태 37. Kim VII 국

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Una vez en casa de Hobi, cenamos mi comida favorita, preparada por su madre, que siempre la hacía cuando sospechaba que mi vida iba en caída libre

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Una vez en casa de Hobi, cenamos mi comida favorita, preparada por su madre, que siempre la hacía cuando sospechaba que mi vida iba en caída libre. Ya bañados y cambiados, nos acostamos para dormir, pero no lo logramos; era imposible cerrar los ojos con todo lo que había pasado.

—¿Ahora sí vas a decirme qué sucede? —me abrazó fuerte—. Tae, no sueles ser tan cariñoso. ¿Pasa algo? ¿Tu madre quiere volverte a internar en ese lugar espantoso? —preguntó alarmado—. ¡Está loca! Te vas a quedar a vivir conmigo, mamá te adora y no creo que tenga problema. Lo siento, pero es que eso no te hace bien. Estabas muy mal allí. ¿En qué está pensando? Seguro esa arpía de la psicóloga trató de convencerla de…

—Psiquiatra —le corregí.

—Psicóloga, psiquiatra, lo que sea; seguro que le dijo que te interne, ¿verdad?

—¿Hobi?

—¿Sí?

—Solo cállate, ¿quieres? —soltó una risita y me abrazó aún más fuerte.

Nos quedamos abrazados, en silencio, por al menos una hora. Me gustaba abrazarlo, es mi mejor amigo. En la escuela no podíamos hacerlo; todos nos miraban, se burlaban o nos molestaban, decían que nos gustábamos o incluso usaban palabras más duras. Dejé de intentar defenderme y dejé de abrazar a Hobi en público después de unos meses. ¿Abrazar a alguien estaba mal? ¿Sentir afecto hacia quienes queremos está mal? A estas alturas, ya no me sorprendía que la sociedad castigara cualquier muestra de cariño.

—Tae, me preocupas, amigo. Esta vez sí te voy a ayudar a escapar de esa clínica —dijo con una sonrisa.

—Voy a irme lejos y no sé por cuánto tiempo —respiré hondo para poder continuar—. Dicen que es un centro en el que voy a pasar unos meses para reflexionar, hay psicólogos y chicos de nuestra edad. Es un tratamiento que la iglesia le ofreció a mi madre.

Su mirada se tornó oscura.

—¡No puedes ir a ese lugar! —protestó con la voz algo ronca—. No pueden llevarte, en poco tiempo cumplirás dieciocho años; en algunos países, esa es la mayoría de edad, eres mayor. ¡Ella no puede seguir haciéndote esto!

—Hobi, cálmate, es mi madre; solo hace lo que cree que es mejor para mí. Solo será por un tiempo; escuché que podrás ir a verme, si es que quieres.

—¿Cómo no voy a querer, tonto? —me abrazó mientras sus lágrimas mojaban mi cabello—. Eres mi estúpido, idiota, pero más querido amigo. Tengo miedo, escuché que en esos lugares torturan a la gente.

—¿Cómo van a torturar gente, Hobi? —volvieron las preguntas de la noche a mi cabeza—. Hobi… ¿crees que lo que siento por Jungkook está mal?

No quería escuchar su respuesta, ya la conocía.

—¿Recuerdas el día que me lo contaste? Pensé que estabas loco, que eras un pervertido y te lo dije —asentí, riéndome al recordar esa tarde en que le confesé lo que sentía—. Bueno, ahora entiendo algunas cosas y, aunque no esté de acuerdo, jamás podría juzgar lo que sientes. Todavía no me ha pasado enamorarme de alguien, pero solo espero que, cuando suceda, alguien me apoye y no trate de cambiar mis sentimientos. Así que no, no creo que estén mal tus sentimientos. No es común y sigue siendo un gran tabú, pero no está mal.

𝑷𝒆𝒓𝒅𝒊𝒅𝒐 𝑬𝒏 𝑬𝒍 𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 || 𝐓𝐚𝐞𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora