✧ Después de experimentar el sentimiento de la felicidad con Jungkook, le daba igual como fueran sus tratos hacía él.
Porque después de todo, con Jungkook, siempre sería feliz, o al menos eso era lo que le había prometido.
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Pensaba como decirle a Jungkook sobre la supuesta demanda de aquel Alfa pero no tenía el valor, simplemente no podía, debía hacer algo para ayudar al azabache.
¿Pero que podía hacer?
Era de sabios cambiar de opinión.
Quizá si hacía algo para ayudarlo Jeon estaría orgulloso de él, cuando solamente tenía una opción y era tener un encuentro íntimo con aquel enfermo, pero no, no estaba dispuesto a eso.
Se mordió una de las uñas nervioso, mirando por la ventanilla mientras se dirigían hasta la otra casa de Jeon en el auto de este. Después miro las bolsas de compras que había en los asientos traseros volviendo a morder su uña, dudando si decirle en aquel momento o era preferible decirlo después.
Minutos después de estar en sus profundos pensamientos, la camioneta se estacionó frente a una enorme casa la cuál tenía un camino de lindas piedras y también varios árboles. Parecía una casa de los cuentos de hadas.
-Es muy bonita Jungkookie, -sonrió el Omega emocionado uniendo sus manos con euforia.
-Lo es más linda por dentro, tesoro, -le dijo con una sonrisa tomando las compras de los asientos traseros. -Hay que bajar.
TaeHyung asintió rápidamente siendo el primero en bajar, yendo hasta la enorme reja negra esperando a que Jungkook abriera.
Miro a su alrededor notando todos los bonitos árboles en buen estado y el lindo césped recién cortado y húmedo.
Una vez estuvieron frente a la puerta Jeon saco unas llaves metiéndola en la cerradura mirando al chico quien miraba todo a su alrededor con fascinación, y eso que solo era la entrada.
-¿Verdad que es lindo, bebé?- preguntó con una sonrisa y el otro asintió rápidamente. -¿Quieres venir a vivir aquí conmigo? -sonrió abriendo la puerta lentamente.
TaeHyung se mordió el labio inferior, con sus mejillas rojas, asintió rápidamente como un pequeño cachorro con sus manos hechas puño por la emoción. -Si quiero Kookie.
El azabache retiro la llave de la cerradura dejando que el morenito entrara primero quien soltó un sonido impresionado por la gran y linda decoración.
-Hay una sorpresa, -dijo el azabache caminando detrás del Omega quien comenzó a caminar de un lado a otro rápidamente observando todo.
Jeon sonrió al compararlo con un pequeño cachorro inquieto.
-¿Qué es?- dudo acercándose al azabache, este empujó el interior de su mejilla con su lengua en un acto sensual.
-La piscina está completamente limpia y llena, -le respondió y el contrario frunció el ceño levemente.
-¿La usaran tus invitados?- preguntó el Omega.
-No, -rió -La usaremos nosotros, -le dijo con su voz seductora.