•29• Black day

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9 de Agosto.

Tyler:

Campanas fúnebres, flores condenadas, trajes negros y lágrimas de ácido que parecían quemar a los presentes. Ese era el escenario que había en ese bello parque lleno de lápidas al que yo, Zoë, Mark, Nick y Laura, quién nos había traído, acababamos de llegar. Estábamos un poco atrasados, porque estábamos terminando de firmar los papeles para que me dejaran salir del hospital por un par de horas. La ceremonia de entierro ya había comenzado, había un familiar hablando con un microfono, acerca de todo lo que en algún momento Black había logrado. No quisimos acercarnos, ya que sería imprudente al no conocer a la familia. Estuve observando a los presentes, y sorprendentemente vi a varios compañeros entre los familiares, entre ellos Barry, Phineas, y otros profesores. Phineas volteó la mirada hacia nosotros, y su rostro se descompuso al cruzar miradas conmigo. Se alejó de las masas con cuidado para acercarse lo más cautelosamente posible. 

—Tyler! Me alegra verte de pie, pero que haces aquí?! —susurró preocupado, frunciendo el ceño— No pueden saber que viniste! Básicamente eres la razón por la cual Black murió!

—Phineas, calmate —habló Laura poniendo una mano sobre el hombro del bajo chico— Ya se comprobó que Tyler fue víctima de todo esto, así que está protegido por la ley. A los familiares de Black se les dijo que estaba en el auto solo, y que Tyler sufrió un accidente de forma paralela a Black. Todo está bien.

—Que corrupto sonó eso... —agregó sorpendido mi amigo.

—Así son las cosas —dijo Laura alzando los hombros— Quieren proteger la reputación de Ty, osea, no quieren mancharla más de lo que ya está.

Con eso, Phineas volvió a tranquilizarse. Se giró hacia mi y me abrazó con cuidado.

—Me alegra que estés bien Tyty.

***

La ceremonia ya acababa. Habían procedido a bajar el ataúd, y la gente comenzaba a dispersarse. Laura nos hizo una seña para decirnos que teníamos que ir a saludar a los presentes para luego volver al hospital lo antes posible. Comencé a saludar a todos sin saber quienes eran, hasta que me topé frente a frente con el pelinegro de ojos azules.

—Ya estaba echandote de menos Joseph —me dijo con una sonrisa, estrechandome una mano, la cual tenía que responder con mi brazo roto. Fruncí el ceño ante su cruel broma— Ay, no te enojes, solo estaba jugando —insistió estrechandome su otra mano, a la cual esta vez si pude corresponder— Como estás?

—En mantención como ves.

—Si, me alegra que no hayas muerto... Y que coincidencia que el choque de ambos haya sido el mismo día, no? —preguntó poniendo sus manos en los bolsillos de su traje, alzando una ceja.

—Si... Muy curioso —dije intentando disimular mi nerviosismo hacia su inesperado comentario.

—Que tienes? No tienes nada que decir al respecto? —dijo acercandose un poco— Hueles a miedo...

—De que hablas? Estás loco Barry —dije negando con la cabeza, dandome media vuelta. Barry me tomó del hombro.

—Por qué huyes? —fue lo único que dijo. No dije nada, ni me resistí a su agarre. Luego siguió— Y no me lo tienes que recordar, se que estoy algo loco... Pero acaso soy el único?

—Puede ser.

—No creo. Pero volvamos a lo otro... No te sientes culpable por nada?

—Por que me he de sentir culpable?! —reclamé molesto.

Hear Me Now | A Twenty Øne Piløts StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora