Doble actualización. 7w7
Me acomodé en mi silla, dejando de comer, y fijé mi mirada en la de él.—Sí. ¿Sabes qué, o quién es? Lo he escuchado hablar sobre ella, pero cada vez que pregunto me batea. Y me molesta, estoy harta de eso.
—La conozco perfectamente. Pero, ¿por qué te interesa tanto saber sobre ella? —interrogó, inclinándose hacia delante.
—Curiosidad. —respondí, encogiéndome de hombros— Oye, estoy llena. ¿Te lo quieres comer?
Asintió, murmurando algo raro, y me quitó la taza. Echó lo restante en la suya, y siguió comiendo.
Tenía mi teléfono a un costado de mi pantalón, y sonó repetidas veces; mensajes de texto, que ignoré.
Pasó un momento silencioso, en el que me centré en observarlo comer. Luego, cuando terminó sus fideos y solo quedaba algo de líquido en su vaso, me miró.
—Ella es parte de la historia que debo contarte. —dijo, algo cortante— Aún no, pero pasará.
Mi teléfono siguió sonando, y él lo miró, burlón.
—Deberías contestar.
Bufé, y obedecí. Lo revisé por encima y eso fue suficiente para que el miedo se expandiera por mi pecho.
Mierda, mierda, mierda.
—¿Qué pasó? Tu cara me asusta. —balbuceó Snow.
Tragué en seco y lo miré.
—Mamá está en casa.
—¿Eira?
—La misma.
—Qué pelotas que tiene, ¿eh? Venir cuando la tienen en cacería. —silbó mientras recogía los trastes.
Yo movía mi pie con frenesí pensando en qué hacer. Me levanté; escondí mi teléfono por dentro de mi pantalón y lo miré decidida.
—Iré a casa para ver qué quiere, supongo que me avisó con un propósito. —aspiré todo el aire que pude, armandome de valor. Pues era posible que me lastimara.
—¿Quieres que vaya contigo? —preguntó, terminando de lavar y secándose las manos con un trapo.
—No, no. Será peor, yo iré y si la cosa se pone fea llamaré a Jack. —dije, segura y confiada de mi hermano.
—¿Estás segura? Él...
—Sé la situación pero, cuando se trata de ella estoy más que segura de sí me salvará. Tranquilo, estaré aquí rápido, ¿vale? ¿me puedes llevar?
—Sí... sí, vamos.
Miré un segundo mi atuendo; jeans, camisa blanca de tirantes, y bailarinas. Estaba bien, respiré de nuevo intentando calmar mi corazón desbocado. Y salí de la casa junto a Snow. Me abrió la puerta de su Audi negro del lado del copiloto, y él entró por el otro lado. Mientras manejaba, cada vez que se acercaba más a mi casa, más me espantaba.
—Déjame una cuadra antes, para que no se dé cuenta, por favor. —le pedí, con la mirada clavada en la carretera.
El asintió, y siguiendo mi pedido, estacionó una cuadra antes.
Sentí que el auto se movía mientras caminaba, alejándose. Pero me lo tomé como que respetaba mi espacio, y aproveché el corto camino para prepararme.
Te va a golpear.
Te va a insultar.
Te va a lastimar.
Antes de entrar a la casa, le mandé un mensaje a Jack. Dos, realmente. Diciéndole que mamá estaba en casa y que, lo necesitaba con urgencia.
No me falles, por favor.
Lo volví a esconder, asegurandome de que no se viera ni un poco, en caso de emergencia.
Inhalé aire y metí la llave en la cerradura. Efectivamente, estaba abierta. Entonces pensé un milisegundo en Athen, de seguro no estaba en casa cuando la loca de mi madre llegó, y entonces, ya no tenía razones para regresar.
La casa estaba en completo silencio, y eso me asustaba mucho, mucho más. Acomodé mis gafas encima del puente de mi nariz y mordí mi labio. Toqué mi mejilla interior con la punta de mi lengua.
—¿Mamá? —mi voz fina e ingenua hizo eco por la estancia.
Unos tacones sonaron, escalón por escalón, el viejo mármol resonó.
—Ángeles. —su voz melosa me llamó, aumentando mi pulso— ¿Dónde estabas?
—Fui a comprar algo. —respondí de inmediato— Pero el dinero no me alcanzó así que no traje nada. ¿Y eso... que viniste? ¿Pasó algo?
—¿Acaso no puedo venir? —cuando llegó al segundo escalón, se frenó,— ¿Dónde está Jack?
—No lo sé, madre. Tengo tiempo que no lo veo, tal vez está en la universidad. —mentí, jugando con mis manos detrás de mi espalda.
—Ven acá. —me llamó, yo tragué, y comencé a caminar, sintiendo el miedo correr por mis sistema.
A penas tuve unos centímetros cerca de ella, me tomó por debajo del cuello, clavando sus uñas rojas horrendas, y me atrajo hacia ella. Solté un chillido de impresión y dolor, y desvíe la cara. Su nariz rozó mi clavícula y mi mandíbula.
—Estás... mintiendo.
—Mami...
—¡Eres una zorra mentirosa!
Me tomó por ambos hombros y me lanzó del lado contrarío, caí en los escalones, y ella, toda una fiera, frente a mí.
—¡¿Dónde estuviste?! —gritó, yo cerré los ojos, logrando solamente negar. Cerró sus ojos, ámbar, y luego los volvió a clavar en los míos azules—. Sube, cariño. Es hora del castigo.
Subí corriendo a mi habitación y cerré la puerta de golpe, saqué mi teléfono con una rapidez increíble y le marqué tantas veces pude a Jack. La contestadora. El buzón de voz.
—Jack, ven rápido por favor, ¡mamá está aquí!
Seguí marcando, hasta que escuché los tacones mamá entrar en la estancia.
—Haz sido una chica muy mala, Ángeles. Estoy segura de que no te crié así. Creo... creo que deberías aprender ahora, ¿no?
Jack jamás contestó.
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SNOW [S.S #05].
RomanceLa historia continúa. El último castigo. La última reencarnación. Todo cambiará... y no precisamente para bien. Quinto libro de la Saga Sangrientos. Por favor, no copies un trabajo que fue hecho con esfuerzo, pon de tu propio esmero y usa tu imagina...