(Advertencia, capítulo largo)
Franklinton, Columbus, Ohio:
Standard de criminalidad: 151% más alto que el índice nacional.
Riqueza: 14% más bajo que el índice de Columbus, pero se conocen casos críticos.
Índice de seguridad: A penas un 43% más alto que todos los barrios en Ohio.
Posibilidad de ser víctima de un delito: 1/14Ocho años atras, a mediados de marzo del año 2000, 1:47 am.
Narrador:
El niño estaba sentado en el asiento trasero del cadillac. No hablaba, no se movía, y no oía. Solo estaba ahí, dejando que esos dos hombres lo llevaran a su lugar de terapia intensiva. Había un vidrio que lo separaba de los adultos. El no podía escuchar nada, y tampoco lo intentaba, ya que su madre siempre le enseñó a no meterse en discusiones ajenas, y menos en esas extrañas "cosas de adultos".
—Es por aquí verdad? —Preguntó Patrick Seyfried, un hombre robusto de facciones muy marcadas, como el tronco de un roble. Era un psiquiatra, y llevaba trabajando 10 años en esa corporación que el mismo había creado, para tratar casos de enfermedades mentales extrañas que nadie era capaz de entender.
—Si, si... Ya casi llegamous... —dijo el conductor con un marcado acento francés— Monsieur Seyfried, se puede saberg porgqué estamous haciendo estou?
—Sr. Villeneuve, acaso sabe usted la clave de la maestría? —preguntó. El francés alzó los hombros sin dejar de mirar el camino— El estudio y la práctica, oui monsieur. Este chico que tenemos aquí es un claro código B, y la mayoría de los códigos B que hemos encontrado son adultos, dificiles de manipular. Él es nuestro conejillo de indias, y lo que queremos ver es como reacciona ante un lugar tan peligroso como este.
—Como obtuvo el consontimiento de sus padgres?
—Simple, mostrando mi título de psiquiatra. Sus padres estaban tan estresados con su situación que no dudaron ni un segundo en dármelo. Les dije que sería un tratamiento de una semana, en uno de los mejores barrios de Columbus. Irónico, no cree Antoine?
—Oui, oui... C'est très ironique monsieur Seyfried.
Tyler miraba por la ventanilla las obscuras calles que lo rodeaban. No le habían dicho nada acerca de lo que estaba a punto de vivir, pero él se sentía listo. Mirar esas negras calles junto con ese negro cielo le recordaban directamente a la chica de ojos y cabello negro que había visto en la tarde, justo antes de entrar a la oficina del psiquiatra que los había contactado. La chica lo observaba con los mismos ojos de la noche, con cierta ternura e inocencia. Dada vuelta en su silla al lado de su madre y su hermano mayor, y en frente de ellos, su padre. Un hombre con la mirada perdida, indiferente ante todo lo que lo rodeaba pero extremadamente pendiente de lo que en su cabeza ocurría. Tyler recordaba haberle sonreído en la sala de espera, pero esta no le había correspondido el gesto. Desde el otro lado de la sala, observaba. El castaño había comenzado a sentirse incomodo, y rápidamente desvió la mirada.
—Paciente numero 16, William Constantine, diríjase a la sala 3 —el hombre se puso de pie, y sin prestar atención ni a su esposa e hijos, partió a donde le acababan de indicar.
—Will! William! —la madre comenzó a tomar las cosas que su esposo había abandonado en la silla. Maldijo en voz baja— Will espéranos! Oh jod... Sam, recoje el resto y trae a tu hermana... Vamos! Rápido! —dijo y partió detrás del poseído hombre. El joven de 16 años tomó una chaqueta y un bolso.
—Ash? Que miras? Vamos, toma tus cosas! —dijo y la joven pelinegra despegó la vista de Tyler— Rápido!
—Ya va! Ya va! —dijo tomando su sweater y una pequeña mochila azul con puntos blancos. Se bajó de la silla y siguió los pasos de su hermano, pero nuevamente se vió perdida en los ojos cafés del joven castaño. Su hermano se molestó y la tomó del brazo.
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Hear Me Now | A Twenty Øne Piløts Story
FanfictionParte 1 de "The Two Happy Boys Saga" Talentoso, amable, tierno y soñador son algunas de las palabras con la que la gente describe a Tyler Joseph, un egresado de 19 años de edad. Pero no todo es amor y paz para este chico, ya que su vida es más difíc...