✧ Después de experimentar el sentimiento de la felicidad con Jungkook, le daba igual como fueran sus tratos hacía él.
Porque después de todo, con Jungkook, siempre sería feliz, o al menos eso era lo que le había prometido.
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Se ponía feliz, le ponía alegre, era la primera vez que un Alfa le trataba bien y no lo quería doblegar ni controlar con solo su voz. Se sentía feliz cuando sabía que volvería a verle, aunque le había repetido millones de veces que no le tomara cariño, que solo era falso.
¡Pero no lo podían culpar! Primer Alfa que le hablaba bien, que le trataba bonito, ¡incluso le compraba peluches! Además que estaba guapísimo el hombre, se moría cuando lo observaba o cuando acariciaba sus piernas. Le resultaba difícil no sentir atracción por el azabache.
Pero tampoco quería admitir que le gustaba Jungkook, aunque sentía una gran atracción hacia el, le gustaba, lo admitía completamente, le gustaba demasiado.
Cambiamos de tema. Jeon tomo su teléfono, recargado fuera de su auto, marco el número siendo atendido inmediatamente.
"Hola, señor Jungkook..."
Escucho del otro lado de la línea y rodó sus ojos con una sonrisa.
—Te oyes decaído, ¿Por qué?– cuestionó Jungkook al escuchar la voz tan baja con la que habló.
"¡N-no! No lo estoy"
—¿Todo bien? –volvió a preguntar. —Algo que quieras contarme.
"No. Estoy bien, señor"
Jeon río al escuchar las risas que soltaba el Omega, asegurando que estaba bien. —Oye, ya estoy afuera, te estoy esperando.
"¿D-del restaurante?"
Hizo un sonido de afirmación. —Date prisa.
"Oh, si, solo voy a buscar mi bolso No tardó nada. "
Volvió a soltar un sonido de afirmación para después escuchar como el chico se soltaba a correr y después la llamada ser terminada.
—Hola, buenas noches señor Jeon, –saludo una voz femenina.
El Alfa levantó la mirada al escuchar la delgada voz, sonrió algo forzado. —Hola, buenas noches.
—¿Por qué está acá afuera y no adentro del restaurante?– preguntó curiosa la fémina pasando un mechón de su cabello rojo detrás de su oreja.
—Tengo prisa, y solo estoy esperando a alguien, así que me marcho, en cuanto salga.
La Omega asintió y sus mejillas se tiñeron por instinto al tener la mirada del Alfa haciendo contacto visual con él. Ambos se sonrieron. Y la chica se sintió morir, y solo suspiro bajo.
—Sabe, –soltó acercándose al pelinegro, quien le miro confundido. —Usted de verdad es muy apuesto...
Jungkook frunció el ceño al escuchar eso, retrocedió cuando la chica comenzó acariciar su brazo.
