Joseph
Fuimos a la que era mi antigua habitación en casa de mis padres, todo estaba tal y como lo había dejado la última vez que estuve ahí, aún habían en la repisa algunas fotografías con Lindsay, de nuestros mejores momentos, ella tomó una, suspirando, extrañando.
—Aún recuerdo esto, como si hubiese sido ayer.... —Dirigió su mirada a mis ojos.
—¿Por qué me robaste y huiste? —La miré, serio, furioso, recordando aquel día que recibí la llamada de James, Lindsay había tomado un avión, sin avisar. Con 30 millones de dólares que robó de mi caja fuerte.
—Estaban amenazándome, yo no quería hacerlo pero no quería que dañen a mi familia, no toqué ni un solo peso. —Sus verdes ojos se envolvieron en una capa de lágrimas.
—Y preferiste hacerlo en vez de decirme.... mira, no te guardo rencor, pero no te quiero cerca de mi, así que vete de esta casa, ya no eres bienvenida aquí.—Provoqué que aquellas lágrimas atoradas, salgan y recorran sus mejillas.
—Le entregaré el dinero a James. —Susurró.
—Consérvalo. Quizá puedas usarlo para irte lejos. —Bajó la cabeza.
—Sigo amándote.—Me miró, como solía hacerlo, esa mirada que antes hacía que pierda la consciencia, que corriera a sus brazos, que me someta.
—Vete.—Repetí. Ella salió de la habitación, limpiando sus lágrimas.
Larah
Joseph dijo que volvería en un momento, pero aún no veía señales de él, me encontraba platicando con Jillian, su hermana. Casi no escuchaba lo que me decía, aún esperaba que Joseph bajara de esas escaleras, se había ido con ella......
—Te admiro por soportar a mi hermano, puede ser odioso algunas veces—Decía, asentí. Concentrándome en aquellas escaleras, esperando verlo bajar, Jillian lo noto, Lindsay empezó a bajar las escaleras, saludando a algunas personas de la familia de Joseph, al parecer también la conocían. Jillian noto mi enojo. —Si todos aquí supieran lo que le hizo a mi hermano, seguramente la echarían, pero él no quizo decirle a nadie más que a mi, la protegió de la policia. —Dijo Jillian.
Joseph bajó detrás acomodando su corbata, serio. Seguramente la metió ahí para follarla, después de todo es lo único que le importa de las mujeres.
—¿Sabes donde está James? Creo que necesito irme Jillian. —Dije.
—En la entrada, junto con los demás de seguridad. ¿Te irás tan pronto? —Preguntó.
—Si, mañana tengo que ir a la universidad y..... cosas que hacer, despídete de Joseph por mi. —Me levanté de la mesa, Joseph estaba distraído con un par de amigos.
—¿Es por Lindsay que te vas, no? —Dijo Jillian.
—No, claro que no—Claro que si. Los padres de Joseph se acercaron a despedirse de mi.
—Nos encantó conocerte querida, sin duda nuestro hijo es feliz contigo. —Dijo su madre, y si, es tan Feliz que tiene que ir a revolcarse con esa mujer.
—Lamentó mucho tener que irme tan pronto, espero que tenga un feliz cumpleaños—Sonreí abrazando a su madre. Parece que si le agradé.
Me dirigí a James, le pedí que me lleve a casa.
—El señor Joseph dijo que se iría con usted señorita—Dijo.
—Él quiere quedarse más tiempo, yo tengo unos compromisos mañana. Dijo que tú me lleves a casa.—Soné convencida, James me creyó y nos dirigimos al auto, bloqueé a Joseph de mi teléfono. No quería escucharlo, no quería verlo.
Veinte minutos después llegué a casa, fui hasta mi habitación y me quité ese vestido, poniéndome una cómoda pijama, cepillé mis dientes y até mi cabello en una coleta. Mi cabeza me torturaba con imágenes de Joseph y esa chica, imaginándome lo peor.
Lo sabía perfectamente, solamente estaba bajo un contrato con él, cuando firmé, sabía perfectamente a lo que me atenía. Miré por la ventana, James estaba dentro de su auto, haciendo guardia a las afueras de mi casa, me preguntaba a qué hora iba a irse a dormir.... no tardó mucho, recibió una llamada y se fue de ahí, yo estaba consciente de que cuando Joseph se dé cuenta de mi ausencia en la fiesta y de que lo bloqueé del celular, vendrá a buscarme, así que guarde un poco de ropa en un bolso y tomé mis cosas para la universidad, me cambié de ropa y me dirigí en mi auto a casa de mis padres.
—¿Todo en orden cariño?—Dijo mi padre, preocupado y con razón, eran las doce treinta de la madrugada.
—Solo los extrañaba, me preguntaba si podía quedarme aquí esta noche. —Dije.
—Claro que si cariño. Es tu casa, eres bienvenida siempre.—Me abrazó, mi padre era tan predecible, podía imaginarme lo que pasaba por su cabeza ahora, le preocupaba que algo me pasará y si... cada vez que quiero huir de mi realidad vengo a refugiarme con ellos.
Joseph
Bruce y Cameron conversaban sobre nuestros planes de un viaje en vacaciones, me distraje tanto que no noté que Larah ya no estaba en la fiesta, me dirigí a Jillian.
—¿Dónde está Larah? —Estaba enojado, sabe perfectamente que no puede desaparecer sin avisar.
—Se fue, muy molesta cuando te vio irte con esa ladrona.—Cruzó los brazos.
—No hablaré de eso contigo ahora. —Dije dirigiéndome a la salida, Larah va a tener problemas por esto.
James respondió, Larah le había pedido que la llevara a su casa, con la excusa de la universidad.
—Gracias James, ya debes ir a descansar—Colgué el teléfono, conduciendo a toda velocidad a casa de Larah. Ella no estaba, no estaba su auto y la luz de su habitación estaba apagada, aún así decidí bajarme del auto, toqué el timbre. Su prima, Ana abrió la puerta. Casi dormida. Parece que la desperté.
—Lamento la hora. ¿Está Larah aquí? —Negó con la cabeza.
—Creí que estaba contigo—Estaba confundida.
—Discutimos y... se fue. La buscaré—Dije, despidiéndome de la amable chica. Volví a llamarle a James, él dijo que Larah había entrado a su casa, seguramente se fue cuando James no estaba.
Intenté llamarla a su móvil pero me había bloqueado, decidí irme a casa, sabía dónde buscarla mañana, en su universidad.
Larah va a escucharme.