número ocho

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Semanas habían pasado y el dolor incómodo había desaparecido, pero aún no podía correr ya que sentía un tirón muy extraño cuando lo hacía. Seguramente era aquel cartílago roto.

Aquella noche, fin de semana, el restaurante se llenaba de personas importantes, donde los empleados iban corriendo atender o los clientes lo consideraban una falta de respeto.
TaeHyung estaba muy cansado de estar trabajando y no parar ni un segundo, ni siquiera podía darse un respiro.

—Taehyung –habló su compañero entrando a la repostería. Ese mismo que le había empujado.

El Omega levantó la mirada rápidamente. —¿Qué sucede? –tardó en preguntar.

—Necesito que me ayudes a entregar un pedido. En la mesa treintaidós. Por favor. –le pidió yendo hasta la encimera, recargando sus codos. 

—Pero, me regañaran si salgo... –frunció el entrecejo.

—Por favor. –le pidió,
—Solo te estoy pidiendo un favor. Estoy demasiado ocupado y nuestros compañeros también.

TaeHyung se quedó en silencio sin saber que decir. Para después levantar los hombros, sin atreverse a crear contacto visual.

—Tengo muchas cosas que entregar, y le pedí ayuda a nuestros compañeros pero estos también están ocupados. Por favor, TaeHyung. Será rápido.

Suspiro, limpiando sus manos en el mandil que llevaba puesto, arremangado a su cintura. Asintió lentamente. —¿Qué pedido es y cual mesa?

El chico sonrió ladino. —Gracias. Mesa treintaidós, –le dijo tomando el pedido que era, pero primero le guiñó el ojo.

Humedeció sus labios yendo hacia la salida de la repostería, donde abrió la puerta. Estaba decido a el salir a entregarlo. Lo tomo saliendo de la repostería para después ir hasta donde estaban todas las mesas con personas elegantes y de dónde colgaban costosos candelabros, suspiro, buscando con la mirada mesa para que el entregará el postre, pero no estaba ni una con aquel número.

Rápidamente la atención de los clientes fueron hasta TaeHyung quienes lo mataban con la mirada, haciendo sentir incómodo al Omega, quien se encogió de hombros con la bandeja en sus manos, sintiendo su boca secarse lentamente.

Buscaba con la mirada aquella mesa, pero todo se tornaba más tenso.

Escucho murmullos, en cada mesa que pasaba, se escuchaban murmullos, pero jamás llegó a escuchar a la perfección que era lo que decían aquellos murmullos.

Aquello no estaba siendo una buena idea, además no sabía ni siquiera quien lo había ordenado, por lo que decidió por darse la vuelta para buscar uno de sus compañeros para que le ayudará, sus piernas comenzaron a temblar levemente, al recibir todas las miradas, se sintió tenso, muy tenso, quedándose quieto en su solo lugar, con el corazón justamente en la garganta.

 𝑹𝒆𝒑𝒐𝒔𝒕𝒆𝒓𝒐 ✧ ᴋᴏᴏᴋᴛᴀᴇ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora