, simplemente Alex estaba loca por ella y ni siquiera porque ella la dejó cruelmente tuvo la capacidad de olvidarla, incluso me atrevería a decir que la quiere más.
Alex es así, ¿saben? Cuando le niegan algo se encasilla más en obtenerlo, se aferra de lo que no debería, más por capricho que por nada, y seguramente eso fue lo que pasó.
No podía resistir la idea de que Piper haya sido todo lo que Alex siempre quiso, ella era una mujer promiscua que no se interesaba en nadie, pero a penas la rubia apareció, la imagen de Alex cambió por completo, como si la hubieran hechizado, como si Piper la hubiera domesticado de alguna manera.
No me cabe en la puta cabeza que estén juntas, y peor, que Alex me haya rechazado a mí por quedarse con esa tipa.
De pronto fui sacada de mis pensamientos.

*Enfermero: -Anderson, levántate... Vamos a ir a tu habitación ahora...- me gruñó un enfermero con el aliento a café rancio chocando en mi cara mientras desabrochaba las esposas que me retenían.

*Silvie: -Ni siquiera puedo levantarme sola...- repuse intentando moverme pero el dolor era insoportable.

*Enfermero: -No estoy aquí para cargarte en brazos como un puto príncipe de cuento... ¡Levántate!-

*Silvie: -Dame al menos unos instantes para...- de pronto el tipo me soltó un golpe en la cara, más como una cachetada pero no tan fuerte.

*Enfermero: -Tengo prisa, ¡maldición!- repuso jalándome del brazo haciendo que el dolor se exendiera por todo mi pecho.

*Silvie: -Tampoco tienes que tratarme así... Ten por seguro que voy a quejarme...-

*Enfermero: -Eso debiste pensar antes de todas las mierdas que hiciste, lo mucho que dañaste la vida de otras personas...- me llevó jalando por un largo pasillo de color blanco en el que solo se escuchaban quejidos y gritos.
Al llegar a una puerta me lanzó hacia la cama tan dura como el mismo suelo.

*Silvie: -¿Tengo que quedarme aquí?-

*Enfermero: -Oh no, ¿es poco para su majestad? Si quieres puedo pedirte una puta suite presidencial...- su tono de sarcasmo me hizo enfadar, y en seguida recordé esa melena negra y esos ojos aceitunados que tanto me gustan. Alex y su sarcasmo. Alex.

OK, I'M HEREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora