28 - Declaración

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•Alex•

Me había estado resistiendo a salir a la realidad otra vez.
Después del desastre público que se había hecho en mi vida gracias a esos imbéciles que no tenían nada mejor que hacer que tratar de jodernos, tenía que dar la cara otra vez, dar una declaración respecto a todo, ser la grandiosa Alex Vause dueña y fundadora de las empresas Vause, y no quería, porque después de todo ya no me sentía así.
Había amasado un enorme imperio valuado en varios cientos de millones, pero ahora lo único que me importaba era el bienestar de mi pequeña familia.
Mi esposa y nuestro Pastelito eran todo en lo que yo podía pensar día y noche, no me importaba el dinero o ninguna otra cosa siempre que estuviéramos juntos y bien.
Habían pasado ya cerca de tres meses desde nuestro día uno, y mi embarazo seguía marchando bien sin dificultades ni ninguna otra cosa que pudiera preocuparnos en esos aspectos, y qué decir de mi Pipes, seguía cada vez más amorosa con nosotros, me consentía demasiado siempre que estábamos juntas, casi no me dejaba levantar a hacer nada, puesto que para ella era suficiente que yo estuviera cargando a nuestro bebé.
Cualquier mínima cosa que yo quería ella la hacía realidad, sin importar la hora o el momento en que se me ocurriera, y de cierta forma me aprovechaba de eso de vez en cuando, sobre todo cuando de hacer el amor se trataba.
Ella es la mejor, y no podría imaginarme en brazos de nadie más, porque sé que ella es tan feliz de verme feliz, y yo la amo más que a nadie.
Ahora teníamos un nuevo departamento, conseguimos uno bellísimo con ventanales enormes rodeados por barandales bajos de madera, perfectos para evitar accidentes con nuestro Pastelito. Las escaleras tenían pequeñas puertas de protección también para cuando comenzara a caminar, y en el piso de arriba había una pequeña sala que podríamos adaptar como habitación de juegos para cuando estuviera un poco más grande.
Y nuestra rutina había tomado forma otra vez, cada una iba a su trabajo y después nos encontrábamos en casa.

Estaba en la oficina tras el monitor de mi computadora tratando de pensar en otras cosas que no fueran el tener que salir y dar esa odiosa rueda de prensa que había estado evitando los últimos meses, pero sabía que en algún momento debía hacerlo.
Acariciaba mi enorme barriga de ya 23 semanas (casi 6 meses), y trataba de relajarme aunque a esas alturas era casi imposible.
El Pastelito estaba bastante quieto, y mi barriga estaba muy tensa, podía sentir seguramente lo nerviosa y asustada que yo estaba por el asunto de la rueda de prensa, y necesitaba calmarme para que mi bebé lo hiciera también, pero parecía que más me estresaba cada vez.

*Nicky: -Espero que estés lista, ya están todos esperando por tí en la sala de reuniones...- dijo dejándose caer en la silla frente a mí.

*Alex: -Yo no sé si pueda Nicky... Siento que me sofoco y me es difícil respirar...-

*Nicky: -Tranquila, solo debes aclarar algunas cosas y salir de ahí rápido... Yo estaré a tu lado para silenciar a quienes hagan preguntas indeseadas...- me sentía en serio sofocada, estaba sudando y sentía que la ropa me quedaba demasiado ajustada.

*Alex: -Estoy enorme... Y estoy segura de que todos van a preguntar sobre el Pastelito...- pasé saliva. -Y yo no quiero hablarles de mi bebé...- la cara de Nicky pasó de burla a recomponerse en seriedad.

*Nicky: -Solo dícelos Alex... Diles que no quieres hablar de tu vida privada...- asentí sintiendo que iba a echarme a llorar en cualquier momento.

Y luego la puerta se abrió como mostrando una especie de milagro, y apareció la única persona en el mundo que puede hacerme relajar, y para mejorarlo todo, con un enorme ramo de rosas blancas.

*Piper: -¿Estás bien, amor?- caminó hacia mí con todo su esplendor iluminando todo a cada paso que daba. -Hola, Nicky...- sonrió.

OK, I'M HEREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora