1.30 Descubierto

34.4K 1.6K 164
                                        

Larah

Mi padre llamó, llegaría tarde a la junta.

Tomé fuerzas y me levanté para vestirme, fui hacia la empresa.

La junta terminó. Los socios comenzaron a irse satisfechos por los resultados.

—Sabía que no ibas a decepcionarme hija, estoy orgulloso de ti. —Dijo mi padre, sonreí.

—Gracias papá. —Dije, el me miró.

—A ti algo te pasa. —Dijo.

—Estoy bien. —Dije.

—Hija..... te conozco tan bien. Sabes que puedes decirme si ocurre algo. —Dijo.

—Todo está en orden. —Dije. Él exhaló.

—Bueno, en ese caso, tengo que irme. Nos veremos pronto cariño. —Dejó un beso en mi cabello, sonreí un poco.

Joseph era el único que no se había ido de la sala de juntas, se acercó a mi.

—A mi si me vas a decir que es lo que te pasa Larah, que tienes. —Dijo quitando aquel mechón de mi cabello. Me miró.

—Estoy bien... solo.... solo quiero que me abraces. —Dije, el Sonrío. Me rodeó con sus brazos.

—Estaba pensando en ir por nuestra hija al colegio, juntos. Quiero que pasemos el día como una familia. —Dijo. Asentí.

Lo hicimos. Ximena estaba más que feliz con su papá, pero yo.... apenas podía sonreír.

No salía de mi cabeza la imagen de Santiago.

Joseph

Jillian me escribió un mensaje, estaba invitándonos a su casa a comer, con su nuevo novio. Dijo que seria sorpresa para él, Larah y yo aceptamos.

Larah

—Amor... ya dime que te pasa. Se que te ocurre algo. —Dijo Joseph acariciando mi mejilla mientras el chofer conducía. Nuestra pequeña dormía acurrucada en el pecho de su padre.

—Estoy bien.... —Dije.

—¿Es por que le estás ocultando a Santiago Lo nuestro verdad? —Dijo.

—No... no. Estoy bien. —Lagrimé, Joseph limpió mi lágrima mirándome a los ojos. Enfurecido. El maquillaje se corrió un poco dejando al descubierto aquel golpe.

—¿Qué es esto Larah? —Dijo. Serio. Enojado, intentando controlarse.

—No es nada, solo... me caí. —Susurré sin mirarlo.

—No me mientas, no soy estúpido. Dime quien te hizo esto Larah. —Me tomó del mentón obligando a nuestras miradas a juntarse.

—Prométeme que no harás nada. —Lo miré.

—Dime. —Notaba su expresión, estaba muy enojado. Pero.... no pienso callar.

—Santiago vio... vio las marcas que me dejaste y.... me golpeó. —Lagrimé.

—Voy a matar a ese desgraciado. Voy a matar a ese hijo de puta. —Dijo Joseph apretando el puño.

—No, no hagas nada, por favor. Él.... él es peligroso. Tengo miedo de que le haga algo a nuestra hija. —Dije.

—No voy a permitirlo, ya no vas a regresar a esa casa con el Larah. —Dijo acariciando mi mejilla.

—No quiero regresar... él... él también abusó de mi. —Sollocé. Joseph me miró.

—Va a pagar por lo que hizo, te lo juro Larah. No descansaré hasta que ese cobarde tenga su merecido. —Dijo,Abrazándome, sin soltar a nuestra pequeña hija que comenzó a despertar.

—¿Ya llegamos con la tía Jillian? —Preguntó nuestra pequeña bostezando.

—Creo que no iremos mi amor, tú mamá no se siente bien y tenemos unos asuntos que resolver. —Dijo Joseph. Su chofer detuvo el auto.

—No, no. Vayamos. Jillian está muy emocionada con esto.... ya tendremos tiempo para resolver eso. —Lo miré.

—Si Papi, yo también quiero ver a la tía Jillian, por favor. —Mi hija lo miró con aquella carita que ponía cuando quería algo, Joseph le sonrió.

—Está bien mis amores. —El chofer continuó con el camino, ya no nos quedaba mucho para llegar a casa de Jillian.

Santiago

—Vaya cariño hiciste comida para los dos ¿o para mil personas? —Reí besando a Jillian.

—Vas a ver qué todo te va a gustar. Lo preparé especialmente para ti. —Me besó.

—No debiste hacerlo. No es ninguna ocasión especial ¿o si? —Sonreí.

—Ya verás que si será una ocasión especial. Por qué.... desde que te conocí todos los días son para celebrar. —Dijo acariciando mi pecho. Sonreí.

El timbre sonó.

—¿Esperas a alguien? —Pregunté pegándola a mi.

—Ya lo verás. —Sonrío emocionada, dejando un pequeño beso en mis labios. Ambos nos dirigimos a la puerta, Jillian abrió.

Larah

—¿La Tia Jillian tiene juguetes? —Preguntó Ximena. Ambos Reímos.

—No, pero le encantará jugar contigo. —Dijo Joseph tocando el timbre. Recogí a Ximena en mis brazos.

Jillian abrió.... con Santiago. Joseph apretó el puño.

—El es Santiago, mi novio. —Dijo Jillian sonriente, Santiago Se volvió completamente pálido.

—¡Hijo de puta! —Levantó la voz Joseph, estrellando su puño en el rostro de Santiago.

Mierda.

TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora