El chico con ojos celestes y cabello oscuro pasó sus dedos sobre aquel ventanal; observaba a la chica de cabellos largos y castaños que estaba al otro lado de el.
—Recuerdame porqué estamos aquí. —pidió entonces el príncipe, aún observando a la chica, pero, a la espera de la respuesta por parte del Demonio detrás de él.
—Joven Amo, el Señor está muy molesto; me ha pedido que le de un recado, su castigo...
—Me importan miles de infiernos ese castigo. —espetó el chico— ¿piensan, a caso, que eso me va a detener?
—Él y el Señor de arriba llegaron a un acuerdo. Su castigo comenzará cuando vaya al juicio; si usted no va por voluntad propia, lo obligarán. Por favor, evite más problemas.
—¿Porqué debería ir? —el chico se volteó entonces para darle una mirada de burla—, ¿a caso, los Ángeles y los Demonios se unieron para darme un castigo eterno, se unieron sólo por mi? Uf, que lindos.
—No estoy bromeando. Nada de esto es un juego.
—Y yo tampoco estoy bromeando. —señaló a través de la ventana— ¿ves eso? ¿Ves quien está ahí afuera? Lo que siento es mucho más fuerte que cualquiera de sus miserables castigos. ¿Quieres que vaya contigo para que, tu amado Señor, te reconozca como buen guardián? Perfecto. Vamos. Pero que conste... Que tal vez sientas vergüenza.
—¿Pagará tan caro por todo lo que ella ha hecho? ¿Incluso por lo que le hizo a usted? ¿No tiene dignidad?
—Tú sigues detrás de tú Señor, tu "Amo". Incluso sabiendo que no eres su favorito. Por favor, no me hables de dignidad.
—Siglos de castigo. ¿Sólo por ella? ¿No tiene miedo de aquello que pasará al final?
—Cuando de ella se trata; los miedos no existen.
El señor Guardián caminó entonces a la puerta, decidido a tomar medidas extremas. Sin embargo, antes de salir, se volvió hacia el joven príncipe, para así, plantearle el castigo que lo perseguiría a lo largo de su inmortalidad.
—Pasarán siglos. Y verá morir a todos aquellos seres que a lo largo del tiempo, se volverán importantes para usted. Podrá hacer milagros, podrá hacer todo aquello inimaginable; tendrá vida eterna, ningún mal físico lo afectará; sólo aquel, que llaman incurable. Aquel mal que permanece con usted por la eternidad. Se llenará, probablemente, de riquezas. Jugará con la vida, con ciertos límites. Pero entonces, se dará cuenta, en algún punto de su interminable vida, de que desearía estar en los pozos del infierno pagando su condena. Tendrá de todo, ciertamente; pero jamás la tendrá a ella.
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SNOW [S.S #05].
RomanceLa historia continúa. El último castigo. La última reencarnación. Todo cambiará... y no precisamente para bien. Quinto libro de la Saga Sangrientos. Por favor, no copies un trabajo que fue hecho con esfuerzo, pon de tu propio esmero y usa tu imagina...